Cómo las microinfidelidades ponen a prueba tu relación de pareja (y cómo detectarlas)
Estos actos están en una especie de vacío legal en una relación pero pueden acabar con todo el amor que haya
El tema de la infidelidad es algo complejo, ya que cada pareja pone sus propios límites, y cada persona, por otra parte, tiene una opinión diferente respecto a poner los cuernos. Pero sea como fuere, hay unas teorías básicas aplicables a la mayoría de relaciones sentimentales. Esto es, que la infidelidad no debe cometerse en un noviazgo o matrimonio monógamo y convencional.
Esta claridad no se extrapola a las microinfidelidades, las cuales parecen estar en una especie de vacío legal sentimental. Vemos a continuación qué son y cuáles son las más comunes en España.
Qué son las microinfidelidades y cómo detectarlas
Las microinfidelidades son «pequeños gestos que no llegan a ser una infidelidad evidente, pero sí son conductas que hacen ver que, de alguna manera, coqueteas con otra persona», describe Ana Sierra, psicóloga y sexóloga, en Welife. Para que te hagas una idea más clara, te ponemos algunos ejemplos de lo que sería cometer una microinfidelidad:
- Tener chats íntimos con otras personas que no son la pareja habitual.
- Intercambiar con otras personas mensajes ambiguos.
- Enviarse fotos sexuales o comprometidas.
- Coquetear con otras personas.
- Escribirse con alguien a todas horas.
- Darse los buenos días y/o las buenas noches de forma habitual.
- Mentir u omitir que estás en una relación en redes sociales o en tu entorno.
- Mentir a la pareja sobre lo que haces.
- Ocultar tu móvil a tu pareja.
- Reconectar con alguien del pasado y no contárselo a tu pareja.
¿Cómo afectan estos comportamientos en la pareja?
El problema de las microinfidelidades es que no hay marco claro sobre lo que es correcto o lo que no, aunque la mayoría sabemos lo que toleraría nuestra pareja o lo que le haría daño. Por ejemplo, coquetear o tontear con una persona puede sentarle muy mal a tu pareja, aunque no se considere una infidelidad como tal.
Pero ¿hacen daño a la relación? «Sí, de una manera más inconsciente porque es algo que te chirría dentro de tu pareja, pero que no ves del todo claro. Esto puede generar celos, y esos celos vienen acompañados de miedo a ser abandonados, a no ser los elegidos o a perder a la otra persona», asegura Sierra.
Además, al margen de que el comportamiento que se considera microinfidelidad sea malintencionado o no, los celos que puede generar una situación «violenta o tóxica», ya que «es muy probable que la persona que lo hace no se dé cuenta de esa posible infidelidad».
Cuáles son las más comunes
El último estudio de Gleeden profundiza en estas actitudes entre 1.657 españoles y españolas que se consideran infieles y, curiosamente, aunque la mayoría de ellos (el 80%) no ha oído hablar nunca de microinfidelidades y no son conscientes de ello, resulta que el 86% comparte fotos íntimas y/o sexuales con otras personas que no son su pareja habitual.
Asimismo, más de la mitad de parejas (el 55%) no ha hablado nunca entre ellos los límites o acciones que considerarían una infidelidad, y el 13% afirma haberlo hablado muy pocas veces. Es decir, solo el 32% de parejas pone límites en lo que pueden considerar una infidelidad entre ellos.
De hecho, el 79% de los encuestados afirma tener chats íntimos con otras personas. En este marco, resulta que prácticamente la mayoría de infieles (el 94%) ha borrado mensajes, llamadas o historial de navegación para ocultárselo a sus parejas y el 57% de infieles oculta el móvil a sus parejas habituales, normalmente porque tienen contactos o conversaciones que no quieren que vean.
Pero cabe destacar que el 83% va con la verdad por delante y nunca se presenta como solteros cuando llevan a cabo microinfidelidades o infidelidades en general. En este marco, destaca que un 28% afirma atreverse a coquetear con otras personas delante de su pareja habitual.