Crean un máster para acabar con la brecha de género en las ingenierías
La Politécnica de Madrid y la Complutense formarán a docentes para que puedan traspasar conocimientos STEM a sus alumnos de Primaria y Secundaria
Alumnos en un aula de la Universidad Complutense durante la pandemia. | Isabel Infantes (Europa Press)
«O cambiamos la forma de educar o el futuro está en riesgo», advierte Sara Gómez, directora del programa Mujer e ingeniería. En España, solo el 8% de los universitarios eligen carreras de ciencias a pesar de que serán el 70% de los empleos futuros. En algunas especialidades de ingeniería la presencia de las mujeres es testimonial. Gómez lo vincula a la falta de competencias en Primaria para enseñar materias STEM (acrónimo que designa a las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). A partir del próximo curso dos universidades madrileñas impartirán un máster específico para acabar con esa brecha de género.
Las elegidas son la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad Complutense. El máster cuenta con el aval de la Real Academia de Ingeniería, que visualizó el problema hace años. Para revertirlo creó en 2016 el proyecto Mujer e ingeniería, que tiene como objetivo impulsar las vocaciones STEM entre las mujeres tratando de «disolver la brecha de género en la ingeniería». Al frente se encuentra Gómez, profesora de Diseño Industrial y antigua vicerrectora de la Politécnica.
La creación de un máster interuniversitario servirá para ayudar a los maestros de Primaria a trasladar mejor las habilidades STEM a sus alumnos. Los expertos creen que si los pequeños ven útiles y divertidos esos conocimientos se sentirán capaces y emprenderán el camino de la ingeniería y la tecnología en el futuro, especialmente las chicas, que tienden a otras disciplinas porque estas no les motiva.
El futuro de la ingeniería
El máster tendrá la duración de un curso académico. Costará de 60 créditos ECTS y está pensado para graduados en magisterio, pero también pueden hacerlo ingenieros que piensen dar clases en Primaria. «El 90% de los docentes son mujeres y no tienen formación en materias STEM», recalca Gómez. Las clases se impartirán en la Facultad de Educación de la Complutense y en el Instituto de Ciencias de la Educación de la Politécnica.
«Con cuatro años los pequeños solo quieren divertirse. A los seis, las niñas empiezan a pensar que las ciencias son más difíciles y que no tienen la misma capacidad que los varones. El problema lo hemos detectado en el tramo entre los seis y los 10 años, por eso hay que actuar ahí», reconoce la directora del programa Mujer e ingeniería. En su opinión, una de las razones por las que las niñas no eligen estudios de ingeniería está en la poca formación de sus formadores, especialmente en matemáticas y física.
Las carreras de ingeniería han perdido un 25% de matrículas en las dos últimas décadas. Por sexos, los hombres golean a las mujeres en esa disciplina: son siete de cada 10. Algo que no sucede en otras ramas, con mayoría de féminas. Según datos del Ministerio de Educación, el 55% de los universitarios son chicas. Especialmente en Ciencias de la Salud, donde se invierte la tendencia de las ingenierías.
«La mujer tiene una mayor conciencia social. Necesitamos un propósito para hacer las cosas. Somos más empáticas y por eso eligen carreras relacionadas con la salud. No ven una aplicación social en la ingeniería. Es lo que tenemos que cambiar», reconoce Gómez. En Medicina, por ejemplo, la tendencia se invirtió a finales de los años ochenta. Ellas son ahora casi el 70% del total. Lo contrario que en Matemáticas, aunque hasta principios de este siglo la mujer era mayoritaria.
Un problema social
El 74% de los alumnos matriculados en las carreras de ingeniería y arquitectura en el curso 2019/2020 eran varones. En algunas especialidades, como la ingeniería informática, la proporción de mujeres solo cuenta con un dígito. En cambio, existen carreras en las que las chicas se encuentran al nivel de los hombres, como ingeniería biomédica. En otras, como robótica o electrónica, la cifra se desploma.
Gómez explica que las féminas toman salidas laborales vinculadas al cuidado de los demás. «Es una cuestión de falta de confianza, de autoestima. La mujer es más autoexigente y sufre un problema social porque paga más caros sus errores». Para acabar con esa dinámica desarrolla desde hace un lustro un proyecto que apuesta por normalizar la participación de las chicas en el ámbito de la ingeniería y la tecnología.
La intención es fomentar las vocaciones STEM entre los niños. Trabajan en colegios e institutos públicos de la Comunidad de Madrid y de Andalucía para normalizar la presencia de las chicas en la ingeniería. Dan charlas y lleva a los centros a grandes ingenieras. «Los pequeños alucinan con que una mujer sea capaz de diseñar un satélite», sostiene Gómez. En el programa interactúa toda la comunidad educativa: alumnos, padres y profesores.
Mujer e ingeniería trata de impulsar y motivar a los alumnos hacia las vocaciones científicas y tecnológicas. El propósito es situar las materias STEM en el horizonte de las posibilidades profesionales de cualquier niño, especialmente las chicas. Ofrecen a los docentes recursos y herramientas, aunque hace falta incrementar el número de profesionales con esta visión. Por eso nace el máster interuniversitario.
El proyecto incluye una iniciativa práctica: un concurso que fomenta la curiosidad y el interés por la ingeniería haciendo ingeniería. También implica a empresas con el diseño de unas becas con las que las mujeres recién tituladas estas carreras cuentan con una mentora de excelencia vinculada al ámbito privado de cuya mano da sus primeros pasos profesionales. Incluso el Ministerio de Defensa participa en el programa.
