Avisan sobre los efectos de la mirtazapina, un antidepresivo muy consumido
El Observatorio de Medicamento afirma que «la pandemia ha incrementado las enfermedades mentales y el consumo de antidepresivos ha aumentado un 10%»
Dos años después de que estallase la pandemia se han podido hacer estudios sobre cuánto y cómo ha sufrido la población a nivel mental. El reciente informe del Observatorio del Medicamento explicaba que en 2020, cuando apareció por primera vez la covid-19 en nuestras conversaciones, no se tenían pruebas suficientes para determinarlo, pero este 2022, en que se ha establecido una mayor normalización de las consultas, se afirma que la salud mental ha empeorado gravemente. «Aparecen crecimientos muy importantes en el número de envases consumidos (unidades) de antipsicóticos (+7%) y antidepresivos (+10%) como mayores exponentes de trastornos mentales», dice el OM.
Este documento esclarece sobre los antidepresivos y equilibrantes que «tienen un crecimiento destacado +10% en la pandemia. Aunque sirven fundamentalmente para el tratamiento de la depresión, se utilizan en muchos casos de forma conjunta con
antipsicóticos y tranquilizantes. Se producen 4,2 millones de tratamientos mensuales de antidepresivos. Por regla general estos productos tampoco son adictivos».
La mirtazapina formaría parte de este grupo de antidepresivos que deben consumirse siempre bajo prescripción médica y su vigilancia. Los efectos adversos más comunes que pueden presentarse al tomarla (un 10% de los pacientes los sufren), según el prospecto recogido por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para el medicamento Rexer (nombre comercial de la mirtazapina de Pfizer), son:
- Aumento del apetito y aumento de peso.
- Somnolencia, especialmente a dosis bajas.
- Dolor de cabeza.
- Sequedad de la boca.
Algo menos comunes (entre un 1% y un 10% de los pacientes) son otros como:
- Letargia.
- Temblor.
- Náuseas.
- Diarrea.
- Vómitos.
- Urticaria o erupciones en la piel.
- Artralgia o mialgia.
- Dolor de espalda.
- Mareo o desmayo al levantarse rápidamente.
- Hinchazón por retención de líquidos.
- Cansancio.
- Sueños vívidos.
- Confusión.
- Ansiedad.
- Dificultad para dormir.
Los poco comunes (entre el 0,1% y el 1% de los pacientes) otros como:
- Sensación extraña en la piel.
- Síndrome de las piernas inquietas.
- Desmayos (síncope).
- Hipoestesia oral (adormecimiento de la boca).
- Hipotensión.
- Pesadillas.
- Agitación.
- Alucinaciones.
- Incapacidad para mantenerse quieto.
Clasificados como raros (menos de 0,1% de incidencia) están:
- Tics o contracciones musculares.
- Agresión.
El Observatorio de Medicamento concluye que «la pandemia ha incrementado las enfermedades mentales graves como las psicosis en un 7%, el uso de tranquilizantes un 6% y se dispara el consumo de antidepresivos un 10%. Además se detecta el abandono de tratamientos para la deshabituación tabáquica, a pesar de haberse financiado algunos de sus medicamentos en la pandemia».
Un nuevo medicamento sin efectos
La revista Science es la que ha publicado el hallazgo del equipo de Nanjing, liderado por Nan Su, de la Escuela de Farmacia de la universidad. Aún quedan muchos pasos antes de que los científicos puedan probar la ZZL-7 en personas, pero la vía abierta ahora mismo para los investigadores parece sólida.
Los científicos destacan que el nuevo fármaco es una molécula pequeña y fácil de sintetizar, lo que supondría una gran ventaja. Funciona interrumpiendo la interacción entre los transportadores de serotonina (llamados SERT, que son el objetivo de los antidepresivos clásicos) y la óxido nítrico sintasa neuronal (nNOS). El fármaco reduce los niveles de serotonina intercelular en una región del encéfalo conocida como núcleo dorsal del rafe.
Los investigadores han comprobado que de esta forma consiguen mejorar la actividad serotoninérgica de las neuronas de este área. Además, aumenta la liberación de serotonina en el córtex medial prefrontal. Para llegar a estas conclusiones, los científicos administraron de forma intravenosa el compuesto a ratones los que habían expuesto, en los 28 días anteriores, a un estrés leve crónico.
Dos horas después de administrarlo, el ZZL-7 había revertido el complejo SERT-nNOS en el núcleo dorsal del rafe. Además, también había ocurrido lo mismo con los comportamientos depresivos relacionados con el estrés; el efecto continuó durante las siguientes 24 horas.
Otro dato importante es que la molécula ya era detectable en el núcleo dorsal del rafe a le media hora de su administración. Esto es una señal de que había sido capaz de cruzar la barrera hematoencefálica, una especie de frontera natural del cerebro que impide que los elementos extraños pasen.