¿Es más seguro el voto telemático? Los expertos alertan de sus riesgos
Depositar el voto telemáticamente sería mucho más cómodo e incrementaría la participación, pero también presenta riesgos
Una persona vota a través del móvil en las elecciones brasileñas de octubre de 2022. | (Rafael Henrique / Zuma Press)
Más allá de lo que pueda tener de estrategia electoral, el anuncio del adelanto de las generales que realizó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado lunes no ha gustado a muchos. El motivo es probablemente menos político y más práctico de lo que correspondería a unos comicios: la coincidencia de las elecciones con el periodo vacacional de millones de españoles, con la dificultad añadida de que muchos no estarán en los lugares donde están censados para votar el 23 de julio.
Ante esto, se espera un notable aumento de solicitudes de voto por correo. Un proceso, no obstante, que, aunque cuenta con todas las garantías de los expertos y de los partidos, ha quedado en entredicho por los casos de fraude electoral que se investigan en siete comunidades autónomas.
Este escenario ha llevado a algunos a plantear la posibilidad de que España avance hacia un sistema de voto telemático para sus procesos electorales, un escenario que aún se antoja lejano por sus riesgos pero que aportaría ventajas obvias. Es lo que defiende Román Ramírez, organizador de RootedCON, uno de los más destacados eventos de ciberseguridad y tecnología del panorama nacional y europeo. En conversación con THE OBJECTIVE, Ramírez sostiene que el voto remoto supondría mayor comodidad para votar y para escrutar los sufragios, además de ahorro económico y medioambiental. Adicionalmente, al no necesitar de presencialidad, las empresas no tendrían que prescindir de empleados en las jornadas electorales, así como también reduciría la necesidad de que los ciudadanos se vean obligados a participar en mesas electorales.
Una posibilidad aún lejana
El experto en ciberseguridad también apunta un beneficio evidente, la reducción de la abstención. «Ya no habría ninguna excusa para ejercer el voto», señala, «si se diseñara el proceso de una manera cómoda y usable, añadiendo elementos de juego para incentivar el voto, la participación subiría sin duda alguna». Otra ventaja sería que el voto telemático abriría la puerta a «modelos de democracia directa» al estilo suizo, ya que podrían implantarse modelos de voto por comunidades de vecinos, calles, barrios, ciudades o regiones. «Otra cosa es que haya interés o voluntad política en este tipo de ventajas, naturalmente», matiza Ramírez.
Con todo, el fundador de RootedCON no cree que vayamos a ver pronto unas elecciones mediante voto digital. Aunque sí tiene gran implantación en el sector privado, usándose de forma habitual en consejos de dirección y otros organismos empresariales, Ramírez afirma que el voto telemático en unos comicios es una meta «compleja» porque «hay muchos intereses que entran en conflicto, por no hablar de la «necesidad de desplegar costosas infraestructuras para gestionar los procesos de voto».
Tendría, además, otra desventaja asociada. Si antes hablábamos de que el voto remoto reduciría en buena medida la cantidad de ciudadanos que se verían obligados a formar parte de una mesa electoral, Ramírez reconoce que eso disminuiría asimismo la vinculación de la sociedad con el proceso democrático.
La ciberseguridad, clave
Claro que en toda la cuestión del voto telemático la ciberseguridad representa el cascabel que hay que ponerle al gato. Ramírez defiende que en este aspecto los riesgos del voto remoto «son los mismos que podemos observar en el voto por correo o en el voto en zonas con pocos mecanismos de control».
«Ahora mismo, hay tecnología de sobra para realizar elecciones con procesos digitales con las mismas garantías [que el método actual] o incluso mayores», se atreve a afirmar el experto en ciberseguridad. Ramírez apunta por ejemplo a mecanismos basados en blockchains, donde el voto quede contabilizado, para impedir sufragios duplicados, y mediante protocolos de disociación.
Víctor Pascual Planchuelo, director del Área de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), es más escéptico al respecto. Pascual confirma a este periódico las ventajas del voto telemático, pero advierte de sus riesgos, como el reto de proteger el sistema de intromisiones o ataques externos, la pérdida de transparencia del proceso para el ciudadano y los actores electorales o el de asegurar la trazabilidad del voto.
«Son tantas las ventajas como los peligros e inconvenientes», dice Pascual, por ello, la introducción de un sistema de voto telemático «requiere de una reflexión profunda y un consenso entre los diferentes partidos políticos y actores de la sociedad civil, consenso necesario para modificar las leyes electorales, así como para generar la necesaria confianza de la sociedad en el nuevo sistema de votación».
Retos ante el 23-J
A pesar de ello, el profesor de la UNIR opina que, con las garantías y salvaguardias necesarias, es posible que los sistemas de voto telemático sean seguros. La decisión de si merece o no la pena, señala, depende más de la voluntad y confianza de los actores políticos y sociales de cada país que de las cuestiones técnicas del sistema. En cualquier caso, Pascual tiene claro que, «si el sistema electoral no automatizado funciona y concentra el consenso de la mayoría de los actores relevantes del país, es mejor dejarlo como está».
En una línea similar, Jesús Delgado Valery, director ejecutivo de Transparencia Electoral, organización internacional dedicada al monitoreo de los procesos electorales en Europa y Latinoamérica, señaló este martes en una sesión sobre los retos de cara a las elecciones del 23-J que es un «entusiasta» de la tecnología, pero alertó de que «hay que contar con muchas garantías». Delgado, además, sacó a colación el ejemplo de Estonia, donde se vota telemáticamente. Allí, por más que la persona haya emitido su sufragio por internet, puede volver a hacerlo más tarde en persona. En caso de que se haya producido una vulneración de sus datos, el voto presencial es el que se toma en cuenta. La recomendación de Delgado es, en todo caso, implementar el sufragio telemático de forma paulatina, con una gran formación de las personas, sobre todo de la tercera edad, y siempre con los recaudos necesarios.
