Air Europa pide más garantías a Iberia a cuatro meses del fin del compromiso de exclusividad
La posición del Gobierno español y de la Comisión Europeas siguen siendo claves para que las negociaciones de las dos aerolíneas lleguen a buen puerto
Juan José Hidalgo, fundador de Air Europa y Globalia. | Europa Press
Air Europa ha pedido más garantías a International Airlines Group (IAG), para asegurarse de que la operación de compra de la aerolínea llegue a buen puerto y que no se aborte como en ocasiones anteriores. Según ha podido conocer THE OBJECTIVE con fuentes vinculadas al proceso, la familia Hidalgo quiere tener la certeza de que la matriz de Iberia va en serio y de que no está dilatando el proceso para poder obtener un precio más bajo de la compañía si es que la situación económica empeora.
En este sentido, estas mismas fuentes indican a este diario que Air Europa ha pedido explorar fórmulas que garanticen la operación como mejoras en la fórmula de pago de la operación, cláusulas que penalicen la cancelación de las negociaciones o el adelanto de parte del pago que pueda ser deducible del montante total. En cualquier caso, ninguna de las dos partes discute por el momento el precio final a pagar y que valora la aerolínea de Globalia en 500 millones de euros.
El problema es que Air Europa no se fía de Iberia y temen que sigan dilatando la operación para obtener mejores condiciones en el futuro. Por el momento, IAG rechaza incorporar estas nuevas fórmulas lo que pone paños fríos a una negociación que parecía encarrilada después de que la compañía anglocatarí convirtiera el préstamo de 100 millones a Globalia en un 20% de Air Europa en agosto de este año.
Negociación con terceros
Fruto de este mismo acuerdo las dos compañías se comprometieron en marzo a negociar en exclusiva su integración y otorgar a IAG el derecho a igualar cualquier oferta presentada por terceros sobre Air Europa durante tres años, así como un derecho de salida junto a Globalia en caso de que ésta decida vender Air Europa en cualquier momento en el futuro.
El primero de estos plazos expira en cuatro meses y Air Europa quiere asegurarse un acuerdo de garantías -a la espera de cerrar flecos y de lo que digan las autoridades de competencia- antes de que expire en marzo de 2023. En Iberia se decantan por prorrogar este plazo aunque sin ofrecer nada a cambio que asegure que la operación va en serio y con los mismos términos ya firmados.
En 2019 se acordó la venta de Air Europa por 1.000 millones, pero debido al impacto de la pandemia en el negocio aeronáutico se redujo a 500 millones de euros. Finalmente, se descartó el pacto argumentando posibles vetos de Bruselas a la operación y se indemnizó con 75 millones de euros a Globalia por romper el pacto firmado. El pasado 19 de diciembre las dos partes anunciaron que se descartaba la integración, pero se dieron hasta el 31 de enero para buscar soluciones. En marzo de este año se firmó el último acuerdo para prolongar las negociaciones al menos un año más en exclusiva.
Posición del Gobierno
Lo que no quiere Globalia es quedar atados a un año -o seis meses más- a negociaciones que solo dilaten el proceso y que les impidan seguir desarrollando su plan de negocio o eventualmente negociar con otras aerolíneas. Precisamente el acuerdo de exclusividad se firmó ante la posibilidad cierta de que Air Europa terminase en manos de Air France o Lufthansa, aerolíneas con las que la familia Hidalgo negoció y estuvo a punto de cerrar una venta antes de la guerra de Ucrania.
Esta misma semana la secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Isabel Pardo de Vera, recordó la principal tesis del Gobierno respecto de Air Europa. «El primer interés del Ministerio y del Gobierno es que Air Europa, a la que se ha ayudado, mantenga su sostenibilidad económico-financiera». La SEPI rescató con 475 millones a la aerolínea y la prioridad para el Estado es recuperar este dinero, lo que -como ya dijo la vicepresidenta Nadia Calviño en febrero- pasa por analizar todas las opciones y no jugar las fichas exclusivamente a la operación con Iberia.
Ni Globalia, ni el Gobierno, creen que la única solución sea Iberia aunque sí reconocen que se debe intentar agotar esta vía, aunque en el caso de los Hidalgo no quieren tener que enfrentarse a un nuevo ajuste en el precio. En este sentido, tanto Juan José Hidalgo, el fundador, como su hijo Javier consideran que se debe aprovechar la actual coyuntura y los buenos números que ha presentado la aerolínea este año.
La importancia de Bruselas
La aerolínea cerrará el segundo semestre con un beneficio operativo (Ebitda) de 160 millones e ingresos superiores a los 1.200 millones (frente a los 898 millones de 2021). Esto les permitiría superar los 2.000 millones de ingresos para todo este año y obtener una ocupación similar al año 2019 aunque con menos aviones en su flota. Una situación sensiblemente mejor a los dos últimos años cuando perdieron 304,3 millones en 2021 y 427,7 millones en 2020.
La pandemia les llevó a pedir 475 millones al Fondo de Ayuda a la Solvencia de Empresas Estratégicas (Fasee) de la SEPI, una ayuda pública que se sumó a un crédito ICO de otros 140 millones. Air Europa tiene además una deuda financiera superior a los 600 millones, un montante que debería ser asumido por Iberia en el caso en el que se haga efectiva la compra de la aerolínea.
Sin embargo, el gran problema para la operación sigue siendo Bruselas. Iberia confía en que pueda gestionarse íntegramente en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), aunque otras fuentes consultadas en este diario indican que la Unión Europea necesariamente tendrá que tomar cartas en el asunto. Hace más de un año fue precisamente Bruselas la que puso las mayores trabas a esta fusión y nada ha cambiado para que siga considerando fuertes remedies a la integración.
Unos remedies que debería asumir IAG y que pasarían a formar parte del coste de la operación. Para comenzar a allanar este terreno, la compañía matriz de Iberia mantuvo sendas reuniones con representantes de la Unión Europea durante la última semana de octubre. La primera fue con Caroline Boeshertz, miembro del gabinete del comisario europeo de Comercio, Valdis Dombrovskis y la segunda con Walter Goetz y Rachel Smit, miembros del gabinete de la comisaria europea de Transporte, Adina Vălean.
