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Socimis agrícolas, ¿el futuro para rentabilizar los campos de la España vaciada?

Las socimis se benefician de no tributar por el impuesto de sociedades a cambio de repartir como mínimo el 80% del beneficio proveniente de rentas en dividendos

Socimis agrícolas, ¿el futuro para rentabilizar los campos de la España vaciada?

Tierra agrícola en Navarra. | Europa Press

Armanext, asesor de socimis en Euronext y BME Growth, cree que el futuro de la España vaciada pasa por trasladar el éxito de estas sociedades inmobiliarias al sector primario. La firma lleva cerca de un año y medio intentando impulsar un cambio legislativo para que estos vehículos puedan invertir en activos agrarios. Concretamente, plantean reformar el artículo 2 de la Ley 11/2009 de las socimis para que estas sociedades puedan invertir en terrenos y bienes inmuebles de naturaleza agrícola dedicados al arrendamiento, siguiendo el camino de otros países de nuestro entorno. 

Sin embargo, el camino para conseguir esta modificación no está siendo nada fácil. «Estuvimos siete meses intercambiando información técnica con Agricultura. Después de muchos intentos, ya nos mandaron a Hacienda», reconoce Antonio Fernández, presidente de Armanex, al tiempo que considera que las citas electorales de este año podrían retrasar esta modificación. «Aunque es una cuestión que puede abanderar cualquiera», afirma Fernández.

Las socimis se benefician de no tributar por el impuesto de sociedades a cambio de repartir como mínimo el 80% del beneficio proveniente de rentas en dividendos a sus accionistas. De esta forma, se garantiza una ganancia a los accionistas. En este caso, se trataría de ofrecer la oportunidad de que las socimis puedan, al igual que hacen figuras análogas de otros países de nuestro alrededor, invertir en terrenos y bienes de naturaleza agrícola que estén dedicados al arrendamiento. 

Para ello, como afirman desde Armanext, tan solo sería necesario eliminar la categorización exclusiva de bienes urbanos del artículo 2.1.a) de la Ley 11/2009, de 26 de octubre, por la que se regulan las Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario. Por el momento, el balón está en el tejado del Ministerio de Hacienda, concretamente en el de la Dirección General de Tributos.

Los fondos se interesan en el campo

Al margen del interés de las socimis, lo cierto es que el sector agrario está en el foco de la inversión. La compraventa de fincas rústicas ha marcado un nuevo máximo con 13.926 propiedades en noviembre, el mejor dato desde 2008. En medio de un escenario de incertidumbre económica, la inversión en tierras sigue siendo considerada por muchos la forma de refugiar el capital.

El 93,2% de los propietarios de las fincas rústicas en España son personas físicas, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística (INE). Las sociedades mercantiles apenas representan el 2,6% de las explotaciones y el 11,5% de la superficie agraria. Sin embargo, poco a poco el sector va captando el interés de los fondos de inversión, que fueron grandes protagonistas en el sector el año pasado, tal y como contamos en THE OBJECTIVE.

«Los fondos están invirtiendo en agricultura, también fruto del cambio de hábitos de consumo, donde cada vez se consume menos carne y se buscan mas alimentos veganos, ecológicos», explicaba recientemente Regino Coca, fundador y CEO de Cocampo en declaraciones a este diario. Todo este tipo de especialización fomenta que el agricultor tenga que desarrollar nuevos cultivos o producirlos de forma diferente y «por eso crece el interés por el sector». 

Rentabilidad del 5%

Armanext asegura en el informe ‘Las socimis salen al campo’ que las socimis tienen que obtener una rentabilidad para quienes participan en esta inversión. «Se estima, como hipótesis inicial, que la inversión en las tierras debería tener una rentabilidad mínima del 5%», destacan.

Desde esta asesoría consideran que este vehículo de inversión podría mejorar la profesionalización del sector y generar empleo introduciendo cultivos más rentables, mejorando la tecnificación de la agricultura e incrementando las rentas agrarias. No hay que olvidar la posibilidad del acceso a fondos europeos vinculados al cambio climático o a la sostenibilidad.

Sin embargo, no es un camino exento de riesgos, ya que actualmente hay una gran competencia exterior para el sector con Marruecos, Holanda, Turquía y Argentina como grandes actores agrícolas. Además, España adolece de déficit de estructuras hidráulicas y se necesitan fuertes inversiones en mejora tecnológica.

No obstante, España es la séptima potencia agroalimentaria a nivel mundial. Un sector muy atomizado con 914.871 explotaciones agrarias y con una baja rentabilidad y tamaño de las exportaciones. El 58% de los productores solo genera el 3% de la producción. «Los fondos, tanto nacionales como internacionales, han mirado a España porque tenemos un campo muy rico y productivo, especialmente en la parte agrícola», apunta Coca. Además, el cambio de hábitos en el consumo se dirige hacia una demanda cada vez mayor de producto agrícola y ecológico, lo que potencia el atractivo. 

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