Pesarse bien: cuándo y cómo debes hacerlo para que sea útil enfrentarse a la báscula
Como en todo lo que tenga que ver con la salud, lo más conveniente es tener una rutina bien definida
Pesarse correctamente es fundamental para llevar un control real de nuestro peso, independientemente del objetivo que tengamos en mente. Ya sea para mantenernos dentro de un rango saludable o para medir los avances en un proceso de pérdida de peso, enfrentarse a la báscula de manera adecuada es clave para obtener datos precisos. Esta práctica no debería ser motivo de estrés ni de obsesión. Más bien una herramienta que nos ayude a comprender mejor nuestro cuerpo y su respuesta a la dieta y al ejercicio. Pesarse bien no se trata de someterse a la tiranía de los números. Todo lo contrario: entender qué sucede en nuestro organismo y cómo responder a ello.
Muchas personas asocian la báscula con la presión social para mantener un cierto peso. A menudo, esto puede llevar a una relación complicada con este dispositivo. Sin embargo, utilizarla de manera adecuada y con un enfoque positivo puede ser útil para llevar un seguimiento honesto y realista de nuestra salud. El objetivo no es fomentar la gordofobia ni la obsesión por adelgazar. Se trata de aprender a utilizar la báscula como una herramienta más en nuestro arsenal de salud y bienestar. Cuando se hace bien, pesarse puede ofrecer una visión clara y objetiva de nuestra evolución física.
En este sentido, es esencial que el acto de pesarse se realice con conocimiento y sin prejuicios. Comprender que las cifras en la báscula son solo una parte de la historia y que deben interpretarse dentro de un contexto más amplio es crucial para evitar malentendidos y frustraciones. Pesarse correctamente puede proporcionarnos información valiosa que nos permita ajustar nuestras rutinas y hábitos de manera consciente. Solo así mejoraremos nuestra salud y bienestar a largo plazo, algo de lo que hemos hablado en THE OBJECTIVE.
Entendiendo tus fluctuaciones de peso
El peso corporal no es una cifra estática; fluctúa a lo largo del día y de la semana debido a una variedad de factores. Estos cambios pueden deberse a la dieta, el ejercicio físico, los ciclos hormonales y el uso de ciertos medicamentos. Por ejemplo, un día en el que consumas más sodio o carbohidratos de lo habitual puede llevar a una retención de líquidos, lo que se reflejará en un aumento temporal de peso en la báscula. Esto no significa necesariamente un aumento de grasa corporal, sino simplemente una variación normal relacionada con el agua que el cuerpo retiene.
El ejercicio físico también juega un papel importante en las fluctuaciones de peso. Después de una sesión intensa de entrenamiento, es posible que notes un aumento en la báscula debido a la inflamación temporal de los músculos y la retención de líquidos. Por otro lado, la pérdida de peso después de hacer ejercicio suele estar relacionada con la pérdida de agua a través del sudor. Algo que se puede revertir una vez que te rehidrates. Por lo tanto, es importante entender que el peso en la báscula no siempre refleja cambios en la composición corporal. Importantísimo para entender que hay fenómenos como el aumento de la masa muscular o la pérdida de grasa que influyen.
Los factores hormonales, especialmente en las mujeres, pueden influir significativamente en el peso. Los ciclos menstruales, el embarazo y la menopausia son etapas en las que las hormonas pueden causar variaciones en la retención de líquidos y, por ende, en el peso. Además, algunos medicamentos, como los corticosteroides, pueden provocar un aumento de peso temporal. Entender estas fluctuaciones es esencial para interpretar correctamente lo que vemos en la báscula y evitar conclusiones precipitadas que puedan llevar a decisiones de salud inapropiadas.
Cómo pesarse bien: las cuatro claves
Para obtener mediciones precisas y útiles, es importante seguir ciertas pautas cuando te pesas. En primer lugar, la frecuencia es clave: lo ideal es pesarse semanalmente, eligiendo siempre el mismo día de la semana. Esto reduce la posibilidad de que las fluctuaciones diarias afecten tu percepción del progreso. Preferiblemente en viernes, pues es el día que no vamos a arrastrar posibles excesos del fin de semana –como sí pasaría el lunes–. También hay estudios que avalan las bondades de las básculas digitales frente a las básculas analógicas. En este sentido, para comprobar que funcionan correctamente, basta con colocar sobre la báscula un peso que sepamos que es fijo –como el de una pesa– para saber que está bien ajustada.
Además, es importante que te peses a la misma hora cada vez, preferiblemente por la mañana, justo después de despertarte y de haber ido al baño, y antes de desayunar. Esto asegura que las mediciones sean lo más consistentes posible, sin la influencia de la ingesta de alimentos o líquidos.
El entorno y el equipo que utilizas para pesarte también juegan un papel crucial. Es recomendable usar siempre la misma báscula y asegurarte de que esté bien calibrada para evitar discrepancias en las mediciones. Asimismo, es importante pesarse descalzo y con la menor cantidad de ropa posible, o al menos usar siempre la misma ropa ligera, para que el peso de la vestimenta no interfiera con la lectura. Estas prácticas, aunque sencillas, pueden hacer una gran diferencia en la precisión de las mediciones y, en última instancia, en cómo interpretas tu progreso.