Taylor Swift contra el efecto Messi: los americanos siguen viendo 'su' fútbol
Mientras la MLS acumula glamour gracias al argentino, las primeras jornadas de la NFL baten récords de audiencia
Lionel Messi ha caído como una bendición en la liga estadounidense de soccer (como llaman por allí a nuestro fútbol de toda la vida). Está hinchándose a marcar goles, pero eso es casi lo de menos. Los medios, incluso algunos tan especializados en el dólar como Busines Insider, alucinaron con la lista de celebrities que acudieron a verlo jugar en su visita a Los Ángeles: desde el príncipe Harry, Leonardo DiCaprio y Lebron James, a Liam Gallagher, Selena Gomez o Gerard Butler.
La NFL, la liga de «su» fútbol (ese en el que los jugadores van más acorazados que Robocop), echó a andar el mes pasado. Supuestamente, a la sombra del argentino, en realidad no ha tardado en demostrar que, en el mercado local, su poderío está por encima de cualquier fenómeno advenedizo. Es más, consciente de que la mejor defensa es un buen ataque, tiene entre ceja y ceja su expansión internacional.
Pero, por si acaso, primero ha anotado un touchdown (su equivalente al gol) emocional para demostrar que aún domina el core patrio de su negocio. Si la MLS acumula famosos alrededor de Messi, la NFL arrasa en el corazón de los americanos con La Famosa del momento: la cantante Taylor Swift. Otro clásico del dólar, Fortune, ha escrutado pormenorizadamente la proeza que la ha sentado en lo más alto de la pirámide de la industria del ocio: su reciente gira ha sido la primera en superar los mil millones de dólares en entradas. Regatéate esa, Leo.
Estos días, sin embargo, su imagen en los estadios trabaja paradójicamente desde el perfil de espectadora. Sus fotos animando a los Kansas City Chiefs son la comidilla del todo EEUU, pero su pasión no es estrictamente (o no solo) futbolera, sino que tiene su verdadero origen (como no podía ser de otra forma) en el corazón: está enamorada de uno de los jugadores del equipo.
La escena es más genuinamente americana que aquellos fritos de maíz del anuncio. El amor entre la chica más guapa con el deportista ganador lidera la clasificación de tópicos de la adolescencia nacional, casi obligatoria en las high schools. Además, Kansas está en todo el corazón del Medio Oeste, esa región de trumpistas que tanto desprecian los snobs de ambas costas… y de Europa, por ejemplo.
The Guardian hace un interesante análisis del asunto titulado «Taylor Swift is upgrading Travis Kelce’s fame – and the NFL loves it». Matiza que Kelce también es una gran estrella, pero reconoce que, «hasta hace unas semanas, cualquiera que no siguiera de cerca el fútbol americano tendría dificultades para reconocerlo, a pesar de que el jugador de 33 años ha sido vital en tres de las últimos cuatro últimas Super Bowls [la gran final de la NFL, el espectáculo más visto del año en la televisión estadounidense], ha protagonizada notorias campañas publicitarias nacionales para Bud Light y las vacunas del coronavirus y presentó Saturday Night Live este año». Es más, añade con ironía británica el artículo, «los aficionados de la NFL descubrieron lo famoso que no era Kelce una vez que comenzó a salir con Taylor Swift». Y la liga, encantada, claro.
Por aquí ya comentamos los aspectos más rosas del asunto. Por ejemplo, que Taylor aparece en las gradas acompañada por la madre del muchacho, ¿su protosuegra? Y, de postre, pueden disfrutar por acá el lado amargo del mismo subgénero culebronero: la ruptura de la anterior Pareja de América, formada por el (por supuesto) estrella del fútbol americano Tom Brady y la (por supuesto) guapísima top model Gisele Bundchen. Tom se acaba de retirar. Y se ve que, a rey muerto…
Volviendo al menos romántico terreno del dólar, también comentamos en estas páginas la legendaria capacidad de la NFL para convertir en oro todo lo que toca, hasta los autógrafos. Y cómo su comisionado Roger Goodell, algo así como el reverso luminoso de Rubiales, la ha elevado a la enésima potencia.
Los últimos datos confirman que la inercia está lejos de agotarse. Las dos primeras semanas de competición han registrado los mayores índices de audiencia desde 2016, con una media de 17,5 millones de espectadores por partido en la televisión lineal y las plataformas digitales.
Un récord que desmiente una supuesta decadencia. En su balance de la pasada temporada regular, Brad Adgate advertía en Forbes que, «a pesar de su continuo dominio en los ratings», la audiencia de la NFL había disminuido: «En todas las fuentes de visualización, la audiencia promedio sumó 16,7 millones , en comparación con los 17,1 millones en 2021».
Pero, a continuación, matizaba que todo se debía a una cuestión técnica: «La razón principal de la ligera caída fue Amazon. Su cobertura exclusiva del Thursday Night Football» había reemplazado «el triple elenco de Fox, NFL Network y Amazon Prime de la temporada pasada». Asimilado el factor discordante, las vacas han vuelto a la senda del engorde imparable.
Hay NFL para rato, pues.
La MLS podría contraatacar propiciando un romance de Messi con la Novia de América. Pero el bueno de Leo quizá no esté muy por la labor. Además de su declarado amor sin fisuras por Antonela Roccuzzo, perspectivas de ampliación de familia incluida, las estadísticas de la NFL avisan de que el Travis Kelce mide 1,96 y pesa 113 kilos. El angelito.