‘Campus belli’: el lado oscuro de la universidad española
Vicente Clavero utiliza su experiencia como docente para construir una ficción que esconde verdades incómodas
Los ángulos de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense emergen bajo el cielo de Madrid como un monolito grisáceo y desangelado, una mole de hormigón que recuerda a una especie de gigantesco monumento soviético y cuyo aire sombrío parece susurrar que allí se cuentan historias menos académicas de lo que dicta el ideal universitario. En su laberíntico interior —algo más alegre que el cascarón, pero igualmente brutalista— ha germinado una novela que pretende arrojar una tenue luz sobre las peores prácticas que se pueden llegar a dar en el entorno académico. Campus Belli: el lado oscuro de la universidad, la quinta novela de Vicente Clavero, convierte la Facultad en un escenario donde las sombras, a veces más densas que la misma estructura, revelan un entramado de secretos oscuros, influencias y relaciones de poder.
Clavero, curtido periodista y escritor, hace uso de su experiencia como profesor en esta Facultad para retratar con pulso y franqueza las inconsistencias de una institución que ha observado de cerca. Campus Belli se plantea como una especie de faro literario, un haz de luz que pretende explorar las sombras que, según él, rodean el entorno universitario de nuestro país. En su novela, adopta una voz narradora incisiva e «impertinente» que no oculta sus opiniones y plantea, sin rodeos, preguntas y comentarios incisivos sobre el carácter y las acciones de quienes forman parte de la trama. «Yo no soy Carmelo Doménech [el profesor asociado que se escandaliza ante lo que se encuentra en cada reunión de su departamento], pero sí comparto su indignación ante la realidad de la universidad y me identifico más con la voz narradora, que no pretende ser imparcial», comenta el autor.
La historia de Campus Belli gira en torno al acoso sexual que sufre Albania Martínez, una alumna de cuarto de carrera, a manos de un profesor de 68 años, Álvaro Benavides. Clavero construye esta trama como una ventana hacia los aspectos más opacos del campus, donde los abusos de poder, en sus múltiples formas, son una realidad incómoda. A través de Albania, una joven que acaba viéndose completamente desamparada ante un sistema que falla, se introduce el elemento de vulnerabilidad en una institución que debería proteger a sus estudiantes, pero que en muchos casos parece estar más preocupada por sus propios intereses. Este relato de acoso se complementa con varias subtramas que exponen otros tipos de corrupción académica, pintando un panorama inquietante sobre lo que ocurre a puerta cerrada en la Complutense y el resto de centros universitarios de España.
Además del caso de Albania, la novela explora el tráfico de influencias en las elecciones a decanato, un tema que Clavero aborda con la misma intensidad. En la novela, la decana busca asegurar su posición a base de favores y tratos con el sindicato estudiantil, una práctica que el autor denuncia como parte del «clientelismo académico». En el relato de Clavero, la universidad se convierte en un campo de batalla donde la ética y el mérito quedan relegados a un segundo plano, y donde algunos personajes, más interesados en conservar el poder que en contribuir al bienestar de la institución, recurren a maniobras que rozan el abuso de confianza.
La obra también pone en evidencia los amaños en los concursos públicos para la asignación de plazas de profesor. En Campus Belli, las plazas se otorgan de manera poco transparente y las reglas se tuercen a conveniencia, revelando la precariedad de un sistema donde los méritos a veces se supeditan a las alianzas y los favores personales. Clavero construye estas escenas con un realismo que parece extraído empíricamente, aunque el autor subraya que en ningún caso los hechos que aparecen en su novela abandonan el ámbito de la ficción. Incluso cambió deliberadamente el mapa de la Facultad en su novela, respetando sus aspectos más icónicos, para dejar bien claro este aspecto de su obra. Una ficción fuertemente inspirada en su experiencia personal como profesor asociado, pero ficción, al fin y al cabo.
El autor también denuncia la proliferación de doctorados con calificación de cum laude, un fenómeno que Clavero utiliza para satirizar la forma en que se valoran los méritos académicos. En la novela, el tribunal de doctorado es una instancia manipulada a conveniencia, donde los doctorandos consiguen la nota máxima como resultado de pactos previos —o incluso a causa de circunstancias tan pueriles como caer en mayor o menor gracia al director del tribunal—, hecho que el autor considera un reflejo de la corrupción endémica de ciertos sectores académicos. Según Clavero, su novela responde a la necesidad de mostrar que este lado oscuro de la universidad afecta a todos los que confían en ella, desde los estudiantes hasta los docentes que realmente creen en el sistema.
El retrato de Clavero no se detiene en los aspectos administrativos, sino que incluye una reflexión sobre la evolución del alumnado y la influencia de la tecnología en el hábito lector. Como alumno y profesor de esta misma Facultad, Clavero ha sido testigo de un cambio significativo en el perfil de los estudiantes, una transformación que él vincula con la llegada de nuevas tecnologías y el declive de la lectura profunda. «El hábito lector se ha perdido», afirma con convicción. Para Clavero, esta pérdida no es un fenómeno aislado, sino una consecuencia de la competencia desigual entre el libro y las pantallas, una batalla que el libro, dice, «tiene todas las de perder». En su visión, esta carencia de lectura afecta a la profundidad del pensamiento y, en última instancia, debilita la democracia, ya que una ciudadanía que no lee difícilmente puede tener una comprensión crítica del mundo que la rodea.
La voz narrativa de Campus Belli no es solo impertinente, sino también melancólica. Clavero confiesa que a través de esta voz busca reflejar su propio desencanto con la universidad, una institución que, para él, ya no representa los valores que deberían guiarla. El final de la novela, como muchas veces ocurre en la vida real, no será el que muchos lectores esperan. Muchos escritores habrían hecho uso de la magia de la literatura para ejercer su propia justicia narrativa, pero en este caso el autor optó por un enfoque más realista, y que, por encima de todo, deje en el lector la sensación de que esa oscuridad sigue ahí. Según Clavero, dejar que los lectores saquen sus propias conclusiones es fundamental, ya que la realidad de la universidad es demasiado compleja para ofrecer respuestas rápidas o sencillas.
En el corazón de Campus Belli late la preocupación de Clavero por la falta de transparencia y la pérdida de valores en el sistema educativo. La novela es, en última instancia, una reflexión sobre cómo el conocimiento y la integridad parecen a veces opacados por el poder y la corrupción. Iluminar estas sombras mediante su narrativa no es para él un ataque a la universidad, sino un intento de señalar que no todo es tan ideal como se pinta y que hay espacios en los que el abuso y la corrupción pueden brotar y prosperar sin grandes obstáculos.
Campus Belli: El lado oscuro de la universidad es una obra que, más allá de la ficción, aspira a ser un espejo en el que la institución educativa pueda mirarse y reconocerse, aunque sea incómodo. Como concluye Clavero, «hay un lado oscuro que todos los ciudadanos tenemos derecho a conocer».