'Perro-icono-Sanxe' y Ayuso, 'la facha'
«Se parecen bastante, abrazan el meme, la coña, resignifican los insultos, se explayan a veces en polémicas estériles»
A ciencia cierta nunca se sabrá, pero se piensa que buena parte del éxito de aquella derrota ligera que le permitió seguir estando en La Moncloa fue abrazar el meme. Reconozcamos que estuvo hábil Pedro Sánchez cuando, en las últimas elecciones generales, abrazó sin timidez al «perro sanxe», ese insulto, cachondo no lo negaré, que resignificó. Esto de resignificar lo estábamos volviendo a ver estos días con aquello de «Zorra», el tema de los dos alicantinos, Nebulossa, que nos representarán en Eurovisión.
Colocar «zorra» no como insulto, casi como elogio. Ya han salido por las redes, al calor de la polémica, tuiteros que han venido a explicar que, ya hace tiempo en el colectivo LGTB, «maricón» dejó de molestar. Y no me refiero a que un estúpido lo utilice, más bien a que ellos mismos puedan usarlo dándole esa acepción orgullosa.
Vio Sánchez, o sus adláteres, la oportunidad de colocar en julio ese mensaje, y la gente se lo compró. Si la semana pasada escribía en este hueco que teníamos el primer presidente tuitero de la historia, la actualidad me ha vuelto a dar la razón. Se quedó algo sosa la gala de los Goya por la aplastante de la victoria de Bayona, La sociedad de la nieve se comió al resto de pelis nominadas, no hubo rival.
Lo que más bola ha dado del festín cinéfilo del sábado fue algo que ocurrió en la previa de la gala, en la emisión online de RTVE Play, la plataforma juvenil de la televisión pública. Allí estuvo, casi en solitario, la humorista Inés Hernand. Vaya por delante, respeto el curro de Inés, y no siento que robe ningún puesto de trabajo a un periodista, puesto que si aspiras a hacer lo que hace ella, no quieres ser periodista, tú sueñas en realidad con ser cómica.
Y nada hubiera pasado, más allá de opiniones sobre su —poco ortodoxa— actitud, si no llega a ser porque con el micrófono de RTVE, en un arrebato de cercanía, Inés le soltó a Sánchez, con el guapo que da un esmoquin, un «presi, eres un icono». No procede, bien debería saber Inés que eso se le puede decir a Fernando Tejero, pero al líder del Ejecutivo, en un medio público, no.
Si esto se acepta, cuando llegue un gobierno de derechas, que no raje nadie del PSOE si una reportera, cómica, descacharrante, le grita a Feijóo: «Presi, eres un icono». Porque será, como algunos defienden, puro entretenimiento. La cuestión es que cuando la fiesta te la pagan los contribuyentes, hay copas cuyo consumo está prohibido.
La coña activista de la iconicidad del presidente, más allá de la nula sonrisa que provoca, degrada la imagen de la corporación. Bien estuvo el comunicado del Consejo de Informativos de RTVE con el que Sánchez se fumó un puro. Cuando cayó la noche de este pasado lunes, el presidente le devolvió el piropo, a través de redes, a la presentadora madrileña: «Inés Hernand, el icono eres tú«. Procedió a adjuntar vídeo recopilando momentos de la emisión en donde Hernand repetía lo de icono hasta al apuntador que pasaba por allí.
«Los problemas seguirán estando ahí, pero a muchos no les importa la fiscalización al poder, solo quieren reírse con su líder»
No fue una gala, sino en una entrevista en Telecinco, Ana Terradillos le sacó a Isabel Díaz Ayuso un vídeo del programa Polonia de TV3, parodiando la «Zorra» de Nebulosa, pero con una caracterizada Ayuso proclamándose facha. «Si me dices que abrir el grifo en cualquier casa de Madrid y que haya agua es de ser facha, aquí está la facha», respondió la lideresa cañí. Ayuso juega bien a una partida que lleva tiempo dominando Sánchez. En términos de viralidad, de políticos que comentan los memes, solo ella sabe competir.
Sánchez se apropió del perro, Ayuso se ha apropiado del manido facha. Porque ambos son hábiles líderes que nadie intuía que llegarían a serlo. Representan el signo de los tiempos, una manera de entender la política. Los problemas seguirán estando ahí, pero a muchos no les importa la fiscalización al poder, solo quieren reírse con su líder. Darle ‘me gusta’, sentirse de su cuerda.
Se parecen bastante en ello Sánchez y Ayuso, abrazan el meme, la coña, resignifican los insultos, se explayan a veces en polémicas estériles. Aunque la diferencia de lo actual estriba en que, siendo memes surgidos del dinero público, a Sánchez el sábado le adularon, y a Ayuso no. ¿Los límites del humor? Lo que moleste al Gobierno. ¿Lo valiente? Meterse con Pablo Motos. ¿Lo transgresor? Hacer activismo en pro del ejecutivo, disfrazado de comedia. Qué hartura todo.