Trabajo gastará en siete meses 68.000 euros en churros y bollos de la cafetería del ministerio
El valor del contrato supera los 92.000 euros. El suministro de siete meses contempla 28.000 chapatinas
La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, junto al actual ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá. | Europa Press
Las consignas dietéticas del exministro de Consumo Alberto Garzón no han llegado al Ministerio de Trabajo y Economía Social. El departamento que dirige Yolanda Díaz ha decidido apostar por la bollería, los churros y las porras a la hora del desayuno. Así, el ministerio ha adjudicado un contrato dividido en dos lotes para el suministro de productos de panadería y de bollería con destino a la cafetería-comedor situada en el edificio del complejo Nuevos Ministerios del Paseo de la Castellana, 63. A esa cafetería acceden funcionarios de otros ministerios.
El ministro Garzón, que ha dicho no a su fichaje por Acento después de múltiples presiones de sus compañeros de formación, ha sido especialmente combativo con el abuso de alimentos procesados y la publicidad que los anuncia. Durante su paso por Consumo, Garzón impulsó un real decreto para regular la emisión de publicidad de alimentos y bebidas no saludables cuando estaba dirigida al público infantil y adolescente.
El importe del contrato, solo para los próximos siete meses, alcanza los 68.000 euros. El valor estimado, que incluye prórrogas e imprevistos, supera los 92.000. El pliego de esta adjudicación realizada este miércoles, día 14, contempla el suministro, solo en los próximos siete meses, de 5.520 churros, 3.780 porras y 28.000 chapatinas. El contrato detalla un listado de los productos a suministrar en el que se incluyen palmeras glaseadas y más 3.400 croisants de mantequilla.
Cafetería compartida
Frutícolas Ateca, una empresa radicada en Ocaña (Toledo), ha sido la adjudicataria de este contrato del Ministerio de Trabajo y Economía Social. El próximo 20 de marzo finalizaba el suministro de productos de panadería y bollería para la cafetería-comedor de la sede central del Ministerio. El procedimiento del contrato ha sido el ordinario.
El ministerio señala que a su cafetería puede acceder solo el personal al servicio del departamento –en cualquiera de sus sedes–, sino también el personal de organismos públicos y entidades gestoras vinculadas al Ministerio de Trabajo y Economía Social. También indica que su cafetería es accesible para el personal de otros ministerios y «en correspondencia con ello, el personal del Ministerio de Trabajo puede acceder a los servicios de cafetería de los Ministerios de Transportes y de Transición Ecológica».
El departamento de Yolanda Díaz también ha licitado la contratación de los servicios de cafetería y comedor-autoservicio, en el
edificio de la Sede Central del Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe). Según se asegura en el pliego, el Sepe no dispone de medios humanos y materiales para atender la necesidad objeto del contrato, «por lo que se precisa la contratación externa de una empresa». El contrato está valorado en 347.000 euros.
Menú de cinco, seis y euros
El ministerio exige que los menús sigan las recomendaciones alimentarias dictadas por las organizaciones internacionales y nacionales y que el aceite, obligatoriamente, sea oliva virgen extra. «Los artículos deberán ser de primera calidad con indicación de clase, marca o distintivo acreditativo de esta cualidad y acreditando su peso», destaca. Además, señala que el precio del menú del día no podrá exceder de seis euros y el reducido, cinco. El especial tiene un precio de siete euros.
Que lo paguen de su bolsillo, como hacemos el resto de españoles!!!!!
Dejad que se sacudan moléculas y pesticidas a granel. Porque a votos nos nos desprendemos de ellos. Ya sólo nos queda el voodoo y la transgenia alimentaria. Antes de comenzar ceremonias con botellas de ron negro y cortando pescuezos a los gallos probemos lo transgénico. A ver cómo sale… que lo otro cuando se acaba la ceremonia debe de dar una pereza indescriptible ponerse a limpiar.