Orange pone a Fallacher a vigilar la fusión para asegurarse el control de MásMóvil en tres años
Los franceses se aseguran una estrecha supervisión de la ‘joint venture’ el tiempo en el que se compartan las decisiones al 50%
Orange ha sentado las bases de sus intenciones en el futuro de la joint venture en España con MásMóvil. La compañía propondrá en su consejo de administración que su actual consejero delegado en España, Jean-François Fallacher, sea el futuro presidente de la entidad fusionada, una decisión que -según las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE– busca allanar el camino para tomar el control total en un plazo que no superaría los tres años y que asegura una estrecha supervisión de la sociedad el tiempo en el que se compartan las decisiones al 50%.
El proyecto de fusión firmado a finales de julio volvió a ratificar que la joint venture será una sociedad en la que la gobernanza se reparta al 50% o, dicho de otra manera, que ninguna decisión relevante se tome sin el previo acuerdo de las dos partes. Precisamente para garantizar este equilibrio se acordó que el consejero delegado sería nombrado por MásMóvil y que el presidente y el director financiero de la entidad resultante serían designados por Orange Francia.
En este sentido, desde que comenzaron las negociaciones en marzo, MásMóvil dejó claro que su CEO, Meinrad Spenger, sería su número uno en la nueva compañía, aunque quedaba por definir el grado de importancia y peso en las decisiones que tendría el presidente nombrado con Orange.
Gobernabilidad de la ‘joint venture’
Hace unos meses se especuló con que la presidencia sería una figura meramente institucional, pero la designación de Fallacher -que lleva dirigiendo Orange en España desde junio de 2020- es un claro mensaje de que los franceses quieren monitorizar de cerca el negocio. Las fuentes consultadas por este diario incluso advierten de que Fallacher estará muy involucrado en la toma de decisiones e incluso en la gestión si es necesario.
En un delicado equilibrio de poderes en que las dos partes tienen exactamente el mismo porcentaje accionarial, los acuerdos que se tomen en el consejo de administración -presidido por Fallacher- serán claves para asegurar la gobernanza de la compañía. Estas fuentes reconocen que la misma gobernabilidad de la sociedad «no será fácil», pero a su vez confían en que los consensos terminarán llegando.
En esta situación, tampoco se descarta que llegado el momento, Fallacher pueda tener un voto de calidad. Es decir, tener la última palabra ante un consejo dividido, para sacar adelante lo que considere que sea más beneficioso para la futura compañía. Esto se traduce en que Orange no será un mero espectador de la gestión de Spenger.
Este reparto de poderes incidirá directamente en la formación de los futuros equipos de la joint venture y en cómo se realizará la integración de departamentos. Es más fácil que Fallacher mantenga parte de sus directivos de confianza, algo que sería seguramente distinto si el presidente hubiese sido un directivo extranjero nombrado sin conocer la realidad del mercado español.
Reparto de poderes
Y es que el objetivo final no es otro que asegurarse la buena marcha del negocio sin perder nunca de vista que Orange Francia quiere ser el accionista mayoritario de la joint venture y en el menor tiempo posible. Los plazos estipulados en la fusión indican que dos años después de que la nueva compañía tenga todas las aprobaciones de Bruselas se podría ya activar la cláusula de salida a bolsa en la que los franceses tomarían una posición de control.
La idea es activar este escenario cuanto antes y no más allá de tres años después de la validación de la operación por las autoridades regulatorias, un tiempo en el que Orange no quiere perder el pulso de los negocios y quiere asegurarse de que la marcha de la empresa esté en la línea de lo que quieren para el futuro más inmediato. Dejar que MásMóvil tuviese el control de las decisiones operativas en este tiempo hubiese sido un riesgo que no quieren correr y que se minimiza poniendo a Fallacher en la presidencia.
El análisis que se hace en Orange Francia es que poner a Fallacher a supervisar la joint venture es una garantía de tener a alguien que conoce el mercado, que ha sufrido la caída de los ingresos y clientes y que entiende perfectamente el entorno regulatorio español. Consideran además que por su carácter dialogante es la persona más idónea para compartir el control de la compañía con Spenger y para encarrilar la nueva etapa una vez que pasen a ser los accionistas mayoritarios.