Contratar una hipoteca se hace cada vez más difícil: la cuota se lleva ya el 29% del sueldo
En solo un año, como consecuencia de un euríbor desbocado, el porcentaje del salario que se exige en los nuevos préstamos para vivienda escala cuanto puntos
Contratar una hipoteca cada vez se hace más imposible para muchas familias y ciudadanos. La escalada abrupta del euríbor como consecuencia de las subidas de los tipos de interés oficiales por parte del BCE, unido a los mayores requisitos exigidos por los bancos para prestar dinero, han disparado hasta el 29% el dinero del salario que se tiene que destinar en un primer momento para el pago de la cuota por este tipo de préstamos.
Según los datos recabados por THE OBJECTIVE en un informe reciente de BBVA, el esfuerzo hipotecario ha escalado en 2022 cuatro puntos porcentuales. Este indicador mide la parte del salario que requiere un crédito para la adquisición de la vivienda y a finales de 2021 estaba en mínimos de poco más del 24%.
Esta situación está llevando a que esté creciendo el porcentaje de compraventas de inmuebles sin hipotecas y que las operaciones se efectúen a tocateja, sin necesidad de endeudarse. Casi seis de cada diez no implican la firma de un préstamo.
Los bancos han tenido que adaptar los precios rápidamente y modificar toda la política comercial como consecuencia del meteórico despunte del euríbor tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, en febrero de 2022. Desde entonces, el indicador ha pasado del terreno negativo hasta rozar el 4%, nivel en el que se encuentra ahora y que podría superarse si finalmente el BCE prosigue, como se prevé, con las alzas en el precio oficial del dinero en mayo y en junio con el fin de contener la inflación.
Los bancos piden ya un tipo del 3,56% por las hipotecas
La tasa que aplican las entidades en las hipotecas ha aumentado del 1,50% de diciembre de 2021 al 3,56% de febrero de este año, con lo que se ha más que duplicado. Con ello, las cuotas exigidas se han incrementado y han provocado que la variable del esfuerzo requerido haya escalado significativamente en un periodo de tiempo corto.
El servicio de estudios de BBVA explica en el informe que el porcentaje del salario necesario para abonar el préstamo para la adquisición de un piso está medido sobre la primera cuota media de un inmueble de unos 94 metros cuadrados.
Este mayor esfuerzo está provocando que el boom que se produjo tras la pandemia se dé por terminado y que en la recta final de 2022 y los comienzos de 2023 la actividad hipotecaria se esté desplomando. En febrero, el volumen descendió un 2% en términos interanuales. Y tanto el sector financiero como el inmobiliario pronostican nuevas caídas para los próximos meses.
BBVA, por ejemplo, estima que a lo largo del presente ejercicio la concesión de hipotecas descenderá en torno a un 30%. Una caída que vendrá motivada por la menor capacidad de los ciudadanos para hacer frente a los costes de una adquisición de un inmueble y la pérdida de una parte importante del ahorro embolsado durante la pandemia.
Los datos del Banco de España indican que solo en los tres primeros meses de 2022, los depósitos de las familias han bajado en 21.000 millones de euros. Una cantidad que no solo obedece al encarecimiento de la vida por la escalada de precios, sino también la búsqueda de productos de inversión que rentan más que las imposiciones a plazo en las entidades, como son las Letras del Tesoro. Solo en enero, en plena cuesta de enero, los depósitos cayeron en 13.000 millones de euros.
El esfuerzo para el pago de una hipoteca es incluso más significativo en el caso de los préstamos antiguos, es decir, aquellos que ya estaban formalizados con anterioridad y que siguen vigentes. En este caso, el porcentaje del salario que se tiene que destinar al pago de las cuotas se calcula que roza ya el 40%. Hay que tener en cuenta que las hipotecas variables otorgadas han subido un 40% y que el importe mensual sobrepasa los 1.000 euros de media.
Con este nivel se supera los criterios de riesgo que los reguladores colocan como saludable para una financiación. Es decir, cuanto mayor es el porcentaje mayor es el riesgo de impago. Las reglas sitúan la tasa de esfuerzo en un 30% como máximo para que el crédito no sea peligroso para los bancos y también para los titulares del mismo.