THE OBJECTIVE
El purgatorio (segunda parte)

Federico Jiménez Losantos: «A mí no me levanta la voz ni mi padre»

El intelectual y comunicador se muestra a favor de la eutanasia: «Estoy a favor de ella, pero que no la decidan por ti»

Aquí la segunda parte de la conversación con Federico Jiménez Losantos (Orihuela del Tremedal, Teruel, 1951), que presenta su nuevo libro: El camino hacia la dictadura de Sánchez.

PREGUNTA. – ¿Quién le ha decepcionado más, Pablo Casado o Abascal?

RESPUESTA. – Abascal, porque Pablo Casado nunca ha tenido gran confianza. Abascal, es que lo conozco de toda la vida. Santiago Abascal era un héroe de un grupo de héroes del PP del País Vasco. Yo he votado al PP por el PP vasco de María San Gil y de Abascal, del padre y del hijo. Alguien que ha vivido esa vida, verlo convertirse en un nuevo rico con un discurso postizo que ni siquiera era el suyo, pues es el que más me ha decepcionado. Casado no me ha decepcionado, porque duró tan poco…

P.- Sobre parte de la gente de Ferraz, tiene escrito: «Los que se han manifestado frente a la sede del PSOE como si fuera un tebeo de los Tercios de Flandes con la liturgia del Palmar de Troya». ¿Hay mucho friki en la crítica al Gobierno?

R.- Sí, pero es una mínima parte. Eso no puede ser Vox. Había cosas peores, como la bandera de España con el escudo nacional arrancado. Pero vamos a ver, imbéciles. ¿Pero qué creéis vosotros? Otros llevan la bandera de los tercios, es una bandera de la cruz de Borgoña. Estos no saben, es por llevar la contraria.

P.- O los que rezan el rosario.

R.- Exactamente, son los de Yunque. Cómo está prohibido en España, se hacen llamar ahora «la sociedad del bien común». La última vez que yo estuve hablando con Abascal y con Kiko Méndez Monasterio fue cuando El Yunque monta la televisión 7NN, sacándole el dinero a los de la Fundación Francisco Franco, que los dejó tiesos, en una engañifa como pocas.

Y entonces le dije a Abascal: «Santi, ¿qué sabéis vosotros de una televisión que quiere montar a la derecha de Vox, que hay un grupo religioso?» No sabían. «¿Pero vosotros creéis que esto puede funcionar?» Estuvimos como tres horas comiendo. Esa es la última vez que tuve una reunión mano a mano, larga, con Abascal hablando de política. Abascal tenía una obsesión de que no le saliera un partido a la derecha.

No sé por qué, pero si es al revés, Vox va a más. Está ya con sus tres o cuatro millones de votos. Al contrario, un partido a la derecha le conviene porque deja a Vox más pegada al PP y está más al centro. Y gente que te tiene miedo porque no hay nada a tu derecha, si hay algo a tu derecha, pues te pueden votar. Pero además Vox en ese momento era una oferta económica social atractiva para muchos votantes del PP que dudaban. Aquello se evaporó.

Y ahora han entrado en una especie de entropía donde los negocios de Ariza, Negre y demás. Entre todos, tienen la credibilidad de un protozoo. Pues son los que llevan Vox. Él se ha metido en un rincón. La mejor plataforma que tuvo Vox cuando Casado va a matar a Abascal fue EsRadio. Pero bueno, uno es libre de acertar y de meter la pata.

P.-Sobre Sumar, ¿cree que Sánchez se equivocó beneficiando a Yolanda Díaz y la creación de ese nuevo partido?

R.- No, al contrario. Sánchez lo que ha querido es absorber los votos de Podemos donde ha podido. Porque, claro, en el País Vasco se han ido a la ETA, en Cataluña se van a la izquierda separatista y en Galicia se han ido al BNG. Y eso dirigido por el propio Pablo Iglesias. Iglesias es un gran comunista revolucionario, odia la democracia, odia a España. Lo conté cuando hice el libro del comunismo, De Lenin a Podemos. Digo: si Pablo Iglesias hubiera tenido la sensibilidad nacional que tenía el PCE en la Transición, si saca la bandera de España, lo tenemos de dictador y no nos lo quitamos en 20 años. Porque en ese momento sacas la bandera de España con la credibilidad que tenía… Un partido nuevo, joven, sin tacha, sin orígenes. Luego resulta que los tenía. Entonces no se sabía.

