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Economía

Vivendi, Mediaset, Slim: la inminente guerra por Prisa que trae de cabeza a Pedro Sánchez

La suscripción del bono convertible de 130 millones podría abrir una nueva batalla por el control del editor de ‘El País’ y Cadena Ser en pleno año electoral

Vivendi, Mediaset, Slim: la inminente guerra por Prisa que trae de cabeza a Pedro Sánchez

El presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, durante la Junta General de Accionistas de Prisa del 28 de junio de 2022. | Europa Press

El grupo Prisa completó esta semana los primeros pasos para la suscripción del bono convertible con el que el editor de El País y Cadena Ser busca aliviar el abultado pago de intereses de su deuda tras el aumento desorbitado de los tipos de interés. Sin embargo, este movimiento financiero va mucho más allá de un mero asunto contable ya que puede abrir una nueva guerra por el control de la compañía que esta vez puede ser decisiva y en la que el Gobierno de Pedro Sánchez quiere tener la última palabra.

Diferentes fuentes del sector, analistas de la compañía y próximos a su consejo de administración indican a THE OBJECTIVE que no solo Vivendi está apostando fuerte por controlar Prisa -siendo uno de los protagonistas de la suscripción del bono convertible- sino que hay otros interesados como Mediaset o Carlos Slim que también están buscando fórmulas de entrar o crecer dentro del editor de medios. A su favor juega una histórica debilidad del grupo en Bolsa donde actualmente solo vale 269 millones de euros.

En el caso del editor de Telecinco, las fuentes consultadas indican que su presidente Borja Prado lleva semanas intentando convencer a su matriz en Italia para intentar adquirir el grupo, mientras que el magnate mexicano, e histórico amigo del expresidente socialista Felipe González, se ha lanzado a comprar aciones y no descarta participar también en la compra del convertible como el colofón a años de inversión silenciosa en Prisa.

Prisa
Cyrille Bolloré, Arnaud de Puyfontaine y Yannick Bolloré, principales directivos de Vivendi (Vincent Isore, Zuma Press).

Miguel Barroso y Global Alconaba

En el lado contrario, ha perdido fuerza la opción de Global Alconaba como peón de Moncloa, Miguel Baroso y José Miguel Contreras. El grupo liderado por Andrés Varela Entrecanales se ha quedado sin liquidez para poder seguir creciendo en Prisa y no ha logrado el apoyo financiero necesario para emprender el asalto a la compañía, ni -por el momento- ser un actor relevante en la suscripción del bono convertible.

Un escenario altamente desfavorable para Moncloa. Pedro Sánchez ha jugado todas sus fichas a controlar el editor de El País y Cadena Ser para satisfacer sus intereses en un año 2023 en el que se juega su continuidad en el Gobierno. Es por ello por lo que el presidente no quiere sobresaltos y apuesta por mantener el statu quo con Miguel Barroso como director editorial del grupo y la entente Amber Capital (29% de la compañía) y Global Alconaba (7,3%) como núcleo duro de la gestión.

Para ello prorrogó dos años más el decreto antiopas y así mantener la potestad de decidir qué inversores extranjeros pueden entrar en el capital de empresas estratégicas como Prisa. La normativa en vigor hasta finales del año 2024 le garantiza que al menos este año electoral cualquier interesado en el editor de El País y Cadena Ser tenga que contar con la autorización del Ejecutivo y plegarse a sus exigencias.

Deuda de Prisa a tipo variable

El gran problema es que el control de Sánchez en Prisa -al menos como lo conocemos hasta ahora- es incompatible con la supervivencia financiera de la compañía. Este diario ya contó que la suscripción del bono convertible y el pago anticipado de 130 de los 915 millones de euros de deuda de la compañía, solo representará un alivio pasajero y que todavía quedarán por pagar más de 60 millones al año en intereses.

Ante un escenario de nuevas subidas de tipos y con una deuda con tasa variable, estos intereses podrían seguir creciendo e incluso situarse sobre los 75 millones, si es que el euríbor llega al 4%. Una situación que se haría insostenible con un Ebitda estimado entre los 120 a 125 millones para los próximos años y una caja que apenas se mantiene en los 125 millones. La caída de la publicidad sumada a la pérdida de cuota de mercado de sus principales medios y un plan de ajustes de costes más lento de los esperado ponen en riesgo las proyecciones del plan de negocio presentado en el primer trimestre del año pasado.

La suscripción del bono convertible podría asegurar que este año se mantenga una relativa tranquilidad financiera, pero luego se necesitarán otras soluciones que pasan por una importante inyección de capital que solo puede garantizar un socio externo. El actual primer accionista, Amber Capital, no puede -ni quiere- invertir más dinero, por lo que su fundador y actual presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, lleva varios meses apostando todas sus cartas a la irrupción de Vivendi.

