THE OBJECTIVE
El archivo del buitre

La mala experiencia de la derecha con los gobiernos de coalición

La historia reciente evidencia una clara incapacidad de los ‘populares’ para tejer alianzas mínimamente estables como las mantenidas por el PSOE

Este fin de semana los ayuntamientos constituirán sus corporaciones y en buen número de ellos se formarán Gobiernos de coalición. Aunque durante los últimos cuatro años se ha hablado de diferencias dentro del Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos, lo cierto es que su comparación con experiencias de la derecha es favorable para Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en un país en el que el centro-derecha vivió, en su día, el desmorone de la UCD de Suárez, que empezó siendo coalición y la autodestrucción de la Coalición Popular fraguista.

Isabel Díaz Ayuso llegó al poder en 2019 en Madrid a pesar de no ser la candidata más votada estableciendo un Gobierno de coalición con Ciudadanos, liderados por Ignacio Aguado. En realidad era un pacto ‘a tres’, PP-Ciudadanos-Vox, dado que sin Vox no había mayoría, pero PP y Ciudadanos establecieron el acuerdo de que el apoyo de Vox debía ser a cambio de nada y que el reparto de cargos era todo para el PP y Ciudadanos. A los dos años, las relaciones entre el PP de Madrid y Ciudadanos de Madrid estalló en medio de un cruce de acusaciones y una repetición electoral llevó a Ciudadanos a la desaparición, pero al no tener mayoría absoluta, Díaz Ayuso seguía necesitando el apoyo de Vox que, de nuevo, volvió a ser a cambio de nada. A finales de 2022 Vox se negaba a apoyar los presupuestos de Díaz Ayuso y los medios ayusistas iniciaban una campaña mediática contra Vox acusándole de que si se sometía gratis a la lideresa madrileña serían considerados vendidos a la izquierda. La campaña no ha ido mal, dado que ahora Ayuso tiene mayoría absoluta por lo que no necesitará repartir el poder, algo que —visto lo visto— no es su especialidad. 

En las elecciones de 2019 Castilla y León el PSOE fue la fuerza más votada pero, nuevamente, hubo un pacto de perdedores entre PP y Ciudadanos para establecer un gobierno de coalición PP-Cs con Fernández Mañueco como presidente y Francisco Igea como vicepresidente, en un acuerdo mediante el cuál los ‘naranjas’ perpetuaban el eterno gobierno del PP en la comunidad castellanoleonesa cuatro años más. Tampoco en Castilla y León la cosa acabaría de manera muy estable. A finales el pacto PP y Ciudadanos saltaba por los aires en medio de duras acusaciones entre Mañueco e Igea, causando una repetición electoral en la que Mañueco pretendía mayoría absoluta, pero al final se vio obligado a cambiar de socio de reparto, ahora con la Vox de García Gallardo.

En Murcia un Gobierno de coalición formado por PP y Ciudadanos en 2019 llevó a la presidencia de López Miras que aceptó repartir cargos con los naranjas para así poder retener la presidencia de la comunidad. Aquella ‘coalición’ acababa igualmente en una detonación total en 2021 cuando la nueva líder de Ciudadanos en Murcia puso en marcha su plan para intentar destruir a López Miras a cambio de lograr la presidencia una comunidad autónoma para los naranjas. López Miras jugó más rápido sus cartas y ‘compró’ con cargos a tres diputados de Ciudadanos acabando con la operación que fue el inicio del fin de los naranjas. Ahora en 2023 López Miras, que sigue sin tener mayoría absoluta, se niega a repartir cargos, es decir, se niega a dar a Vox el mismo trató que dio a Ciudadanos en 2019 o a los tránsfugas de Ciudadanos en 2021. 

Históricamente, no se puede decir que la derecha haya tenido mucha capacidad de conservación de sus socios autonómicos.

En Aragón el PP gobernó con el Partido Aragonés (PAR) en dos ocasiones (1987 y 1991) y en ambas fue a cambio de ceder la propia presidencia al PAR. En 1999 el PAR cambiaba de socio, dejaba tirado a los populares y se convertía en ‘bisagra’ del PSOE aragonés, siendo hasta su reciente defunción el principal aliado de Lambán en esa comunidad.

En Cantabria Miguel Ángel Revilla fue socio del PP en sus primeras dos legislaturas en el poder (1995-2003) hasta que en 2003 decidió también romper con el PP a cambio de lograr la presidencia para él. Desde entonces Revilla ha sido un aliado de la izquierda cántabra contra los populares, hasta la actualidad en que, curiosamente, el PP cántabro ha preferido aliarse a su hasta ahora enemigo con tal de no tener que repartir cargos con Vox. 

Referencia especial merece la situación en Asturias, principado de mayoría de izquierdas donde sólo en dos ocasiones (1995 con Sergio Marqués y 2011 con Francisco Álvarez Cascos) ha habido gobiernos de la derecha y en ambas ocasiones aquellos gobiernos han acabado en autodestrucción por las eternas diferencias de la derecha asturiana.

El PP de Feijóo seguramente intente romper ciclo, pero la realidad es que por mucha inestabilidad que causen los Gobiernos de coalición, en ese campo la historia demuestra que la izquierda maneja mucho mejor los pactos y el reparto de cargos que la derecha. 

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