Sale con la bandera de España contra la burguesía catalana y la burguesía vasca, y explotan que no se puede estudiar en español, y ganan por mayoría absoluta. El problema es que es de una izquierda frapera. Él pertenece a los que no aceptaron la democracia, la ETA, el FRAP y el GRAPO, y él tiene una admiración enorme por la ETA.

«Casi todos los ricos que he conocido no me merecen ningún respeto»

En la herriko taberna dice que los que han entendido realmente la naturaleza del régimen del 78 son los etarras. Dice la izquierda abertzale que queda más fino. Cuando estaba con Tania Sánchez, la Guardia Civil pilla los teléfonos de contacto de Herrira, que era la organización para controlar a los presos de ETA, para que no se arrepintieran, etcétera. Uno de los teléfonos era el de Pablo Iglesias.

Él sabe que para hacer una revolución la izquierda no vale. Lo único que puede romper España, que es a lo que vamos, a lo que va él, es el separatismo. Ese sí es un punto de muy difícil digestión porque la izquierda se ha rendido y la derecha no lo ha combatido. Entonces él ve ahora que para cambiar de régimen, lo que hace falta es apoyar a la ETA, al BNG y a la Esquerra Republicana. Y si hace falta Puigdemont, si sale Hitler, Hitler le da igual, lo más parecido es el PNV.

¿Por qué? Porque es un revolucionario. Es decir, Pablo Iglesias es un señor que no sabe vivir consigo mismo. Tiene que estropearle la vida a los demás. Un hombre infeliz, profundamente infeliz, como le pasaba a Lenin, es una herramienta muy propia de un revolucionario. Y luego, además, es un tío que se cree sus mentiras, es un fabulador. Eso lo hace muy bien. Yo me lo encontré por primera vez, en un apaño que hacía Ariza en Intereconomía.

Él me insiste en ir, yo no quería ir, pero para que me dieran la señal en Intereconomía para la radio, pues entonces tenía que ir un día al mes y se empeña en que vaya ese día. Y entonces está Pablo Iglesias, que yo no conocía. Entonces, cuando se pone a hablar de los escraches y tal, pues digo aquello de «me recuerdas a mí cuando era gilipollas». Y luego, cuando habla de esos escraches, le dije: «Cuando tengas tú una casa, ya veremos lo que dices si van a escracharte con tu niño de un año». Mira lo que pasó luego.

P.- Ha envejecido bien aquello.

R.- Es que yo no he cambiado, el que ha cambiado es él.

P.- Si Pablo Iglesias le recuerda a sí mismo cuando era gilipollas, ¿Yolanda Díaz a quién le recuerda?

R.- No, es que no conocí a nadie más tonto. O sea, cuando yo era gilipollas, no había tanta gilipollas en el comunismo. Es un caso casi no sé de psiquiatra. ¿Cómo es posible una mutación? Es una gran farsante, una engañadora. Pero reconozco que me fascina la capacidad de ser estúpida en todas las direcciones. La última cosa que ha dicho es que deberíamos usar ropa usada, y la han fotografiado en las rebajas de Zara.

Una tía que se cambia tres veces al día, que va de punta en blanco continuamente. En Galicia, que me encanta mucho, la llaman doña Rogelia, por la nariz, o simplemente trapiños. Tiene una parte sórdida cuando encubre el caso del asesor pedófilo. Por dos veces lo encubre y además echa a los que lo habían denunciado en Izquierda Unida. Es muy mala y traiciona a la gente. Se le encarga una función que es matar a Pablo Iglesias, matar a Podemos, y lo mata. La verdad es que eso lo ha hecho bien. El problema es que ya no tiene ninguna función. ¿Qué va a pasar con ese voto a la izquierda de Sánchez? Si es que a la izquierda de Sánchez ya no hay nada. El voto útil para la extrema izquierda es Sánchez.

P.- ¿Le daba más juego para el comentario político Yolanda Díaz o Pablo Iglesias?

R.- Pablo Iglesias tiene una entidad, Pablo Iglesias era un líder. Yolanda es una caricatura.

