No son los millones, son los expatriados los que explican la hegemonía 'startupera' de Barcelona
Casi dos tercios de los fundadores en la capital catalana son extranjeros, con ejemplos sonados como Glovo o Typeform
Vista de la Sagrada Familia, uno de los monumentos más importantes de la Ciudad Condal. | Europa Press
Una de las musas de la economía es el ranking. Analistas, inversores, corporaciones de primer orden, gobiernos y emprendedores buscan siempre las referencias atmosféricas que determinan el momento de forma de un país, un sector o una tecnología.
En torno a las empresas emergentes con cierta o mucha carga tech se construye un buen puñado de clasificaciones. Una de las más respetadas es la germana Startup Heatmap Europe, base que combina encuestas y datos oficiales para arrojar sobre el tablero decenas de indicadores (fondos levantados, presencia femenina en el emprendimiento, sostenibilidad) con la intención de dibujar la cartografía de la Europa dinámica.
España cuenta con cinco representantes en esta clasificación. Son, de mejor a peor puntuadas, Barcelona, Madrid, Valencia, Palma de Mallorca y Bilbao. Como es obvio, cada urbe muestra fortalezas y debilidades. Existe, por ejemplo, un apartado tan subjetivo como la popularidad, donde son los propios emprendedores los que confiesan desde dónde les gustaría dirigir su negocio si tuviesen la oportunidad de elegir.
Aquí domina Barcelona (tercer puesto), se defiende bien Madrid (11ª), progresan Valencia (33ª) y Bilbao (44ª) y se rezaga Palma de Mallorca (63ª). Otro aspecto dominante es la inversión. El dinero que levantan las startups de un hub determinado es el marcador de oro: el orden se repite en este caso tomando como referencia las rondas anunciadas durante los tres últimos años.
El Observatorio de Startups de Bankinter permite describir mejor este paisaje. En 2020, Barcelona levantó más capital que Madrid (483 millones de euros versus 360 millones); las tornas cambiaron en 2021 (2.504 millones en Madrid, 1.513 en Barcelona); y el dominio calatán regresó en 2022 (1.596 millones frente a 1.274).
Estas cantidades dependen mucho de quién protagonice las rondas: si, por ejemplo, las madrileñas Cabify y Devo levantan el mismo año, es más fácil que la balanza se decante a favor de la capital; igual que ocurriría a la inversa si las operaciones más sonadas proviniesen de Wallbox y Glovo.
Poder femenino
Una de las asignaturas pendientes del ecosistema es sumar referentes femeninos al bloque de la innovación. España cuenta con nombres consagrados como Pilar Manchón (Google), Lupina Iturriaga (Fintonic), Esther Rodríguez-Villegas (Acurable), Carlota Pi (Holaluz), María Benjumea (South Summit) y Almudena de la Mata (Blockchain Intelligence), pero necesita un bastidor más sólido.
Así lo evidencia el mapa: Bilbao destaca con un 17% de fundadoras de startups (puesto 14), Barcelona cuenta con un 14% (26), Madrid exhibe un 10% (45), Valencia cae hasta un anecdótico 6% (58) y de Palma de Mallorca ni siquiera hay datos disponibles.
La prueba del algodón
¿Qué mejor termómetro del tirón de una ciudad que averiguar cuántos expatriados fundan allí sus compañías?. España tiene ejemplos bien conocidos al respecto, pero no siempre la narrativa del clima amable, los costes laborales y el talento funciona con la misma eficacia en todas las latitudes.
Espectacular es, sin duda, el pedigrí barcelonés, donde casi dos tercios de los founders (62% del total) provienen de otros países. Esta realidad la acreditan los ejemplos de tres de sus gigantes: Glovo y Typeform las cofundaron respectivamente los británicos Sasha Michaud y David Okuniev y Letgo el argentino Alec Oxenford. Tal vez ahí resida, al fin y al cabo, la hegemonía de Barcelona en la España startupera: ningún otro lugar seduce con semejante fuerza al talento foráneo.
Ese porcentaje desciende en Valencia (45%) y Madrid (39%). Nada se sabe en la materia de Bilbao y Palma.
