Lo que sucede cuando pierdes estrógenos: los cambios hormonales que hay más allá del sexo
Aunque siempre haga más ruido la vida sexual, la realidad de este descenso afecta a muchos niveles

Una mujer en el médico. | ©Freepik.
Cuando se menciona la menopausia, es común que el foco se centre en cómo la disminución de estrógenos afecta la vida sexual y la libido de las mujeres. Sin embargo, esta perspectiva es limitada y no abarca la totalidad de cambios que experimenta el organismo femenino durante esta etapa. Los estrógenos, aunque denominados frecuentemente como hormonas sexuales, desempeñan roles fundamentales en múltiples sistemas corporales. Razón de más por la que comprender su descenso es más relevante –a todos los niveles– de lo que se suele pensar.
La menopausia marca el fin de la etapa reproductiva de la mujer y conlleva una serie de transformaciones hormonales. Estos cambios no solo influyen en aspectos sexuales, sino que también afectan funciones vitales como la salud ósea, cardiovascular y cognitiva. Ignorar estas repercusiones puede llevar a una infravaloración de síntomas que afectan significativamente la calidad de vida de las mujeres en esta fase. Algo de lo que hemos hablado en varias ocasiones en THE OBJECTIVE.
Lo cierto es que, además, se producen una serie de cambios acelerados en la menopausia en los cuales no siempre se encuentran razones a lo que está pasando. Limitar así el suceso a que esos cambios de humor, por poner un ejemplo, no tienen una vinculación química es hacer un flaco favor a la realidad. Por este motivo, entre otras razones, conviene tener claro que estas variaciones no son simples caprichos ni cambios de pareceres.
Qué sucede cuando se pierden estrógenos
Siempre es importante saber, aunque suene a clase de biología, lo que de verdad sucede en nuestro cuerpo. En este sentido, los estrógenos son hormonas esteroideas producidas principalmente por los ovarios. ¿Solo los ovarios? No, pues también en menores cantidades por las glándulas suprarrenales y, durante el embarazo, por la placenta.
Pero ¿por qué pensamos que los estrógenos solo importan a nivel sexual? Pues porque la realidad es que son fundamentales para el desarrollo y funcionamiento del sistema reproductor femenino. Esto incluye la maduración de los órganos sexuales y la regulación del ciclo menstrual. Además, influyen en la distribución de la grasa corporal, la salud ósea y la piel.
La producción de estrógenos no es constante a lo largo de la vida. Durante la pubertad, sus niveles aumentan, desencadenando el desarrollo de características sexuales secundarias. Sin embargo, al acercarse la menopausia, que suele ocurrir alrededor de los 50 años, la producción de estrógenos disminuye significativamente. Esta reducción puede comenzar años antes, durante la perimenopausia, y está asociada a síntomas como sofocos, sudoraciones nocturnas, irregularidades menstruales y cambios de humor.
Es importante destacar que los estrógenos no solo afectan la función sexual. Su influencia se extiende a múltiples sistemas del organismo. Por ejemplo, mantienen la densidad ósea al inhibir la resorción ósea, contribuyen a la elasticidad de la piel y regulan el metabolismo de las grasas, ayudando a mantener niveles adecuados de colesterol. Por ello, su disminución puede aumentar el riesgo de osteoporosis, provocar cambios en la piel y alterar el perfil lipídico, incrementando la posibilidad de enfermedades cardiovasculares.
De la memoria al aprendizaje: el más allá de los estrógenos
La influencia de los estrógenos en el cerebro es notable y a muchos niveles. Estas hormonas modulan neurotransmisores y promueven la plasticidad sináptica, procesos esenciales para la memoria y el aprendizaje. Estudios recientes han demostrado que niveles adecuados de estrógenos mejoran la función cognitiva, mientras que su disminución, como ocurre en la menopausia, puede asociarse a dificultades en la memoria verbal y la capacidad de aprendizaje.

Además, los estrógenos tienen un papel protector contra enfermedades neurodegenerativas. Se ha observado que la reducción de estas hormonas puede aumentar la vulnerabilidad a patologías como el Alzheimer. Esto se debe a que los estrógenos influyen en la supervivencia neuronal y en la respuesta al estrés oxidativo, factores clave en la salud cerebral.
La salud mental también se ve afectada por los niveles de estrógenos. Estas hormonas están implicadas en la regulación del estado de ánimo, y su disminución puede contribuir a la aparición de síntomas depresivos y ansiedad durante la menopausia. Por ello, es fundamental reconocer estos cambios y buscar estrategias, como la terapia hormonal o intervenciones psicológicas, para mitigar su impacto en la calidad de vida de las mujeres.