P.- Cuando menciona a la Corona usa el concepto de ética y estética. Es simbólico para Losantos el momento en que la niña ya es mujer, o sea, la princesa Leonor en el día de la jura de la bandera. Pero me pareció interesante esta idea de que ética y estética para usted, Federico, van juntas.

R.- Porque en ese día aparece una España guapísima, una España muy joven, muy guapa, estéticamente impecable. Siempre se habla de España como la caspa. No, la caspa es el comunismo. Tú fíjate qué monarquía tenemos, los reyes más guapos, tenemos una princesa que es una preciosidad que habla cuatro idiomas y que además está haciendo prácticas en el Ejército de Tierra, luego en el de Aire y luego en la Armada.

El rey Felipe VI que le ha tocado, que ya una vez paró un golpe, que Mariano no quería de ninguna manera que saliera. Menos mal que salió al Rey, si no, no hay la reacción nacional que hubo. El Rey siempre se definió desde el día de su coronación, coge la corona del barro de donde la deja su padre, Campechano, entonces él se define como un rey constitucional que se sabe la Constitución al dedillo y que no se va a salir de ella. Él tiene problemas porque la Constitución española no le da casi ninguna facultad al Rey. Entonces, cuando jura la princesa es cuando de pronto el Rey dice: «Bueno, yo ya he cumplido. Ya puedo pasar el testigo. Mañana yo me muero, me matan o me pasa algo y hay una heredera».

Pero luego, sobre todo, creo que es la primera vez que en España la Corona tiene familia. Es decir, los reyes no tenían familia. Campechano no tuvo familia. Esos hijos se han criado con un padre por un lado y la madre por el otro. No digamos ya Alfonso XIII y Victoria Eugenia, y así hasta Carlos III. Bueno, realmente yo creo que es la primera vez que hay un rey de España que tiene una familia de verdad, de clase media, dirigida por una ama de casa mandona como es Letizia, pero que crían las niñas muy bien.

P.- Veo que Losantos es muy de Letizia.

R.- Lo que más aprecio de Letizia es cómo ha criado a las niñas, es decir, la autoridad, el sentido de la autoridad, la disciplina. También es el Rey, porque esas cosas se hacen juntas o no se hacen. Pero solo comparo a la princesa y a la infanta con Froilán y Vicky Fede. ¿Cuál es la diferencia? Los padres y la familia. Estos han creado una familia. El Rey ve a la princesa y delira. O sea, es que la ve y está extasiado. Y la princesa con papá, como tiene que ser, como debe ser. Y fíjate, tenemos la mejor corona, el mejor rey, la mejor princesa, en el momento que esto se viene abajo.

P.- Federico Jiménez Losantos suele ser muy severo en sus juicios. Pero después tiene una vis cómica que le quería preguntar por ella. Hace gracia, pero le sale natural.

R.- Es que si yo no me divierto, me aburriría horrores. Yo creo que eso lo sacó de mi madre, que era riojana y era muy payasa. Le encantaba hacer bromas. Mi padre era serio. Entonces la parte ideológica y tal es de mi padre, pero la parte cotidiana es de mi madre. Yo tengo buen humor. Me llevo muy bien con mi equipo y me gusta divertirme.

Esto lo empieza a desarrollar a partir de una idea de Antonio Herrero, que es lo que yo he aprendido hacer radio y de alguna manera lo sigo. Antonio decía que nuestra obligación en la radio era subir el listón de lo que decimos por la gente que no puede hablar alto. Es decir, nosotros tenemos que hablar más alto de lo normal por la gente que tiene que hablar más bajo de lo normal y que nuestra obligación siempre era elevar siempre el listón de la crítica, sobre todo de la sátira. Lo que pasa es que Antonio no tenía la capacidad satírica, era más una piedra arrojadiza. O sea, Antonio te tiraba por un barranco, pero no te satirizaba. Sin embargo, es más duro para el poder tomarlo a broma.

No hay más broma que ponerle un mote o un apodo o una cosa así. A mí se me ha olvidado ya, porque yo lo hago habitualmente y luego se me olvida. Creo que en Forocoches y por ahí un montón de webs recopilan los motes. Me piden el libro de motes. Si es que además, sobre todo, es que ya me adjudican cosas que yo no he dicho

P.- ¿Por ejemplo?

