Indignación en las grandes empresas del Ibex con Garamendi por la polémica de su salario
Consideran que, lejos de unir fuerzas, el presidente de la CEOE ha puesto nuevamente en el foco a los empresarios y ha dado más argumentos a sus críticos
Un buen puñado de empresas del Ibex 35 están muy descontentas con la gestión que el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, ha realizado de la crisis mediática generada por la subida de su salario y su situación laboral al mando de la patronal. Grandes compañías con las que ha hablado THE OBJECTIVE critican el manejo y la mala imagen que ha dado del sector empresarial en plena oleada de recursos contra los impuestos del Gobierno a la banca y las eléctricas.
De esta manera, consideran que lejos de unir fuerzas contra estos impuestos, Garamendi ha puesto nuevamente en el foco a los empresarios y ha dado todos los argumentos posibles a la fuerzas políticas que llevan meses atacando al sector. El presidente de la CEOE intentó quedar como víctima de una campaña en contra de los empresarios, pero por el contrario, solo consiguió dar más munición a sus críticos, y con ello arrastrar a todas las empresas.
En noviembre, Garamendi fue reelegido como presidente de la CEOE con un 83% de los votos, después del amago de disidencia entre sus bases y la presentación de la candidatura alternativa de Virginia Guinda, apoyada por la patronal catalana Foment. Finalmente, la sangre no llegó al río, fundamentalmente por el apoyo de las grandes empresas presentes en el selectivo español, que se decantaron por apoyar al dirigente vasco, pese a no estar del todo conformes con su gestión.
Polémica salarial
Este diario ya explicó que estas grandes compañías le pidieron a Garamendi que uniera todas las voluntades dentro de la organización y que, por encima de todo, elevase el tono y plantease una oposición férrea ante las arremetidas populistas del ala socialista del Gobierno y los ataques de Unidas Podemos a las grandes empresas. Precisamente por ello, ha sentado tan mal entre estas compañías la última polémica del salario. Llega en el peor momento y -consideran- ha sido muy mal gestionada.
El 8 de febrero, Economía Digital publicó que la junta directiva de la patronal aprobó hace dos semanas hacer un contrato laboral a su presidente, tras años facturando como autónomo. Este ajuste se hizo al mismo tiempo que se dio luz verde a una subida salarial del 8,5%, superior a la del SMI que criticó la patronal y al 3% anual de los propios trabajadores de la CEOE. Así se elevaba su salario desde los 350.000 a los 380.000 euros anuales.
Un día después (el 9 de febrero) fuentes de la patronal apuntaron en algunos medios que la subida se había hecho efectiva en estos términos, pero que se trataba de una actualización del salario correspondiente a dos ejercicios. Además, se indicó que se aprobó con «prácticamente la unanimidad de los directivos». Respecto de su regularización, indicaron que el objetivo era ajustar sus condiciones laborales «en base a la legislación actual» y evitar inspecciones laborales.
Garamendi responde
Sin embargo, hasta el 15 de febrero -una semana después de que estallara la polémica-, Garamendi no respondió públicamente a estas informaciones. Y lo hizo de la peor manera posible. En declaraciones a Antena 3 el presidente de la patronal aseguró que las críticas contra su retribución eran parte de una campaña de descrédito contra los empresarios. «Esta semana me ha tocado a mí», llegó a decir, y las comparó con «cuando dicen que hay una violación y la chica iba en minifalda«. Volvió a insistir, además, en que la CEOE es una entidad privada y que la decisión sobre su salario estuvo aprobada por la junta directiva.
Horas después, pidió perdón en La Sexta: «Posiblemente no era el ejemplo más claro. Sabes el respeto que tengo por todo lo que significan estos temas… Si a alguien le ha molestado, le pido disculpas», dijo. Aunque esto no fue suficiente para frenar los ataques de sus detractores que, desde las redes sociales y sectores políticos, le pusieron en el punto de mira. Tampoco pudo frenar la indignación de las grandes empresas y de diferentes sectores del propio tejido empresarial.
En primer lugar, las críticas apuntan al retraso en su respuesta. Una semana es mucho, en especial si en medio se da tiempo a todos los ministros del Gobierno a utilizar la polémica como arma arrojadiza contra los empresarios y las empresas. Garamendi se vio obligado a reaccionar, pero lo hizo tarde y mal. Por descontado, el ejemplo de la minifalda fue nefasto, en unos momentos en que estos temas son sumamente sensibles. Pero además las grandes empresas con las que ha hablado este diario no entienden que incluyera gratuitamente a todo el sector bajo el mismo paraguas.
Banca y eléctricas
Creen que no tiene sentido decir que lo de su sueldo es parte «de un ataque a los empresarios», porque realmente se trata de una polémica dentro de una organización privada que, si bien es cierto que representa a las empresas, en este caso está en el ojo del huracán por sus manejos administrativos, que en nada competen a sus asociados.
Sin embargo, lo peor es la coincidencia de la polémica con el anuncio de esta semana de las patronales de la banca y de las eléctricas recurriendo los impuestos extraordinarios del Gobierno en vigor desde el 1 de enero. El 15 de febrero, la Asociación Española de Banca (AEB) y la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) impugnaron ante la Audiencia Nacional el tributo de Hacienda y un día después la Asociación Española de Empresas de Energía (Aelec) enviaba un comunicado anunciado un recurso similar.
BBVA, Santander, CaixaBank, Popular, Iberdrola, Endesa, EDP y Repsol -que también ha confirmado que recurrirá- en plena acción contra los impuestos del Gobierno, mientras el líder de la CEOE, la patronal que les representa a todos, está atrapado en una polémica estéril con su sueldo y además dando argumentos a los críticos. Se considera que, lejos de hacer piña en esta causa común -la más importante en estos momentos para las grandes empresas-, su presidente solo se haya dedicado a echar más leña al fuego en la polémica.