Truco para dormir con el aire acondicionado sin que afecte a tu salud
El material de las sábanas y el colchón o tomar duchas con agua tibia o caliente son otras formas de combatir el calor
Con la llegada del calor extremo no sólo es más difícil salir a la calle o hacer las actividades del día a día. Por ello, una de las soluciones más recurridas es poner el aire acondicionado muy fuerte para intentar aliviarse. Pero este hecho siempre suele tener un efecto colateral: amanecer con dolor de garganta después de toda la noche con el aire puesto.
El aire acondicionado es una herramienta imprescindible para que, quienes lo tienen, puedan combatir la ola de calor. Sin embargo, usarlo de forma continuada y sin las precauciones necesarias puede llevar a provocar ciertos efectos perjudiciales en la salud. Sobre todo en la garganta, que puede acabar reseca o irritada. Para evitar esto, existen varios trucos y estrategias que es posible implementar para disfrutar del aire acondicionado, incluso durante las horas de la noche, sin terminar malos de la garganta.
Dormir con el aire acondicionado sin que haga daño a la garganta
El primer punto que hay que tener en cuenta es la temperatura. Esta tiene un papel muy importante para evitar que la garganta acabe reseca, por lo que es más recomendable mantener el aparato entre los 22ºC y los 24ºC, un rango que ayuda a evitar el frío extremo. Pero también es importante que el chorro de aire no dé directamente ni en la cara ni, por supuesto, en la garganta.
También es posible usar un humidificador. Este dispositivo está diseñado para añadir humedad al ambiente, por lo que puede mantener la garganta menos seca. Por ello, lo ideal es colocarlo cerca de la cama en caso de dormir con el aire puesto, aunque hay que tener cuidado con no generar demasiada humedad.
Por último, algo básico pero que no se tiene muy en cuenta es que mantener el filtro de aire del equipo limpio es fundamental para garantizar que el flujo de este sea también igual. Los filtros sucios pueden acumular polvo, alérgenos y bacterias que irritan las vías respiratorias, lo que también aumenta la sequedad. Por ello, lo recomendable es limpiarlos o reemplazarlos al menos una vez al mes.
Otros consejos para evitar dañar la garganta
Hay que beber mucha agua a lo largo del día, ya que esto ayudará a que las vías respiratorias estén hidratadas antes de dormir. También es posible aumentar la humedad en la habitación poniendo diferentes tipos de plantas, ya que algunas ayudan a tener un aire menos seco.
Otra de las medidas, aunque quizá menos conocida o usada, es colocar ollas con agua caliente cerca de la salida del aire acondicionado. El calor hará que el agua se evapore, lo que a su vez aumenta la humedad en el ambiente y ayuda a contrarrestar el aire seco.
Dormir bien en verano más allá del aire acondicionado
- Importancia de la cama
El tipo de cama y sus tejidos son esenciales para un buen descanso en verano. Tejidos relativamente sintéticos, como el poliéster, no transpiran bien y aumentan la sensación de pegajosidad. Ocurre lo mismo con el satén, que es un tejido muy apretado que retiene mucho más el calor.
Por el contrario, lo ideal serían telas de algodón, seda o lino. En cuanto a las almohadas y los colchones, el algodón o la pluma son los mejores aliados. El látex y las espumas viscoelásticas, por el contrario, es mejor evitarlos; son materiales más densos que reducen la transpiración y van a concentrar más el calor.
- Las duchas, mejor tibias
La ducha fría antes de dormir es una opción muy recurrida cuando suben la temperatura, pero no es una buena solución. El cuerpo demanda una ducha tibia o caliente, ya que es la que va a mandar la señal al cuerpo para empezar a sudar. Esta es la forma que tiene el organismo de expulsar el exceso de calor. Si, por el contrario, tiene frío, el cuerpo va a aumentar la temperatura y será peor para el descanso.
- Evitar la excesiva hidratación
Entrar en la cama excesivamente hidratados sólo va a hinchar la vejiga y posiblemente dé pie a desvelos nocturnos por tener que ir al baño. No hay que dormir con sed, pero tampoco con excesiva agua en el organismo.
- Alcohol, exceso de comida o estímulos
Ir a dormir después de haber tomado unas copas de más, una comida muy copiosa o tras haber experimentado una situación muy estimulante, como el deporte o salir de fiesta, tampoco es bueno. Las probabilidades de que el sueño sea de mala calidad y fragmentado son mucho mayores en estas condiciones.