R.- No recuerdo qué vi el otro día y se lo dije a mi editora de Espasa. Digo: «Vamos a tener que sacar la Federicopedia, que es una de las páginas que hay. Porque es que me están juzgando por cosas que yo no he dicho en la vida. Si me lo dices, yo recuerdo si es mío o no es mío, pero tendrán que hacerlo». Pero siempre le gusta más a la editorial la cosa de actualidad política. Lo tendré que hacer, pero para evitar eso, para evitar que me cuelguen cosas que no he dicho.

P.- ¿Tiene algún mote favorito?

R.- Maricomplejines es el histórico, se lo puse a Aznar. La gente decía que eso iba con segundas contra Rajoy. Eso si lo hubiera registrado sería rico. Y el que más me gusta porque es malo, ese sí que es malvado, pero al mismo tiempo esos que te hacen daño es Baby Macbeth (ríe). Pequeñita como yo, pero mala, aunque no llega a ser muy mala porque es baby.

P.- ¿Algún político le ha dicho que le gusta el mote que le ha colocado?

R.- Bueno, Felipe, como yo le llamaba Tigrekán, él me llamaba Losdemonios. Y alguno me ha pedido que, por favor, que tiene un hijo pequeño, que lo que quiera que lo critique, pero que no le ponga un mote. Porque se lo pondrán a su hijo en el colegio. Entonces eso lo entiendo.

P.- Feijóo no tiene mote, ¿le ha pedido que no se lo ponga?

R.- No, Feijóo es un tío tan peculiar. Tengo un problema con Feijóo: es que los dos somos becarios de un pueblo pequeñísimo. Bueno, el mío es pequeño, pero el suyo era tan pequeño que pertenece a cuatro municipios, Os Peares. Y somos becarios que hemos estudiado desde los diez años, siempre con beca y eso crea una fraternidad rural de becario que me cuesta. Además, conozco a su mujer.

P.- ¿Se le ha ablandado el corazón con Feijóo?

R.- Es que es que por eso prefiero no conocer a los políticos. Es que si conoces a los políticos no te sale. Por eso los trato lo menos posible. Yo no voy a ningún sitio donde no hago vida social, no voy a las cosas políticas, a ningún desayuno. Voy a la presentación de mis libros y porque no tengo más remedio.

Losantos, durante la entrevista de THE OBJECTIVE . | Foto: Carmen Suárez

P.- ¿Con quién se ríe? ¿Qué cómicos le hacen gracia? Como me diga Broncano, sería noticia.

R.- Broncano no le hace gracia ni a Broncano. Pero antes Martes y 13 me han hecho reír bastante, sobre todo cuando lo de Encarna, eso era extraordinario. No sé las veces que lo he visto y me sigue haciendo gracia. El primer José Mota también tiene cosas buenas. A mí de crío me gustaban mucho los humoristas barceloneses: Cassen, por ejemplo. Eugenio porque es ese tipo de humor pues como Gila que no molesta a nadie y al mismo tiempo es tan absurdo.

Recuerdo que solo fui una vez a ver a Gila y la gente, cuando salió, se echó a reír. Pero estuvo riendo cinco minutos solo porque había salido Gila vestido de soldado. No puede ser, pero es que yo también me estaba riendo. ¿Pero somos tontos o qué? Hay algo en el humor raro que es como la belleza. Hay gente que tiene gracia, que tiene humor.

Y Gila se había convertido en un personaje que lo veías y te daba la risa. Recuerdo aquello, estar en el teatro y decir: ¿qué hago yo riéndome si todavía no ha contado el chiste, que será el que ya conozco? Y efectivamente: «Es el enemigo, que se ponga», y me reí, pero lo había oído mil veces. Es igual, hay una parte del humor que es como el resbalón, que siempre es lo mismo. Hay una vieja que va con mucho cuidado y coge el hielo, pam.

P.- Como la anécdota de Encarna y el camionero, esa es muy buena.

