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¿Por qué nos hemos convertido en una sociedad frágil? Lo explicó Marian Rojas

En la era de la gratificación instantánea, nos encontramos inmersos en una cultura del consumo desenfrenado

¿Por qué nos hemos convertido en una sociedad frágil? Lo explicó Marian Rojas

Marian Rojas Estapé | @marianrojasestape

Nos hemos vuelto adictos a la satisfacción instantánea, buscando constantemente estimulación y entretenimiento sin pausa ni reflexión.

Esta adicción al placer rápido ha erosionado nuestra capacidad de atención y concentración, dejándonos incapaces de comprometernos profundamente con cualquier actividad o experiencia.

¿Por qué no somos capaces de comprometernos?

En este torbellino de consumo rápido, según Marian Rojas Estapé, reconocida psiquiatra y escritora española, hemos perdido de vista lo que realmente necesitamos en la vida.

Nos encontramos constantemente bombardeados por una avalancha de estímulos externos: desde las redes sociales hasta las plataformas de streaming, todo está diseñado para captar nuestra atención y mantenernos enganchados.

«Esta constante estimulación ha creado una sociedad frágil y sobreestimulada, donde incluso el más mínimo inconveniente o molestia puede desencadenar una reacción exagerada», afirma la experta. Y es que nos hemos vuelto incapaces de tolerar la incomodidad o el aburrimiento, buscando constantemente distracciones para llenar el vacío en nuestras vidas.

«Esta necesidad compulsiva de consumo instantáneo ha tenido graves consecuencias en la salud mental y bienestar emocional de muchas personas. Nos encontramos atrapados en un ciclo interminable de gratificación instantánea, sin tomarnos el tiempo necesario para reflexionar sobre nuestras acciones o considerar las repercusiones a largo plazo» añade Rojas.

¿Qué diagnósticos da Rojas para la sociedad actual?

En su nuevo libro Recupera tu mente, recupera tu vida, Marian Rojas aborda tres diagnósticos fundamentales sobre la condición mental y emocional de la sociedad contemporánea.

Primer diagnóstico: intoxicación de cortisol

Marian Rojas identifica que estamos saturados de cortisol, la hormona del estrés que se activa en momentos de amenaza.

Esta activación no solo ocurre en situaciones de peligro físico inminente, como ser robado o enfrentarse a un desastre natural, sino también en situaciones de amenaza emocional, como una ruptura sentimental.

El problema es que el pico de cortisol se activa tanto en situaciones reales como imaginarias, lo que lleva a una intoxicación crónica de esta hormona.

Esta intoxicación conduce a la inflamación y bloqueo de la corteza prefrontal, encargada de funciones como la atención y la empatía, sumergiendo a la persona en un estado constante de supervivencia y dificultando la reflexión adecuada.

Segundo diagnóstico: intoxicación de dopamina

Según Rojas la dopamina, conocida como la hormona del placer, es esencial para la motivación y la recompensa. Sin embargo, en la sociedad contemporánea, estamos saturados de dopamina debido a la sobreestimulación de actividades placenteras como el sexo y la comida, así como la exposición a drogas y estimulantes.

Este sistema de recompensa desequilibra la dopamina en el cerebro. Para contrarrestar este exceso de placer, el cerebro activa el dolor como mecanismo regulador, generando una lucha constante entre el placer y el dolor.

«En un intento de evitar el dolor, se busca constantemente la dopamina, ya sea a través de drogas tradicionales o lo que ahora se consume a través de los ojos, que son todas las redes sociales existentes, también videojuegos o porno».

Estos dos diagnósticos ofrecen una perspectiva profunda sobre cómo la sociedad contemporánea se ha visto atrapada en un ciclo de estrés crónico y gratificación instantánea, destacando la importancia de abordar estos desafíos para recuperar la salud mental y emocional.

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El tercer diagnóstico: reconfigurando la dopamina

En la búsqueda por comprender y abordar los desafíos de la adicción, Marian Rojas nos presenta un tercer diagnóstico crucial: la necesidad de reconfigurar:» las carreteras de la dopamina en el cerebro».

«Cuando una persona se encuentra atrapada en una adicción, ya sea a una droga, a la tecnología o a cualquier otra forma de gratificación instantánea, los placeres cotidianos de la vida pierden su brillo» afirma.

Actividades que solían traer alegría y satisfacción, como pasar tiempo con la familia, quedar con amigos o disfrutar de un evento deportivo, ya no generan el mismo placer. En su lugar, la única prioridad es satisfacer la necesidad de la droga o la conducta adictiva.

Sin embargo, Marian Rojas nos ofrece un rayo de esperanza al explicar que es posible reconfigurar estas carreteras de la dopamina en el cerebro.

¿Cómo volver a recuperar el control?

Al reducir gradualmente el consumo de la droga o la conducta adictiva, se pueden reactivar los receptores de dopamina y modificar las vías neuronales que han sido alteradas por la adicción. Este proceso es gradual y requiere tiempo y esfuerzo, pero es posible.

Al reactivar estas carreteras de la dopamina, las personas pueden comenzar a experimentar nuevamente el placer en las actividades cotidianas, encontrando satisfacción en las pequeñas cosas de la vida.

Es un proceso de recuperación lento pero significativo, que ofrece una nueva perspectiva sobre cómo superar las adicciones y recuperar el control sobre nuestras vidas.

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