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John Dos Passos retrata el populismo

Impedimenta rescata la novela ‘El Número Uno’ del escritor norteamericano sobre un político mentiroso y corrupto

John Dos Passos retrata el populismo

John Dos Passos lee en voz alta a Katy Dos Passos a bordo del Anita en 1932. | Wikimedia Commons

«O reformamos la sociedad americana o se irá al diablo. Solo un idiota o un sinvergüenza se plantaría ante el pueblo americano y le diría que las cosas pueden seguir como siempre». Podríamos pensar que esta es una frase dicha por Donald Trump o cualquier otro político que quiera llegar a conquistar la sociedad norteamericana (o que ya lo haya hecho). Sin embargo, quien la dice es Homer Chuck Crawford, un político dispuesto a hacer todo por llegar a ser presidente de Estados Unidos, en el libro El Número Uno (2023) –publicado originalmente en 1943–, que ha recuperado ahora Impedimenta. Y en eso reposa la importancia de la publicación del volumen: en su gran actualidad. Se trata de la primera novela en la que John Dos Passos (Illinois, 1896-Maryland, 1970) describe la vida política de su país a partir de un poder corrupto desde sus mismas raíces y centrándose en la vida de la gente corriente.

El Número Uno narra la historia de Tyler Spotswood, que trabaja como secretario de Crawford, un político sureño, populista superficial y corrupto, que trata mal a Tyler, pero éste, alcohólico, es demasiado débil para romper su relación profesional con su jefe y hacer algo por sí mismo. Completamente dependiente de Crawford, Tyler se ve envuelto en un fraude de tierras que se hace público después de que Crawford haya sido elegido senador. Crawford convierte a Tyler en el chivo expiatorio para salvar su carrera política y así librarse de su indeseado y potencialmente peligroso antiguo cómplice. Tyler, en cambio, tiene la oportunidad de cumplir con su deber como ciudadano y revelarlo todo a la justicia, pero pierde la ocasión por culpa de la bebida.

Portada de ‘El número uno’

Es una historia de maquinaria de campaña política a principios del siglo XX. Extraña y trágicamente similar a la corrupción del momento. Una prosa excelente y ajustada, con un estilo que mantiene el interés en todo momento. Tyler es también el director de campaña, un protagonista memorable, un borracho con ética de trabajo que conoce bien sus trucos. Hay burdeles, negocios sucios, operaciones publicitarias falsas, hombres que se comportan mal y ganan dinero. Todo puede resultar familiar, como si fuese una novela más de las muchas que existen sobre políticos corruptos, sin embargo, es una buena lectura.

La historia sigue el meteórico ascenso del floreciente político, carismático y millonario, que recorre el país prometiendo el cambio como congresista outsider y, a la vez, se construye en torno al punto de vista de Tyler, atrapado entre el odio neurótico a sí mismo y el alcoholismo. El Número uno, Crawford, crece en popularidad y multitudes de pobres de todo el país gravitan hacia su mensaje, pero al final incluso él se ve seducido por el gran momento y obliga a Tyler a tomar las riendas.

La voz del pueblo

La estructura narrativa no alcanza la complejidad y sofisticación de Manhattan Transfer y Trilogía USA, las novelas en las que se basa la fama de Dos Passos. Sin embargo, los intercapítulos – cada vez que termina un capítulo, hay otro donde se muestra la voz del pueblo para luego proceder con la novela– son más eficaces de lo que los críticos han advertido, pues han subestimado el propósito político primordial de Dos Passos en El Número Uno.

Un collage de John Dos Passos y la portada del libro

Los intercapítulos son lo más interesante y relevantes de este libro pues representan la voz del pueblo, intercalándola así con el poder, un contraste inteligentemente pensado por parte del autor. Dos Passos le otorga palabra al pueblo. «Cuando te pones a buscarlo, al final un pueblo siempre es alguien: un hombre trajeado que va a la oficina en un cupé cerrado, con el maletín en el asiento del acompañante, mientras la radio del salpicadero susurra noticias, anuncios de desayunos, ropa a medida, créditos, música country y el sordo quejido del blues…».

A través de cada fragmento el escritor intenta explicar quién es el pueblo, quién está al pie del cañón todos los días al levantarse pronto para ir a trabajar y para poder sostener a su familia. Al final, Dos Passos pretende demostrar que la voz de estas personas (poco escuchada por los políticos) es la relevante, la que hace que un país funcione. Al contrario de los discursos egocéntricos y llenos de sed de poderío por parte de Chuck, la voz de cualquier hombre cegado por sus propios intereses. El político claramente dice que hay que venderse a ese pueblo (que aparece en estos intercapítulos): «Es fácil mezclarse con el pueblo… con la gente…Mirarlos a la cara, ver lo que quiere, venderles tus ideas. Vivimos tiempos difíciles, no lo olvidéis. ¡Quieren que Moisés los conduzca a la Tierra Prometida!»

El latido de EEUU

Hace alrededor de cien años, en los locos años veinte, Dos Passos, un joven escritor estadounidense, logró algo asombroso. Muy pegado a los acontecimientos contemporáneos, escribió en rápida sucesión una serie de novelas tan actuales como formalmente revolucionarias. Mientras las naciones europeas acababan de desgarrarse en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, mientras viejos mundos y regímenes se derrumbaban, Estados Unidos había iniciado su ascenso a potencia mundial al otro lado del Atlántico.

Un símbolo de ello era Nueva York. En la estrecha isla rocosa de Manhattan se levantó la futura metrópolis del siglo XX. Pero no solo allí. La ciudad también había tomado forma con su ritmo en las páginas manuscritas de John Dos Passos, de 29 años. En Manhattan Transfer, la primera y más importante novela metropolitana moderna, la gran ciudad se convirtió en la principal protagonista.

Pero en cuanto Dos Passos introdujo en la literatura el latido de la ciudad, se dispuso a hacer que esta obra maestra pareciera un preludio. Se propuso cosas aún más grandes: un retrato narrativo de todo el país en la Trilogía USA. Esta consta de tres extensas novelas que abarcan el periodo histórico comprendido entre finales del siglo XIX y la década de 1920. Se trata de unos libros –El paralelo 42 (1930), 1919 (1932) y El gran dinero (1936)– en los que los Estados Unidos de la época pueden descubrirse a sí mismos.

Una de las tesis de estas novelas es que mientras emerge la gran potencia norteamericana, se destruyen los derechos y las esperanzas de la gente que llegó al país. Dos Passos vio esta división muy pronto y supo hacer de ella un arte literario. Se convirtió en el escritor estadounidense de la era moderna, muy culto y con una amplia gama de intereses. Podía escribir sobre cualquier cosa como si la hubiera visto y experimentado él mismo, lo que era cierto en muchos casos. Con su agudo sentido de la evolución histórica y social, fue el crítico más importante de las estructuras de poder que estaban surgiendo en ese momento.

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