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El sector educativo, pesimista ante el informe PISA que recogerá el impacto de la pandemia

Las perspectivas sobre el estudio, que sale este martes, no son halagüeñas para nuestro país

El sector educativo, pesimista ante el informe PISA que recogerá el impacto de la pandemia

En la edición de 2018, España sacó en PISA resultados por debajo de la media de la OCDE y de la UE. | Ilustración de Alejandra Svriz

El mundo educativo aprieta los dientes ante la publicación este martes del informe del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes, más conocido como informe PISA. El estudio, que la OCDE elabora cada tres años, mide el rendimiento de los estudiantes de 15 años en tres competencias básicas: matemáticas, comprensión lectora y ciencia. Esta edición del informe promete ser excepcional al recoger el impacto que la pandemia ha tenido sobre el aprendizaje de los estudiantes. Es por eso que fuentes consultadas por THE OBJECTIVE esperan que los resultados de España sean malos.

Con todo, el esperado bajo rendimiento de los alumnos españoles no se relaciona sólo con la pandemia. La prueba es que en la última edición del estudio su puntuación ya se situó por debajo de la media de la OCDE y de la UE en las tres competencias que se miden. Más bien, los expertos lo achacan a causas estructurales del sistema educativo español.

Javier Arroyo y Daniel González de Vega, fundadores de Smartick, una empresa especializada en el aprendizaje online de matemáticas y lectura para niños, señalan a este periódico algunas claves de los malos resultados de España. En primer lugar, afirman que «es difícil mejorar en PISA [que evalúa a los alumnos de 4º de la ESO] si previamente no se hace en Primaria». Arroyo y González de Vega apuntan a que los cimientos de las matemáticas y la comprensión lectora se ponen en esos «años cruciales» y es en esa etapa donde España tiene amplio margen de mejora, tal y como demuestran los resultados de nuestro país en otras pruebas internacionales como TIMSS y PIRLS.

Otro factor clave para Arroyo y González de Vega es la necesidad de formación de los profesores en matemáticas. En los recientes indicadores en educación publicados por la Unión Europea se explica, por ejemplo, que el 75% de los docentes no ha cursado bachillerato tecnológico. En este sentido, Arroyo pone el ejemplo del Reino Unido, que lleva una década haciendo un «esfuerzo extraordinario» en este campo, por ejemplo a través de centros de formación donde los docentes de Primaria y Secundaria se ponen en contacto con expertos universitarios y se comparten buenas prácticas.

Los sistemas que han mejorado, como el británico, explica Arroyo, lo han hecho convencidos de la necesidad de analizar periódicamente evaluaciones externas. También han implementado el uso de herramientas tecnológicas para poder personalizar los deberes de matemáticas o realizar tests periódicos de práctica y de diagnóstico. Esto, junto a la reducción de la carga burocrática, deja más tiempo a los profesores para centrarse en otros aspectos de sus clases.

En cuanto a la comprensión lectora, los dos expertos la señalan como fundamental. «Es difícil tener un dominio de las matemáticas sin una buena comprensión lectora que permita a los niños enterarse de qué se les pide en un enunciado de un problema», apuntan. Para ello han puesto en marcha el programa Smartick Lectura, que enseña a leer y a comprender lo que se lee.

Por último, Arroyo y González de Vega hablan de la diversidad presente en el aula y en muchas ocasiones no atendida como otro problema. «Eso explica que, más adelante, nos falten alumnos que destaquen como brillantes y nos sobran los que están en riesgo de fracaso escolar», añaden.

Ante las malas perspectivas de lo que pueda sacar a la luz el informe PISA este martes, fuentes consultadas por THE OBJECTIVE también trasladan parte de la responsabilidad hacia la OCDE. El organismo, responsable del estudio, también se dedica a asesorar a los países para mejorar sus sistemas educativos, pero los resultados brillan por su ausencia. Las mismas fuentes ponen a los países asiáticos, que cuentan con un enfoque diferenciado, como ejemplo de lo que sí hay que hacer; por ejemplo, destacan a Singapur como puntera en formación del profesorado.

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