Las empresas españolas logran reducir la deuda exterior al menor nivel en 18 años

A finales de 2022, las empresas españolas habían contribuido a reducir la deuda neta de la posición de inversión internacional, hasta situarse en el 60,5% del PIB, el nivel más bajo en 18 años. Esto sucedió gracias al avance del Producto Interior Bruto y, asimismo, al importe positivo de las transacciones financieras con el exterior y a los efectos valoración también positivos.

Así lo constata el Banco de España en su último Boletín Económico de este viernes, titulado, La Balanza de Pagos y la Posición de Inversión Internacional de España en 2022, en el que se destaca, además, que la inversión directa de España en el exterior y la del exterior en España ya han recuperado los niveles previos a la pandemia, lo que refleja el elevado dinamismo del sector de las sociedades no financieras. Sin embargo, remarca el Banco de España, «este nivel es todavía elevado en comparación con los países de nuestro entorno y sobrepasa ampliamente el umbral de alerta de desequilibrio macroeconómico que establece la Comisión Europea».

Según el economista Javier Santacruz, esta reducción de la deuda neta empresarial «se debe al buen comportamiento de las grandes y medianas empresas en el extranjero, donde sus negocios son firmes, lo que a la postre es positivo para la contabilidad de las cuentas públicas desde un punto de vista de «notoriedad», y también «a través del impuesto de Sociedades».

La ratio de la deuda neta de las inversiones de las empresas -señala el informe al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE– supone ya el 60,5% -hay que tener en cuenta que estaba hasta en el 100%-, como resultado principalmente del avance del PIB nominal, pero también, y aunque en menor medida, por el saldo positivo de la cuenta financiera y de unos efectos valoración positivos en términos netos, debido esto último a un descenso del valor de los pasivos mayor que el de los activos.

El saldo del turismo recupera los niveles prepandemia

Este documento del Banco de España señala que, si bien en 2022 la capacidad de financiación de la economía española disminuyó, debido en gran medida al deterioro de la balanza comercial energética, y sin embargo, por el contrario, el saldo de los servicios evolucionó favorablemente, en especial el del turismo, que recuperó niveles previos a la pandemia.

Respecto al saldo de servicios, apostilla el texto, registró un superávit (5,8% del PIB) mayor que el déficit comercial; y fue
especialmente notable la evolución del turismo, mientras que el saldo turístico continuó la recuperación iniciada en 2021, llegó a superar el nivel de 2019 y alcanzó el máximo nivel de la serie histórica. En términos de porcentaje del PIB, esto ha supuesto que el superávit turístico se situaron en 2022 en el 3,7%, igual que en 2019. La razón de la positiva evolución de los ingresos, que se situaron en niveles prepandemia (a pesar de que el número de turistas no lo ha hecho), se debió al incremento de los precios y a la entrada de turistas con una mayor capacidad de gasto (así lo indican García Esteban, Gómez Loscos y Martín Machuca).

Por otra parte, los pagos por turismo aumentaron notablemente, aunque siguieron en niveles inferiores a los de 2019. El mejor comportamiento de los ingresos frente a los pagos se encuadra en el contexto de recuperación más lenta de la economía española respecto a los niveles prepandemia en comparación con el conjunto de la Unión Económica y Monetaria (UEM).

Atendiendo al área de contrapartida, casi la mitad de los ingresos por turismo provinieron de la zona del euro (véase el gráfico superior). Dentro de esta, los turistas procedentes de Alemania y Francia representaron más del 50% de los ingresos y recuperaron los niveles de 2019. Por su parte, Países Bajos y Bélgica registraron incrementos cercanos o superiores al 20% en comparación con los datos de 2019. Los indicadores económicos también ha detectado que en 2022, y fuera de la zona del euro, el Reino Unido recuperó su peso en el total de los ingresos por turismo (20%), mientras que los demás países europeos no euro y los del resto del mundo perdieron peso (especialmente Asia, un 40% inferior a los datos de 2019).

La deuda exterior neta de la nación

Asimismo, el volumen de transacciones de la inversión del exterior en España, según el principio direccional, alcanzó los
32,3 mm de euros en 2022, importe que duplicó el observado el año anterior (16 mm) y que fue cercano a los niveles de los años prepandemia. Además, estas transacciones se materializaron, principalmente, en el incremento de las participaciones en el capital de las sociedades residentes y, adicionalmente, a diferencia de los últimos tres años, de la deuda de las empresas españolas frente a las empresas del grupo no residentes.

Por otra parte, la deuda externa bruta de la nación también se corrigió hasta el 175,7% del PIB (17,7 puntos porcentuales menos que el año anterior), gracias casi exclusivamente al crecimiento del producto. La economía española continuó asumiendo nuevos pasivos frente al exterior, aunque los fuertes efectos de valoración negativos, resultado de las subidas de los tipos de interés que menguaron el valor de los títulos de deuda, lo compensaron en su totalidad.

El desglose del Boletín del órgano regulador, por sector institucional, muestra que únicamente los sectores financieros monetario y no monetario, excluido el Banco de España, presentaron una posición acreedora neta (del 1,8% y del 23,9% del PIB, respectivamente), que se redujo en ambos casos en 2022. Por el contrario, las administraciones públicas, el sector privado no financiero y el Banco de España presentaron una posición deudora neta que ascendía, al cierre del año pasado, al 39,6%, al 27,9% y al 18,9% del PIB, respectivamente, lo que supone unas cifras más moderadas que las de 2021 en todos los casos.

En el caso de las AAPP -destaca el informe del que son autores Pana Alves, Patricia Jiménez Martínez, Gregorio del Portillo Miguel y María Isabel Simón Gil.-, «este nivel de endeudamiento neto frente al exterior ya es inferior al registrado antes del comienzo de la pandemia. Además, la deuda externa bruta de España se redujo en 2022 hasta el 175,7% del PIB, lo
que supone 17,7% menos que el año anterior, como resultado casi exclusivamente del avance nominal del producto».

Saldo comercial de bienes

En términos de volumen -indican los estudios del Banco de España-, la deuda externa bruta descendió solamente en 2,3 mm, hasta los 2.332,1 mm, y alcanzó su máximo histórico en el primer trimestre de 2022. Esta evolución fue consecuencia de la asunción neta de nuevos pasivos (124,3 mm), que se vio totalmente compensada por unos efectos valoración negativos (–126,6 mm) debido fundamentalmente al descenso del valor de los títulos de deuda (–135,5 mm) asociado al incremento de los tipos de interés.

Hay que tener en cuenta -subraya el Boletín del IIT de 2023- que la vulnerabilidad que supone el elevado endeudamiento externo de la economía española se ve mitigada por la composición de los pasivos, ya que un 52% y un 11% corresponden, respectivamente, a la deuda del sector público (AAPP y Banco de España) y a la asociada a la inversión directa, cuyo riesgo de refinanciación es comparativamente más reducido. Adicionalmente, «la gran mayoría de los pasivos frente al exterior -sostiene- está emitida a largo plazo, a un tipo de interés fijo y denominada en euros. Por lo tanto, todos estos factores reducen el riesgo de refinanciación, el riesgo de tipo de interés y el riesgo de tipo de cambio», apunta.

Finamente, por área geográfica, y en cuanto al déficit comercial -señala el BdE-, el deterioro del saldo comercial de bienes entre los años 2021 y 2022 derivó de un mayor déficit frente a países no europeos (que se duplicó), mientras que el superávit frente
a países europeos se incrementó significativamente (+47%). Asimismo, las exportaciones totales de España mostraron un mayor dinamismo que las de la zona del euro, mientras que las importaciones crecieron a menor velocidad.