Vanessa Lorenzo, 48 años: «El yoga y una dieta rica en fibra forman parte de mi día a día»
Su mensaje es que el bienestar no nace de fórmulas mágicas ni sacrificios extremos, sino de la constancia y la paciencia

Vanessa Lorenzo | Redes sociales
Vanessa Lorenzo no es solo un icono de la moda española, sino también una mujer que ha sabido transformar su imagen pública en un testimonio de constancia, equilibrio y bienestar. A sus 48 años, la modelo reivindica un estilo de vida en el que el yoga y una dieta rica en fibra no son tendencias pasajeras, sino rutinas que se sostienen en el tiempo gracias a la disciplina y la coherencia. En sus redes sociales y en los libros que ha publicado, Lorenzo comparte más que consejos de alimentación o ejercicios. Y es que su propuesta gira en torno a una filosofía que entiende la salud como un conjunto: lo que comemos, cómo nos movemos y, sobre todo, cómo nos relacionamos con nuestro propio cuerpo y mente. No es un camino lineal ni fácil, admite, pero sí gratificante cuando se consigue integrar en lo cotidiano.
La despensa como punto de partida
El bienestar empieza, según ella, por la cocina. No con recetas complejas ni con productos exóticos, sino con una despensa consciente que marque la diferencia en el día a día. Cereales integrales como la quinoa, el mijo o el trigo sarraceno, legumbres de todo tipo y vegetales de temporada son los pilares de sus menús. La fibra juega aquí un papel esencial: ayuda a regular la digestión, aporta saciedad y contribuye a mantener un equilibrio energético estable. La modelo insiste en que comer sano no es sinónimo de aburrido, sino de descubrir nuevas texturas y sabores. De ahí su interés por incluir fermentados como el kimchi o la kombucha, aliados invisibles que refuerzan la microbiota intestinal. La clave está en el equilibrio, sin demonizar grupos de alimentos y priorizando siempre la calidad frente a la cantidad.

Yoga: más allá del ejercicio físico
El segundo pilar de su estilo de vida es el yoga, práctica que descubrió en Nueva York y que, con los años, ha evolucionado de una rutina de entrenamiento a una filosofía personal. Lorenzo asegura que el mayor reto no está en la flexibilidad del cuerpo, sino en la capacidad de la mente para liberarse de miedos y creencias limitantes. El yoga, para ella, no termina en la esterilla. Es un espacio de introspección y de autoconfianza que le ayuda a equilibrar las exigencias de la vida profesional y personal. En sus propias palabras, lo que empezó como un esfuerzo por mantenerse en forma se ha convertido en una herramienta de autoconocimiento y calma interior.
La postura del bastón
Una de las posturas que Lorenzo destaca en su práctica es la del bastón, conocida en yoga como Dandasana. A simple vista, puede parecer sencilla: sentarse en el suelo con las piernas estiradas y la espalda recta. Sin embargo, exige concentración, fuerza en el abdomen y atención plena para mantener la alineación corporal. Esta postura recuerda que no siempre lo más complejo es lo más transformador. La disciplina de sostener lo simple, de volver a la base y fortalecer desde ahí, es un reflejo de cómo entiende Lorenzo el bienestar: no se trata de buscar resultados inmediatos, sino de construir cimientos sólidos para el futuro.
Uno de los aspectos más inspiradores de su discurso es que no persigue la perfección. Reconoce la pereza y la dificultad de mantener rutinas estrictas, especialmente como madre de dos hijas. Por eso defiende una visión flexible, basada en pequeños gestos diarios y en la importancia de transmitir hábitos saludables en familia. Su huerto ecológico es un buen ejemplo. Allí no solo cultiva vegetales, sino también valores: el respeto por la naturaleza, la paciencia y la satisfacción de alimentarse con lo que uno mismo cuida. Para Lorenzo, la salud no se limita a un plano individual, sino que se proyecta en la relación con los demás y con el entorno.