R.- Es extraordinaria. Esa es buenísima, porque Encarna siempre hacía directo, lo cual es un peligro tremendo. Yo nunca he hecho directo con la gente por eso, porque me acordaba de aquello, no se me ha olvidado. Está un día Encarna y entonces dice: «A ver, amigos conductores, tenemos un problema, porque resulta que desde el mundo del transporte esos camioneros que llevan la mercancía de un sitio a otro de nuestra España, se está produciendo un problema legal grave. Tenemos con nosotros a uno de estos héroes del volante, porque son héroes trabajando de sol a sol, a veces durmiendo poco y mal para llevar pan a su familia. ¿Cómo te llamas?». «Pues me llamo Agapito López». «¿Y cuál es tu problema?». «Pues es que estoy yo aquí, junto al casino de»… Y Encarna le dice: «de Torrelodones». «Me tocas los cojones», contesta el otro (ríe). Encarna: «Esto es intolerable, la verdad». Y el tipo llama otra vez, le avisan de que llama a pedir perdón.

«Perdona, Encarna». «¿Perdón?, ¿Tú crees que mereces perdón?». «Encarna, no lo he podido resistir, pero que sepas que yo respeto muchísimo tu trabajo. Además siempre te has preocupado por nosotros y la verdad es que, perdóname, no sé, es que me da vergüenza lo que ha sucedido realmente. Y estaba yo aquí al lado del casino»….«Sí, sí, de Torrelodones». «Me tocas los cojones.» (ríe) Todavía hubo una tercera vez, cayó en lo mismo. ¿Cómo te puede pasar? El directo.

P.- Hay un asunto que me suscita curiosidad. Rufián le mencionó en el Congreso, entonces Losantos le respondió, entre otras cosas: «Yo veo un señorito y me suscita odio de clase». ¿Cómo es el odio de clase de Federico Jiménez Losantos?

R.- No tengo odio de clase porque me considero superior a los que son inferiores y en general, casi todos los que he conocido ricos y tal, no me merecen ningún respeto. Pero cuando alguien va de señorito, de señorito de Santa Coloma, donde yo he dado clase, eso me produce cierta irritación. Y cuando alguien llega a Madrid dice que viene solamente unos meses hasta la República Catalana… Lleva aquí 14 años y no hay manera de quitárselo de en medio.

Cuando encima va pintiparado, se acicala y se arregla, pues me dan ganas de yo, que soy hijo de un zapatero y de una maestra, de tirarle un zapato. Pero vamos a ver, imbécil, ¿tú que te has creído? A mí lo que más me joroba de esta especie de superioridad racista moral que se le atribuyen los nacionalistas es que hay gente que se lo ha creído, sobre todo en el sur. Eso es una cosa que me choca mucho, me indigna, a mí no me levanta la voz ni mi padre, que en paz descanse.

P.- Le pasó también algo parecido con Espinosa de los Monteros.

R.- Porque a mí chulos no. Yo no soy chulo, ni vanidoso, pero soberbio sí, lo que tengo me lo he ganado yo. Y además a mí en mi casa no me levanta la voz nadie si lo invito yo. Pero con Espinosa, en cambio, luego vino a mi casa y nos quedamos tan amigos. Me contó toda su historia, como lo habían echado de Vox. Y la verdad es que son historias para no dormir. O sea que los políticos al final siempre acaban volviendo. Rufián es que no es un político, es un caradura, es un jeta. Es como los del timo del tocomocho o los de la bolita. Es un pícaro que le ha ido bien en la política y no hay manera de echarlo de Madrid.

«Nunca me ha ido mal con las chicas, que es para lo único que sirve ser más o menos alto»

P.- ¿Cómo fue la comida con Ábalos? Esto me parece curioso. Ábalos le invita un día a comer.

R.- Me invita a comer en la época en que estaban a hacer las elecciones en verano. Era julio. Entonces me invita a comer cuatro horas. O sea, estamos allí porque su jefe de prensa era lector, y sobre todo leía mis libros de poesía. Y entonces pues me invita y Ábalos pues es valencianorro, cordialon, pero gracioso en su estilo, basto. Entonces me contó las encuestas y la verdad es que quería acercarse para ver qué pensábamos en el otro lado.

Entonces me dijo una cosa muy curiosa: «Mira, por mal que nos vaya, 140, 145 escaños lo tenemos seguro. Por mal que le vaya a Ciudadanos, 20 o 25 van a tener, o sea, esa mayoría ya está. Y la única duda que tenemos es qué va a pasar con Vox –era el momento de Casado y VOX–. En las encuestas no nos sale nada claro lo que puede caer el PP, lo que puede subir VOX, pero vamos, 140, 25 Ciudadanos, no necesitamos a Podemos para nada».

