El Benidorm Fest se pega un tiro en el pie y envía a Chanel a Eurovisión
El público aúpa «Terra», pero el jurado profesional se decanta por «SloMo», que representará a España en Turín el próximo mayo
En justicia, hay que romper una lanza a favor de España: el mismo público que en 2008 llevó a Eurovisión a Rodolfo Chiquilicuatre se ha volcado este año en el Benidorm Fest con Tanxugueiras. Tanto el voto demoscópico (en plata: una encuesta de toda la vida) como el televoto a través de llamadas y SMS se decantaron por «Terra», la propuesta folk de las cantareiras gallegas a la que dieron la puntuación máxima en ambos casos. Pero hasta ahí las buenas noticias porque el pueblo no logró revertir el parecer del jurado, que tenía en sus manos el 50% de la palabra final y otorgó 30 puntos a las pandereteiras y premió con 51, la nota máxima, a «SloMo», de Chanel, que representará a España en el Festival de Eurovisión 2022 en Turín.
Fue un acierto la decisión de RTVE de dar carpetazo al anterior sistema de selección del artista que envía a Eurovisión y renunciar a una parte de las royalties de las canciones para atraer a músicos que, de otro modo, no se habrían presentado. Y el Benidorm Fest quería ser eso: 14 canciones (13, en realidad, tras la retirada de Luna Ki), cada una de su madre y de su padre, de las que saldría la que representaría a España en el festival europeo tras haber superado una criba de presunto prestigio.
Desde el primer momento, RTVE se esforzó en mostrar que sí, que este año por fin sí había voluntad de sacar a España del subdesarrollo eurovisivo en el que lleva años instalada y de demostrar que en este país (¡sorpresa!) hay talento. Y había motivos para el optimismo. Dos, concretamente: la mencionada «Terra», de Tanxugueiras, y «Ay mamá», de Rigoberta Bandini. Cualquiera acreditaría el buen hacer de nuestros músicos y haría al público enorgullecerse de su candidatura independientemente del resultado final.
Tanxugueiras actuaron las segundas de la noche y Rigoberta Bandini, la quinta en una gala presentada por Inés Hernand, Máximo Huerta (rebranding de Màxim tras su sonrojante paso por el Gobierno) y Alaska, que, de los tres, fue la que cortó el bacalao durante la cerca de hora y media que duró el programa. Vestida ella de impecable morado república para escoger la canción que representaría a España. Y, aunque la capa de ozono no está para juergas, Olvido Gara decidió completar su look con dos litros de laca.
Ambas presentaciones en directo dejaron margen para la mejora: las Tanxugueiras son excelentes vocalistas y compositoras, pero no bailarinas y, aunque un servidor ha visto dos veces la actuación de Rigoberta Bandini, sigue sin pillar lo del velo nupcial con gafas de sol. Sin embargo, unas y otra demostraron que España puede aspirar al oro eurovisivo. A fin de cuentas, quedan meses antes de que se celebre el festival, el 14 de mayo, en los que pulir la puesta en escena con un equipo que ya tiene tablas en el concurso.
Pero, ay, por algún motivo al jurado profesional le pareció que lo que dejaría el pabellón español bien alto sería un tema aburrido con ínfulas latinas interpretado con un acento sencillamente indescriptible (quizás intento de puertorriqueño, quién sabe) que dice: «Yo vuelvo loquita a todos los daddies / Yo siempre primera, nunca secondary / Apenas hago doom, doom / Con mi boom, boom / Y le tengo dando zoom, zoom en Miami». Versos que, por otra parte, quizá tranquilicen a quienes consideraban que una canción en gallego no representaba a todo el país.
Se decantó el jurado, en fin, por un tema insulso, irremediablemente cutre, que suena a década pasada y a clase de spinning. Chanel, la catalana de origen cubano que le pone voz y bailoteo, es una joven de indudable talento vocal y escénico. Pero, aunque fue la ganadora, este primer Benidorm Fest que quería poner punto y aparte a las malas puntuaciones de España en Eurovisión será recordado como el que perdió la oportunidad de llevar a Turín «Terra» y «Ay mamá».
Lo más decepcionante no es que «SloMo» no esté a la altura del talento que se pudo ver el sábado en Benidorm, sino que fueran las cinco personas del jurado las que echaran por tierra la voluntad popular de ir a Italia con un caballo potencialmente ganador.