THE OBJECTIVE
El archivo del buitre

Los programas tachados de afines a Vox vapulean al partido por el conflicto extremeño

Parece que esa amistad de algunos medios con la ‘ultraderecha’ fue un tanto exagerada, si es que alguna vez existió

La ministra Irene Montero reapareció en las pantallas tras su martirio en las listas de Sumar, principalmente para volver a cargar contra los medios de comunicación. Se entiende que el proyecto audiovisual del exvicepresidente esté más interesado en atacar a Pablo Motos y a Ana Rosa Quintana que a Abascal y a Feijóo, porque tiene que promocionar su medio. Lo que es más anómalo es que un partido político anteponga la campaña de publicidad de un proyecto televisivo a la campaña presidencial de la que se supone que es su candidata a la presidencia del Gobierno, Yolanda Díaz.

Esta semana una actriz ha logrado una importante cuota de publicidad a base de decir que Pablo Motos y su gente son una pandilla de blanqueadores de Vox, cuando el único argumento a favor de ese ‘blanqueamiento’ es una entrevista de hace ya cuatro años.

También Gabriel Rufián dijo en su momento en aquella entrevista tan entrañable con Esty Quesada (que Rufián subió en Twitter animando a todos a verla y luego tuvo que borrar al darse cuenta que igual lo de subir un vídeo donde alguien anima a matar a otros no es lo más recomendable si se es diputado) que el problema de Pablo Motos es que era «colega de Abascal».

Bueno, pues el pasado jueves en el programa del ‘colega’ de Abascal, se decían cosas como las siguientes: 

«Vox me parece una decepción. Nunca esperé nada de ellos. A la primera oportunidad que han llegado al Gobierno han aprovechado para llegar al sillón. De momento, no han pedido absolutamente nada que cambie a mejor la vida de ningún ciudadano (…) no aportan nada bueno a nadie, se les está poniendo cara de Ciudadanos (…) un partido con el que básicamente no se puede contar (…) Si esto es lo que van a ofrecer a los españoles, tengamos una opción mejor».

«Se nos olvida, a veces, que Vox es un partido de ultraderecha y eso supone lo que supone».

«A mí no me pueden provocar decepción porque nunca esperé nada de esa gente (…) Intentan acabar con los derechos de las personas, vincular la inmigración con la delincuencia, negar la violencia machista…».

«Ahora ya sabemos que Vox sólo quiere aplicar medidas ultraideológicas que no apartan nada bueno a nadie». «Se ha demostrado que la situación les queda grande».

Las afirmaciones categóricas de Cristina Pardo, Juan Del Val o Nuria Roca (y hasta Tamara Falcó pareció murmurar un ‘Vox incita al odio’ que, dicho por ella, sonaba entrañable) contra Vox, sin que absolutamente nadie presente hiciera ningún tipo de réplica en sentido contrario o de matización a afirmaciones de brocha gorda, no parecen encajar bien en la imagen del programa ‘colega de Vox’ o el espacio que blanquea a Vox, que vendían en medios como la clerical Radio Estel unos días antes.

Otra lugar que acostumbra últimamente a etiquetar a El Programa de Ana Rosa como el programa amigo de Vox es TV3, donde en su programa de editoriales camuflados de humor, Polònia, dedican un espacio a sacar a un Santiago Abascal que cogía un ascensor para descender a los infiernos y llegar a la sede de Vox tras pasar, naturalmente, por El Programa de AR. (Un Polònia donde no encontraron espacio para hablar de María Guardiola, porque estaban ocupados ajustando cuentas con Silvia Orriols y Ada Colau).

Pero escogieron una semana en la que, al día siguiente de que se conociera la ruptura entre Vox y el PP en Extremadura, absolutamente todos los tertulianos de la mesa de Ana Rosa se posicionaban a favor de Guardiola y contra Vox con una unamididad que siempre es llamativa en una tertulia política. 

Parece que esa supuesta amistad de algunos de estos medios con Vox fue un tanto exagerada, si es que alguna vez existió. 

Y es que si Guardiola, estos días, ha escuchado tertulias como las de El Programa de Ana Rosa o Al Rojo Vivo, no habrá podido evitar sentirse en los altares, porque ha sido coronada como heroína nacional de comentaristas tanto de cuota progresista como de cuota pepera. En Al Rojo Vivo, además, tertulianos como Antonio Maestre o Nacho Corredor elogiaban también al director de estrategia de María Guardiola. Santiago Martínez Vares no se quejará de sus compañeros de mesa.

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