El Banco de España intercedió con Moncloa para que el PP pudiese elegir a Cabrales
Los populares eligieron in extremis al profesor Antonio Cabrales ante el riesgo de que el PSOE impusiera a dos candidatos en el órgano supervisor
Desasosiego y tensión en el Banco de España ante los acontecimientos derivados de la dimisión de Antonio Cabrales, el consejero nombrado a instancias del PP y que decidió cesar en el cargo de manera fulminante una vez conocido su apoyo a la prófuga catalana Clara Ponsatí y a distintas iniciativas políticas del Gobierno de Pedro Sánchez. De buenas a primeras, el organismo supervisor se encuentra ahora descompuesto con una vacante imprevista en su cúpula ejecutiva tras un desenlace político esperpéntico que despierta los viejos fantasmas de crisis reputacional vividos por la institución en épocas no muy lejanas.
La ‘espantada’ de Cabrales ha supuesto un duro golpe para la formación presidida por Alberto Núñez Feijóo, que tras pactar con el Gobierno ha contribuido a ‘blanquear’ el nombramiento a instancias del PSOE de un cargo político como es Judith Arnal, antigua directora de gabinete de Nadia Calviño. El PP ha perdido de entrada uno de los dos sillones que ahora le correspondían teóricamente en el consejo de gobierno del organismo supervisor y corre el riesgo ahora de no poder conseguir el otro si Moncloa no asume nuevas concesiones para que la oposición releve a Cabrales con una persona, esta vez sí, de su entera confianza.
Pero aparte del malestar existente en los entornos del partido conservador, el hueco que ha dejado Antonio Cabrales supone también un duro revés para la estabilidad interna del Banco de España, máxime teniendo en cuenta los esfuerzos del propio gobernador, Pablo Hernández de Cos, para que el Gobierno y el PP se dieran la mano en la renovación del máximo órgano de gobierno de la institución. La mediación de Hernández de Cos fue intensa en los momentos previos a la renovación del consejo de gobierno porque Nadia Calviño se negó en rotundo a establecer cualquier tipo de pacto con el Partido Popular.
La vicepresidenta económica alegaba en defensa de sus intereses que el PP no era el más indicado para solicitar acuerdos institucionales dada la cerrazón de Feijóo a poner término a la crisis del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). De Cos trató de ejercer un papel de «hombre bueno» ante la responsable directa de la política económica que, no en vano, es quien ejerce la tutela sobre el Banco de España. La negativa de Calviño y su afán por cubrir a su antojo las dos vacantes motivó que la plana mayor del regulador movilizará todos sus resortes hasta tocar a la puerta de Moncloa y, más concretamente, al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.
El gobernador aprovechó su antigua relación con Bolaños, quien en sus años mozos ocupó el cargo por oposición como letrado en el Banco de España. Cocinero antes que fraile, el ministro más cercano a Pedro Sánchez se hizo cargo de la situación creada y asumió las negociaciones en primera persona con la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, no sin antes persuadir a Calviño para que aceptase una fórmula mixta de nombramientos. De esta forma, Calviño se salía con la suya de colocar a su mano derecha en lo más alto de la entidad y el PP salvaba la cara designando a un representante de los dos que, en buena lógica, le correspondían.
Inquietud en el Banco de España
El gozo se ha ido al pozo en cuanto se ha conocido el historial particular de Antonio Cabrales, cuya reputación profesional está fuera de toda duda, pero eso no impide que su designación en nombre del PP suponga un extravío en los momentos de polarización e incertidumbre política que se viven en España. Su dimisión alimenta todavía más la inquietud en el Banco de España, que ha funcionado estos últimos años como una perfecta balsa de aceite después de la crisis sufrida como consecuencia de la última y controvertida reestructuración bancaria. La etapa anterior con Miguel Ángel Fernández Ordóñez (‘MAFO’) dejó una herida profunda en la reputación institucional del Banco de España que Hernández de Cos se ha encargado de suturar desde el primer día que tomó posesión del cargo en junio de 2018.
Ahora la cuestión que se plantea en el caserón de la Plaza de Cibeles consiste en descifrar si la vicepresidenta se ‘apiadará’ del PP para retomar una negociación exprés que resuelva la renovación del consejo de gobierno en el Consejo de Ministros. O, por el contrario, aprovechará la vacante de Cabrales para cerrar el nombramiento de otro de sus colaboradores directos en nombre del PSOE. Cabe pensar en que Bolaños vuelva a abrir la mano con una nueva ronda negociadora con el PP. Sabido es que segundas partes nunca fueron buenas, pero esta vez el primer intento ha resultado ciertamente nefasto para todo el mundo, excepto para Nadia Calviño.