Estos son los alimentos que no deberías congelar nunca
Aunque es uno de los métodos más empleados para alargar la vida de la comida, no es aconsejable en todos los casos
Una de las mejores formas de ahorrar en el hogar es no desaprovechar los alimentos. Para conseguir esto, es importante hacer una lista de la compra que respete y sea consciente de las cantidades necesarias, controlar la fecha de caducidad para que la comida no se estropee y, por último, hacer cocina de aprovechamiento. Esto significa darle una segunda utilidad a lo que haya sobrado a la hora de comer en vez de directamente tirarlo a la basura.
En muchas ocasiones, la congelación es la mejor solución para ello. No obstante, hay algunos alimentos a los que este proceso no les hace bien, o bien porque pierden su textura y su sabor o, directamente, porque pueden ser peligrosos para la salud por sus ingredientes.
El primero de los casos no es un alimento en sí, sino que tiene que ver con las recetas con salsas: natas, mayonesas, salsa rosa… Es muy probable que cualquiera de esas preparaciones se corte al congelarlas, por lo que ya no serían aptas para el consumo y pueden conllevar un riesgo para la salud. En caso de querer congelar carnes o pescados en salsa, primero habría que limpiarlos para meter en el congelador solo la carne o el pescado cocinado, pero no con las salsas que los acompañan.
Los alimentos que no hay que congelar
Las frutas y las verduras siempre están entre los alimentos recomendados por los nutricionistas para llevar una dieta saludable. Sin embargo, cuando termina su vida útil, no es buena idea congelarlos en la mayoría de los casos. Las frutas (a excepción del plátano), las verduras de hoja verde o los tomates, entre otros muchos tipos, pierden su textura y empeoran su aspecto. Por ello, es mejor consumirlos antes de que se estropeen que congelarlos.
Con las patatas ocurre algo similar; da igual que estén crudas, cocidas, guisada o de cualquier otra forma, no hay que congelarlas nunca. El motivo de esto es que contienen almidón o fécula: al congelar las patatas, esta macromolécula desaparece, lo que provoca que cambie por completo tanto la textura como su sabor. Es por ello por lo que no hay que congelarlas nunca y, en caso de que estén incluidas en una receta con otros alimentos, habría que quitar las patatas antes de congelar el resto.
Otro de los alimentos más consumidos en el mundo es el huevo. En este caso, el problema es doble: por un lado, en caso de congelarlo con la cáscara, es muy probable que estallen; por otra parte, el sabor nunca será el mismo que en casa de consumirlos frescos. Por ello, en el caso de tener que congelarlos sí o sí, lo mejor es separar la yema de la clara y hacerlo por separado.
Por último, hay que terminar con un alimento que tampoco hay que congelar nunca: el marisco. Es uno de los alimentos estrella de cada Navidad y es probable que sobre algo después de las comidas de estos días. En caso de tener que hacerlo, es importante congelar el alimento cocido, ya que así es posible conservar su sabor, textura y propiedades. Pero algunos mariscos, como los langostinos, las gambas o las almejas se pueden congelar crudos, siempre que al haberlos comprado fueran frescos. Esto es porque un proceso de doble congelación podría ser perjudicial para la salud.
El pan, otro de los alimentos más consumidos
Según el tipo de cereal y la manera en que se ha elaborado el pan, su duración y método de conservación son diferentes. Por ejemplo, las hogazas integrales pueden aguantar en perfecto estado a temperatura ambiente y dentro de una bolsa de tela una semana, aunque también es posible conservarlo más tiempo dentro del congelador.
Un factor importante a la hora de llevar esto a cabo es si está cortado en rebanadas o no. En caso de que la hogaza permanezca en una sola pieza, la mejor forma de congelarla es dentro de una bolsa de tela; si, por el contrario, está cortado, es mejor optar por una bolsa de plástico.
En caso de congelarlo durante una semana o más, lo ideal es guardarlo en una bolsa de plástico o envuelto en papel film, pero evitar todo lo posible guardarlo en bolsas de papel o papel de aluminio. No obstante, un buen pan siempre estará bueno incluso después de congelarlo.