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¿Por qué llegan sustancias como la burundanga a galletas y otros alimentos?

Los expertos indican que la contaminación con escopolamina es posible pese a las medidas de precaución y seguridad

¿Por qué llegan sustancias como la burundanga a galletas y otros alimentos?

La escopolamina está presente en muchas plantas que crecen junto a cultivos como el maíz. | Unsplash

Hace unos días, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) emitió una alerta que generó un gran revuelo y preocupación. Se trata de la petición de retirada del mercado de un lote de galletas sin gluten de la marca Gerblé por la presencia de escopolamina, una sustancia conocida popularmente como burundanga, así como trazas de atropina.

La noticia fue especialmente comentada en las redes sociales, donde los usuarios llamaban la atención sobre el hecho de que fuera una sustancia de este tipo la que hubiera contaminado las galletas y se preguntaban cuáles eran los riesgos. También hubo muchos que se preguntaban cómo era posible que unas galletas se hubieran mezclado con una droga como la burundanga. 

Los expertos consultados por THE OBJECTIVE señalan que la explicación es más sencilla de lo que parece y se trata simplemente de una contaminación a la hora de cosechar las plantas que más tarde se utilizan para hacer la harina que se usará como ingrediente de estos alimentos. 

La escopolamina se encuentra en varias plantas que crecen como malas hierbas junto a los cultivos, según explican a este periódico desde la Federación de Asociaciones de Ciencia y Tecnología de los Alimentos (Fedalcyta). Este compuesto es un alcaloide tropánico que está presente en algunas plantas de distintas familias, como el estramonio. 

Los expertos en tecnología de los alimentos explican que la contaminación con este tipo de plantas es posible a pesar de todas las medidas de precaución y seguridad. El color de estas plantas, al contrario de otras como la amapola, por ejemplo, que crecen junto a los cultivos de cereales o de oleaginosas, se puede confundir fácilmente con los tonos marrones y verdosos de estas plantaciones y, por tanto, mezclarse en pequeñas cantidades en la recolección. 

«La presencia de alcaloides tropánicos en el género Datura es bien conocida. La especie Datura stramonium (estramonio)  tiene amplia difusión en las regiones templadas y tropicales, por lo que se han encontrado semillas de esta especie como impurezas entre las semillas de lino, soja, sorgo, mijo, girasol y trigo sarraceno y sus productos derivados. Las semillas de Datura stramonium no pueden eliminarse con facilidad del sorgo, el mijo y el alforfón mediante selección y limpieza, por lo que el sorgo, el mijo y el trigo sarraceno y sus productos derivados, así como los alimentos elaborados a base de cereales que los contienen, presentan contaminación por alcaloides tropánicos», explica la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria. 

Los controles de seguridad funcionan

Los límites máximos de alcaloides que se permiten en los alimentos, así como de otros contaminantes, están regulados y la normativa se ha revisado recientemente, con una última actualización este mismo año 2023. Para cumplir estas cantidades, la industria tiene una serie de técnicas y de controles que, afirman los expertos, funcionan bien. 

«Para prevenir y controlar esta contaminación se usan diversas técnicas, tanto durante la producción (con el uso de herbicidas) como tras la recolección (limpieza de las semillas, separación mecánica con tamices para cribarlas por tamaño)», explica la tecnóloga de los alimentos Beatriz Robles. Sin embargo, «en algunos casos es difícil eliminarlas cuando aparecen contaminando especies como el sorgo, el mijo, el alforfón o el maíz», añade. 

Además de las medidas que se toman para evitar la contaminación, la industria está obligada a pasar ciertos controles de seguridad y analizar los distintos componentes para asegurarse que cumplan con todos los requisitos y no haya ningún tipo de contaminación. Sin embargo, como explican desde Fedalcyta a este diario, en producciones tan grandes como las de Gerblé, es posible que se analicen varias muestras que casualmente estén libres de sustancias contaminantes y que quede fuera del control el producto afectado. 

Defienden, igual que Robles, que el sistema funciona y que el hecho de que se haya podido identificar los lotes afectados gracias a la trazabilidad lo demuestra. 

¿Cuál es el riesgo de consumir alimentos contaminados con burundanga? 

Ante los posibles riesgos para la salud, las autoridades sanitarias recomendaron a quienes hubieran comprado uno de los lotes afectados que no los consumieran. Sin embargo, los riesgos exactos de comer esas galletas en concreto no se pueden saber, puesto que no se conoce la cantidad de escopolamina y atropina que se ha encontrado en la harina de maíz. 

Los expertos de Fedalcyta apuntan que lo normal sería que los riesgos fueran mínimos, salvo que la ingesta sea de una cantidad fuera de lo normal, pero no se puede descartar que provoque problemas de salud debido precisamente a que no se conoce la magnitud de la contaminación. 

En cualquier caso, los síntomas del consumo de estos alcaloides pueden ser reducción de glándulas salivares y sudoríparas, dilatación de las pupilas, cambios en la frecuencia cardíaca, inhibición de la micción, sed y dificultad para hablar, explica Beatriz Robles. Sumados a los síntomas habituales de la droga conocida como burundanga, que se utiliza habitualmente por la confusión, desorientación y pérdida de control que provoca en quien la consume. 

Por eso, aunque no se conozca la cantidad de escopolamina detectada en las galletas, en este caso, o en cualquier alimento en el que se pueda dar esta situación, lo más sensato es evitar su consumo. 

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