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Nutrición

Estos son los medicamentos que deberías evitar para cuidar tu microbiota

Según estudios, uno de cada cuatro fármacos puede afectar a la composición y las funciones de la microbiota intestinal

Medicamentos

Después de la dieta, los medicamentos tienen un mayor efecto en la microbiota intestinal. Especialmente los antibióticos, muy importantes en términos terapéuticos, pero cuyo uso frecuente, inapropiado y generalizado se asocia con un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas.

Según el laboratorio STADA, uno de los efectos secundarios más comunes de los antibióticos es la diarrea, que afecta a aproximadamente una cuarta parte de las personas que los toman.

Aunque la mayoría de los casos de diarrea causada por antibióticos suelen ser leves, existen casos de diarrea persistente. Esta diarrea ocurre porque los antibióticos eliminan tanto las bacterias patógenas responsables de la infección como la gran mayoría de las bacterias beneficiosas del intestino.

Además, la alteración de la microbiota intestinal, combinada con factores genéticos, puede tener un impacto en el sistema inmunológico, lo que aumenta el riesgo de padecer afecciones futuras como alergias o enfermedad celíaca.

Otros medicamentos que se deberían evitar porque perjudican a la microbiota

Microbiota intestinalMicrobiota intestinal
Microbiota intestinal | Pixabay

Además de los antibióticos, algunos estudios sugieren que aproximadamente uno de cada cuatro medicamentos comúnmente utilizados puede afectar el crecimiento de los microorganismos en el intestino.

Entre estos medicamentos se incluyen antiinflamatorios como el ibuprofeno, antidiabéticos orales, inhibidores de la bomba de protones como el omeprazol, medicamentos antihipertensivos, suplementos de hierro y laxantes, entre otros.

Estos medicamentos también pueden alterar la composición y las funciones de la microbiota intestinal. En el mejor de los casos, la microbiota puede tardar hasta 3 meses en recuperarse después de la interrupción del tratamiento.

Sin embargo, hay especies de bacterias beneficiosas para la salud, como las productoras de butirato (como Faecalibacterium, Eubacterium y Roseburia), que pueden desaparecer por completo después del uso de antibióticos y otros medicamentos.

¿Cómo sé si tengo la microbiota alterada?

Saber si la microbiota intestinal está alterada debido al uso prolongado de medicamentos comunes puede ser difícil. Sin embargo, existen síntomas clave que pueden indicar un desequilibrio en la microbiota.

Principalmente, los problemas digestivos son los primeros en manifestarse, ya que la mayoría de los microorganismos residen en el intestino grueso y delgado. Estos problemas pueden incluir hinchazón abdominal que empeora a lo largo del día, estreñimiento, diarrea, gases y cambios en la consistencia de las heces.

Además, el desarrollo o empeoramiento de intolerancias alimentarias, el sobrepeso u obesidad que no mejora con la dieta, enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario como el asma o alergias, hipotiroidismo, y una mayor susceptibilidad a resfriados, gripe, herpes e infecciones genitourinarias, pueden ser indicadores adicionales de un desequilibrio en la microbiota intestinal.

Cómo regenerar la microbiota

Algunos probióticos han demostrado ser eficaces para restablecer el equilibrio de la microbiota intestinal y reducir el impacto negativo de los medicamentos en la salud digestiva.

El uso de probióticos, puede prevenir la diarrea asociada con el uso de antibióticos y evitar el crecimiento de bacterias resistentes al tratamiento.

El laboratorio STADA recomienda Lactoflora® Protector Intestinal que es un suplemento alimenticio con probióticos, como lactobacilos y bifidobacterias. Además, está enriquecido con vitaminas, jengibre y edulcorantes. Las vitaminas B6, B12 y el ácido fólico contribuyen al funcionamiento normal del sistema inmunológico, mientras que el jengibre ayuda a mantener la salud gastrointestinal.

Consejos y alimentos que ayudan a regenerar la microbiota

Para regenerar una microbiota intestinal alterada, es importante seguir una dieta equilibrada y adoptar hábitos saludables. Aquí tienes algunos alimentos y consejos que pueden ayudar:

  • Alimentos ricos en fibra: la fibra es esencial para alimentar a las bacterias beneficiosas en el intestino. Incluye frutas, verduras, legumbres, granos enteros, semillas y frutos secos en tu dieta diaria.
  • Alimentos fermentados: los alimentos fermentados, como el yogur natural o el kéfir, contienen bacterias probióticas que pueden ayudar a restaurar el equilibrio de la microbiota intestinal.
  • Prebióticos: los prebióticos son fibras no digeribles que estimulan el crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas en el intestino. Algunos alimentos ricos en prebióticos incluyen cebolla, ajo, puerro, alcachofa, plátano, espárragos y avena.
  • Reducir el consumo de alimentos procesados y azúcares añadidos: estos alimentos pueden alimentar a las bacterias no deseadas en el intestino y promover un desequilibrio en la microbiota.
  • Consumir grasas saludables: las grasas saludables, como las presentes en el aceite de oliva, los aguacates, los frutos secos y el pescado graso, pueden tener efectos positivos en la microbiota intestinal.
  • Beber suficiente agua: mantenerse hidratado es importante para la salud intestinal y el funcionamiento adecuado de la microbiota.
  • Reducir el estrés: el estrés crónico puede afectar negativamente a la microbiota intestinal. Practica técnicas de manejo del estrés como la meditación, el yoga o la respiración profunda.
  • Ejercicio regular: el ejercicio físico regular puede promover la diversidad y la salud de la microbiota intestinal.
  • Evitar el consumo excesivo de antibióticos y medicamentos: utiliza los antibióticos solo cuando sean necesarios y sigue las indicaciones de tu médico. Además, consulta con un profesional de la salud sobre la posible necesidad de probióticos después de tomar antibióticos.
  • Consulta a un profesional de la salud: si experimentas problemas digestivos persistentes o crees que tu microbiota intestinal está alterada, es importante que consultes a un médico o un dietista nutricionista para recibir un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento personalizado.