Moncloa veta a Vivendi

Vivendi tiene proyectos, una liquidez envidiable y un músculo industrial a prueba de toda duda, pero en su contra juega el hándicap de ser un grupo cercano a la derecha más reaccionaria de Francia. Una situación que preocupa -y mucho- en Moncloa. Sánchez no está dispuesto a dejar que una compañía de derechas controle a su principal muleta mediática y menos en año de elecciones. Es por ello por lo que a mediados del año pasado bloqueó la solicitud de los franceses para subir hasta el 29% en las compañía española.

Vivendi lo volvió a intentar a finales del año pasado como uno de los principales interesados en suscribir una eventual ampliación de capital, pero otra vez se encontró con la negativa de Moncloa que activó de manera exprés la renovación del decreto antiopas. Frente a este escenario, y ante el rechazo del resto de accionistas de Prisa para su sumarse a esta ampliación, Amber puso sobre la mesa una alternativa para sortear este veto que terminó convirtiéndose en la suscripción del bono convertible de 130 millones de euros.

Amber logró la aprobación del convertible en el consejo de administración y Vivendi cumplió con su parte comprometiéndose a suscribir el 45% del bono junto a Oughourlian. Esto supone que en un plazo máximo de cinco años -supuestamente ya sin Sánchez en Moncloa- Vivendi podría convertirse en el mayor accionista de la compañía, incluso por encima del 30% si es que suscribe más de lo que ya ha comprometido. Las dos compañías además activaron una cláusula que indica que antes de esta fecha se puede canjear parte o la totalidad del bono por acciones, en previsión que el actual Gobierno acabe antes de este lustro establecido como fecha límite.

Mediaset
Boja Prado durante su etapa como presidente de Endesa (Marta Fernández, Europa Press).

Borja Prado y Mediaset

La aparición del bono es un movimiento que no ha gustado en el Gobierno y que ha estado lejos de contar con su plácet, pese a lo que se ha publicado en algunos medios. Las relaciones entre Sánchez y Joseph Oughourlian se han deteriorado en los últimos meses, tras la irrupción del segundo como accionista relevante de Indra. En una entrevista reciente, el dueño de Amber pidió escindir la compañía tecnológica para maximizar su valor, algo que fue interpretado en los despachos de La Moncloa como un desafío al Ejecutivo.

Lo cierto es que Amber necesita un salvavidas financiero para Prisa y el Gobierno no solo no se lo da sino que además bloquea la entrada de un socio de referencia como Vivendi. Es en este escenario donde irrumpe el interés de Mediaset, o más bien de su presidente Borja Prado. Las informaciones llegadas a este diario indican que el expresidente de Endesa, Mediobanca y fundador del fondo Peninsula lleva semanas intentando convencer al equipo de Silvio Berlusconi para que se lance a por la compra del editor de El País.

El plan de Prado pasa por realizar una inversión relativamente pequeña y asumible para tomar el control de Prisa y quedarse con los medios del grupo. Incluso tendría a un interesado -un grupo brasileño- para comprar Santillana en Latinoamérica y dejar a Mediaset solo la gestión de El País y Cadena Ser. Estas mismas fuentes revelan que Prado incluso ya ha mantenido reuniones con el Gobierno para plantearles la operación y que su proyecto pasa por mantener la ideología progresista del diario y la radio, pese a que es conocido su sello conservador y a que representa a un Berlusconi históricamente ligado a la derecha.

Prisa
Carlos Slim, en una reciente comparecencia pública (Zuma Press).

La opción de Carlos Slim

¿Sánchez aceptaría una Prisa controlada por Mediaset? Esta diario ya publicó hace meses que el Gobierno no bloquearía la operación siempre que se garantice una fidelidad absoluta de El País y la Ser a la causa de reelegir a Pedro Sánchez. Sin embargo, parece difícil creer que el principal diario progresista de España termine quedándose en manos de una empresa de Silvio Berlusconi, uno de los iconos de la derecha europea y últimamente muy cercano a la ultraderecha.

Es aquí donde se plantea una ‘tercera vía’ con la opción de Carlos Slim. Como ya contó este diario, el magnate mexicano compró un importante paquete de acciones de Prisa el pasado martes cuando se conoció oficialmente la inscripción del bono convertible en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En principio adquirió un porcentaje que le acerca al 5% -desde el actual 4,3% que mantenía desde el año 2019- en una estrategia que es vista como el primer paso para tomar posiciones en la compañía.

En este sentido, las fuentes con las que ha hablado este diario indican que su intención es acudir a la suscripción del bono convertible, lo que al menos le garantiza mantener sus posiciones y la posibilidad de crecer si es que el resto de accionistas no compran. En el sector se considera también que Slim, en su condición de empresario cercano al socialismo más clásico, buscaría salir al rescate de Prisa para intentar volver a la época de Jesús de Polanco y de Juan Luis Cebrián. Tampoco se descarta que pueda ser un caballero blanco del Gobierno para mantener a raya a Oughourlian y a Vivendi. Una partida de ajedrez que no ha hecho más que comenzar.

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