Piden a Agricultura que deje usar un producto prohibido para salvar la producción de tomate
Los agricultores afirman que no hay otra alternativa para acabar con la plaga que está provocando grandes pérdidas y avisan del riesgo de desabastecimiento
El sector del tomate está pidiendo ayuda a gritos. La última plaga de nematodos, unos parásitos que afectan a este y otro tipo de plantas, sumada a la sequía que afecta a numerosas partes de España, ha provocado pérdidas del 60% de la producción, de media, a los productores de este fruto, según los datos que publica Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos.
La organización calcula que las pérdidas del sector, especialmente en las zonas de Extremadura, Andalucía y parte de Murcia por la menor producción son de más de 30 millones de euros. En concreto, tradicionalmente el tomate industrial representa cerca de 28.000 hectáreas de cultivo y dos millones de toneladas de producto, una cifra que se ha reducido hasta las 17.000 hectáreas esta temporada.
El principal problema de esta temporada es la plaga de nematodos que ha golpeado a los cultivos, «cada vez más resistente a los tratamientos». En algunas zonas, la plaga ha provocado pérdidas de hasta el 100% de la cosecha, afirma la asociación, que denuncia que no hay «posibilidad de combatir esta enfermedad» con los productos ahora mismo permitidos por la Unión Europea.
«El único producto que tenemos ahora con garantías para poder sembrar tomate en la próxima campaña es el dicloropropeno 1,3», explica en una conversación con THE OBJECTIVE Luis Cortés, miembro de la Ejecutiva de Unión de Uniones y coordinador de de la organización en Extremadura. Por eso, piden al Ministerio de Agricultura que solicite a la Unión Europea, como ya ha hecho otros años, una autorización excepcional para poder utilizar este fitosanitario en la próxima campaña.
Agricultura deniega el uso del dicloropropeno
La petición de Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, aunque más urgente en este momento, no es nueva, y es que otros sectores ya la han hecho llegar al Ministerio de Agricultura con la intención de salvar la producción de productos como el pimiento o la fresa.
En febrero se denegó la autorización excepcional de los productos fitosanitarios a base de dicloropropeno y cloropicrina para la desinfección de suelos en diversos cultivos que había solicitado la Dirección General de Agricultura, Industria Alimentaria y Cooperativismo Agrario de la Región de Murcia. En este caso, el sector agrario pedía usar estos productos en cultivos de vid, tomate, pimiento, melón, pimiento, calabacín y flor cortada.
«El Ministerio de Agricultura dice que lo prolongó durante diez años y que hay otras alternativas, pero no dice qué alternativas son válidas», critica Luis Cortés. Entiende que se lleva avisando años de que este momento iba a llegar, pero los agricultores no entienden, señala, que se haga sin ofrecer una alternativa válida y mientras todos los ensayos para otros tratamientos son inefectivos.
Denuncian además los agricultores que mientras que en la Unión Europea se prohíbe este tipo de productos, se permite la importación de verduras y frutas de otros países que sí que los utilizan para erradicar las plagas. Unos productos que incluso se exportan desde Europa, que los prohíbe, a otros lugares del mundo, según denuncian organizaciones ecologistas como Greenpeace, que en una investigación publicada en 2020 calculó que Europa vendió en 2018 más de 81.600 toneladas de algunos de estos pesticidas a 85 países, la mayoría en vías de desarrollo.
«Estamos denunciando las importaciones de cítricos de Sudáfrica porque vienen con unos productos fitosanitarios que aquí no se nos permiten, estamos importando vinos de Argentina, de Australia, que están tratados con productos que aquí no se permiten, estamos importando millones de toneladas de soja y de maíz transgénicos resistentes al glifosato que aquí no se permite», explica Cortés, que señala que lo mismo pasa con los tomates.
«Vemos que no es una política que no es muy realista, es hipócrita, porque no queremos que se use este producto pero sí importamos» de otros países que lo usan. Por eso insisten en que el Ministerio de Agricultura vuelva a pedir esta autorización excepcional y permita salvar la producción de 2023.
El sector avisa del riesgo de desabastecimiento
Las graves pérdidas de este año y el temor a no poder acabar con la plaga, que se extiende con rapidez, llevan a que muchos agricultores se planteen no sembrar siquiera en la próxima temporada.
«Hay productos con los que no te la puedes jugar, porque el problema del nematodos, tanto en tomate como en pimientos y en fresa, es que los efectos se notan cuando estás engordando el fruto», explica Cortés. «Claro, como están los gastos de producción, quién se arriesga hoy a hacer esto, no te vas a gastar 10.000 euros en una hectárea de tomate sin tener la certeza de que puedes controlar la enfermedad».
Por eso, advierte de que «si el Ministerio este año sigue con su negativa a pedir a la Unión Europea la autorización excepcional de este producto, no nos va a quedar más remedio a los agricultores que no sembrar tomate, con lo que eso significaría para el mercado europeo, para el español».
«Existe el riesgo de que la huerta europea, que es España, deje de serlo en un futuro, y al mismo tiempo estemos importando tomates, pimientos, fresas, berenjenas… que están tratados con dicloropropeno», insiste.