Cómo elegir los postres más sanos y saludables al comer fuera de casa: las tres claves
No todo lo que aparezca en la carta del restaurante, aunque resulte aparentemente ligero, lo va a ser
Es habitual que, cuando salimos a comer fuera de casa, nos demos caprichos gastronómicos a la hora de elegir postres. A menudo buscamos opciones especialmente dulces o calóricas, como tartas, helados o pasteles, que pueden satisfacer nuestros antojos pero que pueden perjudicar nuestra salud si no los consumimos con moderación. Los postres sanos, por contraposición, desaparecen de ese antojo.
Sin embargo, este comportamiento puede ser especialmente problemático para quienes están vigilando su dieta, tienen problemas con el azúcar en sangre o el sobrepeso, o para aquellos que convierten en rutina lo que debería ser un placer esporádico. Recordemos, por ejemplo, que la Organización Mundial de la Salud recomienda una ingesta máxima de 25 gramos de azúcar al día en los adultos.
Los postres altos en azúcar y calorías no solo pueden sabotear los esfuerzos por mantener una dieta equilibrada, sino que también pueden contribuir a una serie de problemas de salud. El consumo excesivo de azúcar está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardíacas. Además, las calorías adicionales pueden llevar al aumento de peso, lo que agrava problemas de salud existentes y crea nuevos desafíos.
Sin embargo, esto no significa que debamos renunciar por completo a los placeres dulces cuando salimos a comer. La clave está en hacer elecciones informadas y moderadas. Optar por postres más saludables no solo es posible, sino que también puede ser igual de placentero si sabemos qué buscar y qué evitar en el menú del restaurante si buscamos postres sanos.
Los tres grandes enemigos del postre de restaurante: grasas, azúcares y harinas refinadas
Los postres de restaurante suelen ser una trampa calórica debido a tres grandes enemigos: las grasas, los azúcares y las harinas refinadas. Muchas de las opciones tradicionales que encontramos en los menús españoles, como flanes, arroz con leche, natillas y leche frita, son muy calóricas.
Estos postres, aunque deliciosos, están cargados de azúcar y grasas saturadas. Por ejemplo, el arroz con leche y las natillas suelen llevar una considerable cantidad de leche entera y azúcar. Por su parte, la leche frita se fríe –como su nombre indica– en aceite, añadiendo aún más calorías y grasas saturadas. Algo que también sucede con las torrijas, que ya han vencido la barrera de la Semana Santa y y se encuentran en las cartas de muchos restaurantes. Lejos, evidentemente, de lo que consideraríamos un postre sano.
Además de los postres tradicionales, las tartas y bizcochos, que también son comunes en los menús de los restaurantes, presentan problemas similares. Estos postres contienen grandes cantidades de azúcar y harinas refinadas, que tienen un alto índice glucémico, algo de lo que ya te hablamos en THE OBJECTIVE. Esto significa que pueden causar picos rápidos en los niveles de azúcar en sangre, algo especialmente perjudicial para personas con diabetes o resistencia a la insulina. Además, las harinas refinadas carecen de los nutrientes y la fibra que se encuentran en las harinas integrales, lo que las convierte en una opción menos saludable.
Cuidado con los chococolates, helados y postres fríos
Los postres modernos como los brownies, coulants de chocolate y las populares tartas de queso tampoco se salvan. Estos postres suelen estar repletos de azúcar, mantequilla, nata y otros lácteos, lo que los convierte en bombas calóricas. Por ejemplo, un solo brownie o coulant de chocolate puede contener más calorías y azúcar que lo recomendado para todo un día. Sin mencionar las grasas saturadas que contribuyen a aumentar el colesterol LDL (conocido como ‘colesterol malo’). Aparte, respecto al chocolate, una pléyade de matices.
El chocolate negro es más calórico que el chocolate con leche, porque contiene más grasas, pero los postres con chocolate con leche tienen más azúcar añadido, por lo que a nivel nutricional es más que probable que debamos priorizar los postres que tengan más chocolate negro. Además, evitemos aquellos que tienen chocolate blanco, que tienen mucha grasa y mucho azúcar.
También solemos pensar que los postres fríos van a ser opciones más digestivas que los postres templados. Nada más lejos de la realidad, especialmente cuando topamos con helados con bases lácteas, que además llevan gran cantidad de azúcar. Concebir per se a un postre sano por basarnos en su temperatura es un error, incluso creyendo que al ser frío va a ser más fácil de digerir.
Cómo elegir los postres más sanos de un restaurante
A la hora de elegir postres más saludables en un restaurante, lo primero que debemos hacer es evitar aquellos que tengan demasiado azúcar añadido. Esto incluye la mayoría de los pasteles, tartas y postres fritos. En lugar de ello, busca opciones que utilicen frutas frescas o naturales como base. Los postres a base de frutas no solo son más bajos en calorías y azúcar. También proporcionan vitaminas, minerales y fibra, que son esenciales para una dieta equilibrada.
Además, es importante optar por postres que no contengan muchas grasas saturadas. Los postres a base de yogur, como el yogur con frutas o miel, pueden ser una excelente opción. El yogur natural es bajo en grasas y calorías, y si se acompaña de frutas frescas, se convierte en un postre nutritivo y delicioso. Evita los yogures que ya vienen endulzados o con sabores añadidos, ya que suelen contener azúcar adicional.
Finalmente, una buena estrategia es buscar postres sanos que incluyan ingredientes integrales y naturales. Por ejemplo, un sorbete de frutas puede ser una excelente alternativa al helado, ya que generalmente contiene menos azúcar y grasa. Los postres que incluyen frutos secos, semillas o cereales integrales también pueden ser opciones saludables, siempre y cuando no estén excesivamente endulzados.
Aunque parece utópico, disfrutar de un postre saludable en un restaurante es totalmente posible si hacemos elecciones informadas. Evitar los excesos de azúcar y grasas saturadas, y optar por opciones más naturales y menos procesadas, no solo nos permitirá cuidar nuestra salud, sino que también nos ayudará a disfrutar de los placeres gastronómicos de manera consciente y equilibrada.