Los síntomas relacionados con alteraciones digestivas son una de las causas más frecuentes de consultas de atención primaria, incluso en los servicios de urgencia. Así lo explica el director médico y fundador de IDI-Instituto Digestivo, Diego Sánchez Muñoz, quien añade que hay algunas de estas señales que son comunes en la población general: «La hinchazón abdominal, preferiblemente tras comer, la presencia de gases, reflujo o cambios en el hábito intestinal».
«En muchas ocasiones, estos síntomas son leves y no responden a ningún problema de salud serio, pero si la intensidad aumenta, hay cambios o aparecen otras señales llamados `de alarma´, como pérdida de peso o sangrado, hay que estar alerta para descartar que debajo de esos síntomas haya algún problema grave», añade el también experto en el aparato digestivo.
Además de lo molesto de los síntomas en sí, también pueden afectar mucho a la calidad de vida de los pacientes. Esto es porque puede llevar a las personas a, por ejemplo, salir menos debido al miedo a comer. Además, es una de las principales causas de absentismo laboral.
Relación entre la microbiota y la salud del estómago
«Está más que demostrado que la alteración y los problemas de funcionamiento de esta microbiota provocan alteraciones, no solo a nivel digestivo, sino en otros órganos o sistemas fuera del aparato digestivo», explica Sánchez Muñoz. Es más, hay muchas enfermedades que provocan precisamente la alteración de la microbiota: «La Enfermedad Inflamatoria Intestinal, o la Enfermedad Celiaca, entre otras, y también en problemas más comunes y banales, como pueden ser las intolerancias alimentarias o la presencia de diarrea tras la toma de antibióticos».
Este último caso (tomar antibióticos de forma indiscriminada) suele también estar detrás de muchas de estas alteraciones. «Afortunadamente, cada vez la sociedad está más concienciada sobre el abuso de antibióticos, pero sigue habiendo mucha sobreindicación de toma de estos fármacos en muchos casos innecesaria», puntualiza el doctor.
Sin embargo, también advierte sobre el uso de estos fármacos en edades infantiles. En esta época el sistema digestivo no está del todo maduro, por lo que puede afectar a la microbiota intestinal debido al exceso de antibióticos en edades tempranas. Esto, a su vez, derivará en trastornos digestivos en la edad adulta. «Por tanto, los antibióticos están indicados en situaciones concretas, y es cuando hay que tomarlos», concluye.
La alimentación, otro factor clave
Una dieta poco equilibrada, con un exceso de alimentos procesados, «favorece la aparición de trastornos relacionados con la microbiota intestinal». Además, el estrés es también una de las principales causas detrás de este trastorno y, por tanto, también de síntomas relacionados con el estómago.
«Está más que demostrada la existencia de un eje intestino-cerebro», lo que implica que existe una relación entre los dos órganos que puede derivar en enfermedades o molestias en casos de, por ejemplo, un aumento del estrés. «Este aumento de estrés hace que a nivel de intestino delgado se altere el mecanismo de la digestión y fragmentación de nutrientes para su asimilación, promoviendo un círculo vicioso que perpetúa el problema», aclara Sánchez Muñoz.
La ansiedad o síndromes depresivos, así como otros trastornos del estado de ánimo, también están relacionados con trastornos del intestino. Además, provocan alteraciones en la microbiota intestinal. Además, aquí también entran en juego los probióticos: «Igual que dijimos que los antibióticos están muy sobreindicados, algo parecido sucede con los probióticos».
Ahora hay una tendencia cada vez mayor a tomar probióticos y, aunque en general son beneficiosos, «está claro que no sirven para todas las situaciones». Algo que hay que tener en cuenta, también, es que la eficacia de estas bacterias depende de su composición, «tanto de las cepas como de su cantidad». Es por ello que tomarlos mucho tiempo sin ningún control, o tomar simplemente el primero que está a mano, puede ser incluso contraproducente para la microbiota. Es más, incluso puede dar lugar a trastornos digestivos que, incluso, pueden terminar siendo crónicos.
Consejos para cuidar el aparato digestivo
Lo primero es cuidar la alimentación, «tanto en cantidad como en calidad»: «Llevar una alimentación ordenada, respetando horarios y tiempos, así como aplicar el sentido común a qué comemos, con un consumo calórico adecuado a nuestras necesidades, y con una composición equilibrada en cuanto a nutrientes, evitando los excesos continuos y los altibajos en la alimentación, es fundamental para que nuestra función digestiva esté equilibrada». Además, hacer ejercicio también es muy beneficioso para la salud del estómago.
«Por otro lado, hay que intentar minimizar el estrés al que nos somete la vida diaria», añade el experto. Esto es algo complicado en muchas ocasiones, ya que el estrés es un mecanismo de defensa que permite estar alerta ante los peligros. Sin embargo, cuando deja de ser un estrés controlado y controlable pasa a ser perjudicial. El exceso de estrés es perjudicial para la salud en general, pero también para el estómago y el aparato digestivo en particular. «En este sentido, la realización de ejercicio físico también es altamente recomendable», concluye el experto.