La hibridación llega al Opel Grandland, un SUV muy equilibrado que ahora es ECO
La marca tiene un bien ganado prestigio con vehículos muy correctos, que disfrutan de una excelente relación calidad/precio
No es una marca que desate pasiones, pero siempre ofrece buenos productos; no llaman la atención, pero dejan satisfechos a sus propietarios. Atrás quedaron los tiempos de los apasionantes Opel Manta, Monza, Kadett GSI, o Frontera. De un tiempo a esta parte los alemanes han apostado por lo práctico, y en su Grandland dan un paso más, al montar motorizaciones híbridas.
El logotipo que les representa es un círculo atravesado por un rayo, y esto es justo lo que han hecho: dar electricidad a lo que ya era un buen producto, para avanzar hacia lo que el mercado pide. Ese ingrediente energético llega a un coche discreto, que ha sabido ganarse su espacio en el muy competido mercado de los SUV medianos.
Discreta eficiencia
Opel tiene un bien ganado prestigio de construir vehículos muy correctos, que disfrutan de una excelente relación calidad/precio. El mercado pide y ellos, ahora en el conglomerado Stellantis, responden electrificando muchos de sus modelos más clásicos y populares.
Si ya le tocó al Corsa, ahora le toca a uno de sus SUV más populares. A veces hacen coches 100% eléctricos desde cero, y en otras ocasiones reconvierten los ya existentes a híbridos, que son los que más salida están teniendo.
El Grandland es un buen ejemplo de esto último. Los de Rüsselsheim han sabido encajar el ciclo híbrido a sus motores de combustión. Han encontrado un punto intermedio de eficiencia en la búsqueda de un menor consumo, más bajos índices de contaminación, y entrar dentro de los cupos medioambientales que dicta Bruselas para contentar a un mercado que lo requiere.
En el caso del Grandland Hybrid, esta nueva motorización se basa en un tricilíndrico de 1.2 litros, que desarrolla 136 caballos. Este propulsor no emana de otro previo, o no del todo, y ha sido diseñado de manera específica para ir acoplado a su sección eléctrica autorrecargable. El sistema eléctrico de 48 voltios genera 28 caballos, y está encastrado directamente en la transmisión. Es de doble embrague, y cuenta con seis marchas y cambio automático en toda la gama.
Gracias a esta combinación, sus consumos homologados marcan unos notables 5,7-5,5 litros en ciclo combinado. Esto supone una rebaja de alrededor de un 15% con respecto a su predecesor, el Grandland 1.2 Turbo. Desde parado, el nuevo híbrido acelera hasta 100 km/h en 10 segundos, y es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 200 km/h.
En cálculos de la firma, su motor eléctrico podría impulsar por sí solo al vehículo en cerca de la mitad del tiempo de uso urbanita. Puede parecer mucho, pero en sus cuentas entran el movimiento a bajas velocidad, entrada y salida de garajes, maniobras de aparcamiento, y otras circunstancias en las que el ordenador de a bordo apaga el motor térmico. Ofrece los consabidos tres modos de conducción: eco, normal y sport.
Este SUV de corte familiar, está en una zona media, con 4,47 metros de largo, 1,85 de ancho, y 1,61 de alto. Entra dentro del espacio en el que ya campaba el Grandland X, que es el mismo modelo aunque sin hibridizar, y compite con coches como los Peugeot 3008, KIA Sportage, Hyundai Tucson, Nissan Qashqai y Seat Ateca. No todos ellos cuentan con versiones electrificadas, un poderoso argumento de ventas de un tiempo a esta parte. En zonas rurales, o alejados de grandes urbes, carecer de una etiqueta ECO no resuelve ningún problema de tipo regulatorio, pero en los centros urbanos de muchas ciudades, se torna en necesidad.
Cambios en el interior
Esta renovación en cuanto a su propulsor viene acompañada de pequeños retoques estéticos de orden menor, aunque siempre se agradecen. El que lo agradece un poco menos es su maletero, que ve decrecer su volumen un poco. Pasa de los 514 litros previos, a unos nada despreciables 390 en todas las versiones con etiqueta CERO. Los litros que faltan son los que ocupan partes de sistema eléctrico, a pesar de que a batería de iones de litio esté bajo el asiento delantero izquierdo.
Su interior es más que suficiente para albergar a cinco pasajeros sin problema alguno. En caso de ser solo dos los ocupantes, y se pliegan los asientos traseros, queda un vano de nada menos que 1.652 litros de capacidad.
La instrumentación está presidida por una pantalla para el conductor de 12 pulgadas de muy fácil lectura. Muestra de manera continua la relación de potencias y flujos de energía del sistema híbrido, entrega de potencia de cada sección, recarga y estado general de la batería. Tiene una segunda para el sistema de infoentretenimiento y funciones de habitabilidad del vehículo. Es compatible con Android Auto y Apple CarPlay, y posee punto de carga inalámbrica para dispositivos móviles.
Asientos únicos
Los asientos ergonómicos delanteros tienen el certificado AGR, que si en alemán responde a Aktion Gesunder Rücken, en español significa «campaña para unas espaldas más saludables». No es una campaña en sí, sino el nombre de una asociación alemana independiente que promueve la investigación relacionada con la prevención de los dolores de espalda. Siempre se agradecen.
Donde el Grandland se estira es en los aditamentos de ayuda a la conducción. La lista es larga. Equipa asistente de posición en carretera, control de crucero adaptativo, cámara panorámica de 360º y sistema de aviso de ángulo muerto. También lleva asistente de aparcamiento automático, aviso de colisión frontal con frenado automático, detección de peatones, aviso de salida de carril, reconocimiento de señales y alerta de fatiga de conductor.
Opelovers
La gama del Grandland es bien acogida por un público que suele quedar satisfecho con los productos de la marca germana. El Hybrid se une a una gama bastante completa, que arranca en modelos más sencillos por menos 31.000 euros de catálogo con muchas ofertas, hasta los híbridos enchufables, entre los que destaca el imponente GSe de 300 CV y 6,1 segundos de 0 a 100 km/h, que se dispara hasta los 56.000.
Los consumos de las motorizaciones térmicas —que incluyen propulsores diesel— son razonables, y las versiones híbridas enchufables ofrecen autonomías eléctricas homologadas que circundan los 65 kilómetros en función de la versión elegida. La calidad general es la propia de vehículos alemanes, muy sólidos, bien construidos, y con una excelente relación calidad/precio. Ahora, híbridos. Mejores. Los Opel son poco llamativos, pero a prácticos, pocos les ganan.