Llega el día de las elecciones. Ciudadanos saca 10, ellos 120 y en cinco segundos, hermanos de Podemos. Tanto para Ábalos como para Iván era lo que sea menos Podemos, porque esto se desinflará y volverá al Partido Socialista. Pero, ¿qué pasa? Que como Sánchez es un ser vacío, ha cogido las ideas de Podemos y se ha dado cuenta de que eso le da en los medios de comunicación nacionales e internacionales una fuerza siempre que esté en la extrema izquierda. O sea, pro Irán, pro Hamás, antijudío, lo que sea. Pero claro, ya se ha salido de Europa.

Cuando él ataca a Manfred Weber y le dice que se le va a poner una calle a Hitler como aquí le están poniendo a Franco… Nadie le está poniendo en una calle aquí a Franco, y decirle a un democristiano alemán, le puede decir lo que sea pedófilo, caníbal, asesino, pero nazi nunca. Y al día siguiente, encima se dio la vuelta cuando le estaba contestando, le dio la espalda y se fue, así de maleducado. Entonces le dice: «Que se olvide de cualquier cargo público en Europa el resto de su vida política», y eso es así. Pero es que Sánchez ya está jugando en Latinoamérica y él está como Zapatero. Cada vez tengo más claro que si cae Sánchez, este proceso lo sigue Zapatero.

P.- Para cerrar, tengo diez preguntas. Primero cómo se cuida Federico, ¿hace deporte?

R.- No me cuido nada, pero como dice mi fisio, al que voy de vez en cuando: «Tú la ventaja es que lo tienes sin usar, pues en cuanto le das un poquito, enseguida funciona». Claro, si roto no hay nada, no estoy como los futbolistas.

P.- ¿Qué es lo mejor que ha hecho el PSOE en España?

R.- La lucha contra la ETA en la época de Enrique Múgica, la dispersión, etcétera y el reconocimiento de Israel.

P.- ¿El libro que más veces he podido releer?

R.- El Quijote, supongo, el Romancero más bien.

P.- ¿Con qué se suele emocionar?

R.-  A mí el himno nacional en determinadas cosas, no de lágrimas, pero estoy ahí. Todo el mundo sabe que los de Teruel no lloramos, pero estoy cerquita.

P.- ¿Cómo se lleva el hecho de ser abstemio en un oficio de dipsómanos?

R.- Pues yo dejé de beber precisamente por eso. No se puede hacer radio bebiendo. Vamos, hay quien lo hace, pero no se puede. O sea, tú no puedes estar por la mañana haciendo radio y escribir tampoco, porque el problema del alcohol, que es la droga ideal para el escritor, es que cuando bebes, crees que has hecho una cosa estupenda y al día siguiente te das cuenta. Esto es un problema del alcohol. Hace 25 años o más que no pruebo una gota porque o lo coges o lo dejas y además metabolizo mal.

P.- ¿Qué bebía?

R.- Bebía de todo, pero sobre todo vino y whisky Cardhu, y ya ni una gota. El escribir sobre todo eso te lleva mucho a beber. Y luego la vida social y estas historias en Madrid. Así que tengo un horario incompatible con la vida social. Como además soy abstemio, pues de vez en cuando no sé, me como unas torrijas. Es lo más cercano al vicio que tengo.

R.- ¿El no acudir a eventos multitudinarios es por timidez o por un poco de misantropía?

R.- No, es porque el hombre, cuando se reúne, pierde, como suelen decir. Luego me joroba porque, primero, yo no soporto el halago, entonces lo primero que te dicen es eso. Y luego siempre viene alguna peligrosa. Uno tiene que tener cautela. De pronto aparece uno de esos monumentos que la raza española produce con enorme facilidad: «Es que te sigo, te sigo y te sigo».

P.- ¿Qué es lo más fuerte que le han dicho?

R.- Uy, no lo puedo reproducir. Creo que lo más divertido es «qué bien lo pasaríamos en el cigarrito de después».

P.- ¿Los toros o el Real Madrid?

