Ángela Rodríguez 'Pam' se sincera: «Nada me ha dolido tanto como el desprecio a mi físico»
La secretaria de Estado de Igualdad publica un artículo en el que explica los mensajes que recibe a través de sus redes
La secretaria de Estado de Igualdad en funciones, Ángela Rodríguez 'Pam' | Europa Press
Ángela Rodríguez Pam se sincera sobre el calvario que sufre a causa de las redes sociales. «Me pidieron que escribiera un artículo sobre el machismo cotidiano», explica la secretaria de Estado de Igualdad en funciones, en una reflexión sobre los comentarios que recibe día a día en Internet por su físico, compartida en un blog de elDiario.es. «He tardado mucho en escribirlo porque sabía el dolor que me iba a provocar hacerlo, pero probablemente lo que más duele es el silencio».
El artículo se centra en los comentarios en redes sociales y hechos que han obligado a Pam a romper su silencio al considerar haber sido víctima de improperios que la trataban «como a un trozo de pan, una cosa que no llega a ser humana». Explica que «nada de lo que a mí se me diga o haga es comparable a lo que le han hecho a Irene Montero y a otras mujeres antes».
En el artículo explica que, después de haber sido nombrada como secretaria de Estado, se quitó las notificaciones de todas las redes sociales, en las cuales, «si fueran sólo diez comentarios, recibiría uno de apoyo, uno sobre alguna de las críticas habituales al Ministerio de Igualdad (exceso de gasto y personal, contador de sentencias de rebajas de penas por la mala aplicación de algunos tribunales de la ley de libertad sexual, transfobia, etc.) y los otros ocho tendrían que ver con mi físico», ejemplifica la secretaria de Igualdad.
«Los miles de comentarios semanales sobre mi físico me parecen un asunto relevante» ha escrito para el medio digital y los ha ejemplificado con comentarios recibidos como: «‘Vete a un gimnasio tarada’, ‘menuda barbacoa, cómo te vas a poner’, ‘unos churros y se te pasa’, ‘haz una huelga de hambre’, ‘vete a parar las balas que tienes con qué’, ‘trabaja primero por el alto a la comida’, ‘a ti lo único que te duele es el estómago de hambre’, ‘nadie te tocaría ni con un palo’, ‘gorda, gorda, das asco, gorda, asco’».
El testimonio de Pam refleja el apoyo que recibe del psicólogo, su madre, amigas, su novia, el equipo con el que trabaja, los cuales le dicen que «no lo lea». «Y casi nunca lo hago, pero por desgracia traspasa lo que ahí sucede». En las últimas semanas, explica Ángela Rodríguez, «se difundió como bulo una foto mía con un amigo que ha sido usada como prueba para acusarme de gastar dinero público en prostitución» o cuando «un presentador de televisión caído en desgracia ponía mi nombre a una vaca para subir su audiencia».
Los comentarios que la política de Unidas Podemos recibe tienen que ver con la forma de vestir, su voz, capacidades intelectuales, «con mi manera barriobajera de expresarme, me han tocado sin que yo quisiera, me han agarrado del brazo por la calle, me han increpado mientras paseaba, me han escupido a la cara, me han mandado mensajes subidos de tono, mensajes amenazándome con violencia sexual, física o la muerte, han intentado también perseguir a las personas que más quiero, y, sin embargo, nada me ha dolido tanto como el desprecio absolutamente normalizado a mi físico», afirma.
En el artículo reflexiona sobre la aceptación de la sociedad y sobre «cuántos kilos separan lo válido de lo que no lo es», y cómo, para entrar en esa validez, «he intentado por todos los medios dejar de ser una gorda». «Me he puesto más atrás en las fotos, me he vestido solo de negro, he ido al gimnasio, he dejado de comer, he vomitado hasta perder la cuenta, he querido irme, he querido desaparecer y sobre todo he dedicado muchísimas horas a esto aun sabiendo que era algo imposible de cambiar», concluye.
