El inesperado y fácil ejercicio que puede contribuir a reducir el dolor de espalda
Quizá no tenga tan buena prensa como otro tipo de actividades, pero puede ser más provechosa de lo que parece
El dolor de espalda es una de las dolencias más comunes en la sociedad actual. Por desgracia, su prevalencia sigue aumentando debido a los hábitos de vida que hemos adoptado. Pasamos largas horas sentados frente a ordenadores, ya sea en el trabajo o en casa, lo que favorece la aparición de malas posturas. Tanto que buscamos soluciones mágicas en ejercicios para evitar el dolor de espalda. Este sedentarismo, junto con la falta de ejercicio físico regular y la propia dieta, debilita nuestros músculos. También reduce la flexibilidad, factores que incrementan el riesgo de este tipo de lumbalgias.
Además, el estrés y las tensiones diarias contribuyen significativamente a esta problemática. La carga emocional y el estrés crónico provocan que nuestros músculos se contraigan, especialmente en la zona lumbar y cervical. Estos factores, combinados con una alimentación inadecuada y el sobrepeso, crean un cóctel perfecto para el desarrollo del dolor de espalda.
No es la primera vez que se vinculan, evidentemente, pero sí vemos una abundante literatura científica que revela que ciertos ejercicios sencillos pueden ayudar. Algo que este reciente trabajo publicado en The Lancet demuestra. Espercialmente cuando ponemos en la ecuación un tipo de ejercicio muy básico y muy accesible.
El dolor de espalda: una costumbre adquirida pero no inherente
Un estudio publicado en el European Journal of Pain ha demostrado una correlación significativa entre el estilo de vida occidental y el aumento de los casos de dolor de espalda. Esta investigación sugiere que la falta de actividad física, el estrés laboral y el sedentarismo son las principales causas de esta dolencia. A diferencia de culturas con estilos de vida más activos y menos centrados en actividades sedentarias, las sociedades occidentales presentan una mayor incidencia de dolor de espalda, lo que indica que este problema no es inherente a la condición humana, sino una consecuencia de nuestros hábitos modernos.
El estudio también subraya la importancia de adoptar cambios en nuestro estilo de vida para prevenir y tratar el dolor de espalda. La implementación de rutinas de ejercicio físico moderado, la reducción del estrés mediante técnicas de relajación y la mejora de nuestra postura al sentarnos son medidas clave para reducir la prevalencia de esta dolencia en nuestra sociedad.
De hecho, en otro tipo de culturas –como las orientales– haber incluido determinadas actividades como el yoga o el tai chi redundan positivamente en eliminar el dolor de espalda. Algo sobre lo que también la literatura médica se ha posicionado, avalando los beneficios de este tipo de prácticas. De lo que también hemos hablado en THE OBJECTIVE.
El sencillo ejercicio que puede limitar el dolor de espalda
Entre las diversas estrategias para combatir el dolor de espalda, caminar se presenta como un ejercicio sencillo, accesible y altamente efectivo. Caminar diariamente, durante al menos 30 minutos, puede ofrecer beneficios significativos para la salud de nuestra espalda. Este ejercicio, apto para todas las edades y condiciones físicas, ayuda a fortalecer los músculos del tronco y a mejorar la postura, lo que a su vez alivia el dolor de espalda moderado.
Caminar no solo promueve la circulación sanguínea y oxigena los tejidos, sino que también mejora la flexibilidad y la fuerza muscular. Este simple acto activa los músculos abdominales y de la espalda, creando una especie de corsé natural que sostiene y alinea la columna vertebral. Además, caminar al aire libre también contribuye a la reducción del estrés, lo que disminuye la tensión muscular y permite que este ejercicio controle el dolor de espalda.
La accesibilidad de caminar lo convierte en una opción ideal para aquellas personas que encuentran difícil integrar otras formas de ejercicio en su rutina diaria. No requiere equipo especial ni apuntarse a gimnasios, y puede adaptarse fácilmente a cualquier horario. Pequeños cambios, como elegir caminar al trabajo, dar un paseo durante la hora del almuerzo o salir a caminar después de la cena, pueden tener un impacto significativo en la reducción del dolor de espalda. Evidentemente, tampoco se pueden pretender milagros sobre caminar, lo cual puede ser combinado con otro tipo de ejercicios.
Huelga recordar que el entrenamiento de fuerza, siempre de manera controlada en función de edad y condición, también puede ser muy interesante para mejorar la higiene postural. Sentadillas, puentes de glúteos o zancadas permiten fortalecer así los músculos del denominado core. Este trabajo, al potenciar el tren inferior y musculatura como la dorsal o la abdominal, sería relevante para mejorar esa higiene postural total.