Los supermercados afrontan 2022 con el incremento de costes como principal preocupación
La patronal recuerda que la eficiencia de la distribución y la alta competitividad están ejerciendo un papel de contención de los precios hacia el consumidor
La subida desorbitada del precio de la luz durante todo 2021 -que no tiene visos de reducirse demasiado de cara a 2022-, el incremento de los precios de las materias primas y de los costes laborales por la subida del salario mínimo -y en muchos casos también por la revalorización con respecto al IPC- entre otros, no dejan de apretar los márgenes de las grandes empresas de distribución.
Las principales cadenas españolas han hecho un gran esfuerzo por soportar durante toda la primera parte del año los fuertes incrementos de las materias primas y la energía. No obstante, en este último trimestre algunas no han podido seguir aguantando el pulso y han acabado por trasladar parte del incremento a los clientes. Es cierto que la fuerte subida del IPC, que podría cerrar el año en el entorno del 5%, no ha experimentado el mismo ritmo en el apartado de alimentos y bebidas no alcohólicas. Este epígrafe de la cesta de la compra ha aguantado en el conjunto del año con subidas más moderadas y por debajo del 2%. Salvo en noviembre, cuando ese incremento fue del 3,3%.
La incógnita de 2022
En medio de esta coyuntura y con los contagios de nuevo disparados, las grandes cadenas de distribución y los supermercados afrontan el año 2022 como una incógnita. «Los signos de normalización del consumo dependen en nuestro caso también de la normalización de la hostelería, es un consumo prestado y no sabemos cómo va a funcionar», explica Ignacio García Magarzo, presidente de Asedas.
«Sí es un año de incremento de costes muy importantes, en la energía, en materias primas importadas… que están pensionando toda la cadena», asegura en declaraciones a THE OBJECTIVE. «La mayor preocupación de los empresarios de cara al año que viene es que sea un año donde sea muy complicado controlar los costes y contenerlos», añade Magarzo, lo que influye en la rentabilidad del sector, los márgenes, la sostenibilidad y la viabilidad de las empresas.
A pesar de todo, el presidente de la patronal recuerda que la eficiencia de la distribución en España y la alta competitividad que hay en el sector están ejerciendo un papel de contención de los precios de alimentación hacia el consumidor muy importante y que está suponiendo que el consumidor no note tanto los efectos de las tensiones de costes.
Más presión a evitar
A las puertas de la Navidad y tras varias semanas de incertidumbre, finalmente in extremis el Gobierno y el Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC) llegaron a un acuerdo para desconvocar el paro patronal convocado para los días 20, 21 y 22 de diciembre. Unos paros que habían puesto en jaque al sector de la distribución en plena campaña navideña.
Las patronales que conforman el sector del gran consumo (ACES, AECOC, ANGED, ASEDAS y FIAB), que estos días vive fechas de mucho movimiento, se mostraron aliviados por la cancelación de la huelga pero lamentaron su tardía resolución, que les hizo perder mucho dinero. «Las partes negociadoras tendrían que haber hecho un esfuerzo por evitar los daños que se han producido a toda la cadena de suministros porque se han incurrido en costes muy importantes que han llegado en un momento muy inoportuno», reconoció entonces a THE OBJECTIVE García Magarzo, director general de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas).
No hablamos solo de coste por posible deterioro de producto fresco, contabilizan el coste extra en toda la distribución de potenciar esa logística y sus previsiones ante los posibles paros finalmente desconvocados. «Hablamos de turnos del personal, de doblar las rutas del transporte, de sobrecarga, de ocupar almacenes, de servicio a tienda… todo eso cuesta dinero», explican fuentes del sector.
Los empresarios del sector consultados reconocen que son precisamente estas cuestiones las que se debe intentar evitar. «La mayor preocupación para el sector son los incrementos de lo costes, hay algunos que no se pueden evitar como la energía o determinadas materias primas importadas, pero otros que sí se podrían evitar como nuevas cargas fiscales o el tema este de la huelga», aseguran estas fuentes consultadas. «Son temas que se pueden evitar y hay que tener cuidado con ello a partir de ahora porque es lo que más está comprometiendo y puede comprometer las cifras», añaden.