La primera atleta transgénero en competir en unos Juegos Olímpicos, la neozelandesa Laurel Hubbard, ha quedado eliminada este lunes en la arrancada de la categoría de más de 87 kilos de halterofilia, pero está «profundamente agradecida» por la oportunidad. La levantadora de pesas neozelandesa realizó los tres intentos en arrancada fallidos y quedó descalificada automáticamente sin llegar a medirse en la prueba de dos tiempos.
Los datos: en el primer intento, la neozelandesa apuntó a alzar 120 kilos, pero no pudo lograrlo. Trató de aumentar el peso a 125 kilos en los siguientes intentos, pero tampoco tuvo éxito y abandonó la plataforma con una inclinación de cabeza y gesto de agradecimiento.
«Desde el punto de vista deportivo no he cumplido con los estándares que me había impuesto y tampoco los que esperaba de mí mi país», ha reconocido la haltera a los medios. «Sin embargo he de estar agradecida a mis seguidores en Nueva Zelanda por todo el amor y el aliento que me han dado», ha añadido visiblemente emocionada.
Esta primera prueba fue dominada por la atleta china Li Wenwen, que logró finalizar con una última arrancada de 140 kilos que adornó con un nuevo récord olímpico y que completó en dos tiempos con otra plusmarca de 180 para un total de 320.
«Agradezco al Comité Olímpico Internacional (COI) su compromiso en demostrar que el deporte es para todos, es inclusivo y esto es fabuloso», ha afirmado la atleta agradeciendo al COI por todo el apoyo en el camino hasta aquí.
Laurel Hubbard es la primera atleta transgénero que compite en unos Juegos Olímpicos desde que en 2015 el COI cambió su reglamento para permitir una mayor inclusividad y diversidad.
La primera atleta transgénero en la historia de los Juegos Olímpicos no ha logrado tener la opción de pelear por acceder al podio, pero quiso dedicar unas palabras de agradecimiento a Japón, país anfitrión, por «llevar a cabo estos Juegos en una situación extraordinaria y en circunstancias tan difíciles».