R.- El Real Madrid es la prueba de que hoy en España hay cosas que se pueden hacer. Los toros a este paso se los cargarán los aficionados que no tienen ni idea de toros. A este paso los toros los cargan los toreros, pero no matándolos, sino no lidiando toros de verdad. El otro día presenté el libro de Andrés Amorós, que es El Cossío del siglo XXI, El arte del toreo. He estado 20 años yendo todos los días de la feria con Amorós y he aprendido de toros con él. Y me gusta mucho la fiesta y la estética es absolutamente maravillosa. Pero claro, yo nací en un pueblo y he visto un toro a tamaño. La gente que va a la plaza por primera vez, ve el toro desde arriba, no sabe lo que es un animal.

Sobre Yolanda Díaz: «Cuando yo era gilipollas, no había tanta gilipollas en el comunismo»

P.- ¿El rasgo de su carácter que menos le gusta?

R.- Últimamente hablar de mí mismo porque es un peñazo y además, casi sin querer vas hablando de ti mismo. Y me tengo muy visto.

P.- ¿Y el rasgo de su físico que más le gusta?

R.- No lo puedes imaginar (ríe)

P.- ¿Y el segundo que más le gusta?

R.- La cabeza, la memoria.

P.- Una pregunta malvada: ¿alguna vez le ha dado complejo la estatura?

R.- Bueno, depende. A mí siempre me anima, la historia de los pequeños es que hay que pelear más para conseguir las mujeres grandes. Igual que al revés, a los hombres grandes les gustan las mujeres pequeñas, es ley de vida. Pero las mujeres grandes siempre me han hecho caso. Te fastidia si de niño tú te consideras inferior, pero a mí nunca me ha ido mal con las chicas, que es para lo único que sirve ser más o menos grande y luego para pegarme pues me pego con Dios y con su madre todos los días. Pues te mata, pues me mata, pero no me achico. La parte peleona del pequeñito siempre tiene que pelear. Si no, no sale adelante, se lo come el grande y ya.

P.- Dígame una lección que le hayan dejado tus padres y que Losantos le haya transmitido a sus hijos.

R.- Hacer lo que tienes que hacer, o sea, cumplir con tu obligación y ser todo lo que puedas llegar a ser. Yo fui todo lo que mis padres no habían podido ser, mis hijos están siendo, espero que mis nietos, pues lo que he hecho yo, no exactamente lo mismo. Todo eso es imposible, pero lo que puedan hacer y sobre todo que sean ellos mismos. No vale la pena fingir para que luego te dé un infarto, y digas, ¿para qué estoy engañando a todo el mundo? No vale la pena fingir, lo mejor es ser tú mismo y a quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga.

P.- ¿Piensa mucho en la muerte?

R.- No, la verdad es que no me preocupa la muerte en absoluto. La muerte es un descanso, la muerte es que me dormiré.

P.- Es peor la enfermedad, entiendo.

R.- Eso sí, pienso cómo me arreglaría. Lo que no quiero es una enfermedad de estas largas, duras. En ese sentido, yo creo que el derecho a una muerte digna es fundamental, pero yo creo que en estos tiempos uno puede hacerlo siempre que no jorobes demasiado la familia, que el gran problema no es que te pegues un tiro, es que dejas todo perdido.

P.- O sea que a favor de la eutanasia.

R.- Sí, pero que no la decidan, ni te obliguen.

P.- Con Federico Jiménez Losantos, que nos ha recibido en nuestra primera escapada fuera del plató del periódico. Que vaya bien el libro, la radio…

R..- Y que vaya bien THE OBJECTIVE. Os leo, aparte parece el exilio de El País, es a los que leía yo en El País cuando los insultaba. Ahora son buenos todos, Savater, Azúa y tal, pero antes no lo eran tanto. Yo empecé en El País, no creo que vaya a acabar en THE OBJECTIVE, pero creo que hacéis un buen trabajo. Y además está ahí Ketty Garat, que ha estado aquí toda la vida.

P.- La gran Ketty. 

R.- Mira, ella me presentó a Bolaños en La Chalana, un sitio extraordinario.

P.- ¿En el que estuvo Ábalos?

R.- Es que hay un error. Ellos se reunían siempre en Tragantia. ¿Cuándo van a La Chalana? Cuando saben que los están grabando porque La Chalana es un sitio muy respetable, es un sitio extraordinario. No solo de pescado y marisco. Tiene el mejor arroz con leche de Madrid. Cuando saben que los están grabando, van a La Chalana, que es un sitio con reservados amplios. Pero realmente la banda se reunía en Tragantia.

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