Ir al gimnasio para hacer ejercicio puede ser una muy mala idea, según un estudio
Una investigación ha revelado que acudir a un gimnasio para hacer ejercicio quizá no sea lo mejor
Una mujer en el gimnasio
Si necesitabas una excusa para desapuntarte del gimnasio, quizá ahora la tengas, aunque, como siempre te decimos, hay que coger las informaciones de los estudios con cautela, ya que lo que sirve para uno puede no hacerlo para otro. Sea como fuere, hoy nos vamos a centrar en la eficacia (o no) de acudir al gimnasio para hacer ejercicio físico.
Es innegable que la práctica de deporte y acudir al gimnasio para mantenerse en forma, eliminar estrés, desconectar a la vez que ayudas al cuerpo a activarse… trae de la mano consecuencias de lo más beneficiosas para la salud. De hecho, para prácticamente todo el mundo es sabido que un tiempo de ejercicio (adaptado a cada uno) al día, o varios días a la semana, resulta de lo más ventajoso para nuestros cuerpos y mentes.
Ahora bien, algo que seguramente no sea tan conocido, y que indica que quizá hacer deporte en un centro de fitness no sea lo más ideal. Te lo contamos en las siguientes líneas.
Por qué ir la gimnasio para hacer ejercicio puede ser una muy mala idea
Por lo general, esperamos que un sitio de fitness sea sano, pero, según un estudio publicado por Building and Environment, los gimnasios, por lo general espacios cerrados y con altos volúmenes de usuarios, suelen concentrar altos niveles de dióxido de carbono, así como también compuestos orgánicos y contaminantes perjudiciales para la salud de quienes practican deporte puertas adentro.
En este entorno, el usuario, que a priori piensa que está mejorando su salud y bienestar, aumenta su ritmo cardíaco durante la actividad física, lo que hace que su sangre necesite una mayor oxigenación, y por lo tanto, exhale aún más volumen de CO2.
¿Esto qué supone? Pues que el aire tenga una mayor concentración y condensación, y que los gases y partículas contaminantes permanecen más tiempo suspendidos en el ambiente mientras son respirados por los asistentes del gimnasio.
Además, el uso constante de las máquinas, pesas, cintas, etc. hace que se desprenda material particulado que acaba metiéndose en el riego sanguíneo, aumentando las posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular mientras se practica el deporte.
«Por lo que lo que en un principio hacemos con la intención de mejorar nuestra salud y bienestar, en realidad nos puede suponer problemas respiratorios y quizás otros malestares que pueden derivar en algo más grave con el paso del tiempo», aseguran los expertos de UAP.
Entonces, ¿qué hacemos?
Pero entonces, ¿cuál es la solución? ¿Cómo se podría mejorar la salud del deportista para asegurarle un mejor rendimiento y evitarle problemas más adelante? Pues, para empezar, lo ideal sería que los gimnasios contasen con ventanas abiertas al exterior, ya que el mencionado estudio demostró que «la mayoría de los gimnasios estudiados tienen ventilación insuficiente».
Lo segundo, es no obsesionarse con la información mencionada. Y lo tercero, podría ser combinar ejercicios en el gimnasio con actividad al aire libre.
