El muelle de Arguineguín, en el sur de Gran Canaria, que se había convertido en un campamento de primera acogida para los inmigrantes que llegan en patera, quedó vacío sobre las 22:15 horas del domingo, tres meses y nueve días después de haberse instalado, según ha confirmado a Efe la Delegación del Gobierno.
Por qué te lo contamos: con la salida de los últimos 27 hombres que quedaban en el muelle, el Ministerio de Interior da cumplimiento al requerimiento que le hizo el viernes pasado el Defensor del Pueblo, que le instó a desmantelar «de inmediato» ese campamento, en el que llegaron a hacinarse hace semanas unas 2.600 personas.
«Lo celebro, pero queda mucho por hacer», ha reaccionado a través de Twitter el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, que ha pedido varias veces que se cierre ese campamento, porque consideraba que su situación y sus condiciones eran «insostenibles». «No lo olviden: a nadie le gusta dejar atrás a la familia. Como aquellos canarios y canarias, nuestros antepasados, que se vieron obligados a dejarlo todo y a buscar otras orillas. Lo llevamos en el ADN. En Canarias no cabe la xenofobia»efe, ha añadido.
En principio, la intención de la Delegación del Gobierno es desmantelar el campamento a partir de este lunes por la mañana, ya que su función de proporcionar un lugar para las primeras 72 horas de retención y filiación la desempeñará ahora otro campamento, el de Barranco Seco, en las afueras de Las Palmas de Gran Canaria. No obstante, permanecerán en el muelle de Arguineguín algunas carpas que serán utilizadas como lugar de primera asistencia y cribado sanitario para quienes desembarquen de los buques de rescate a partir de ahora, han precisado las fuentes.
El muelle de Arguineguín es el principal punto de operaciones de Salvamento Marítimo en Canarias desde que la ruta migratoria atlántica dio signos de estar reactivándose, en el verano de 2019. Cruz Roja montaba y desmontaba allí un pequeño hospital y unas carpas cada vez que llegaba a puerto una patera, para ofrecer la primera asistencia sanitaria a sus ocupantes y proporcionarles un lugar donde cambiarse de ropa, comer algo y reponer fuerzas antes de que los trasladaran a un recurso humanitario.
Pero en agosto de este año la continua -y creciente- llegada de pateras ya provocó que algunos grupos pernoctaran por primera vez en el muelle, por falta de plazas en la red de acogida, y poco después, empezó a ser habitual que algunas personas estuvieran allí dos o tres días.
Para responder a la evidencia que mostraban esos hechos, Cruz Roja montó por encargo del Ministerio de Interior un campamento en el muelle que, en teoría, podía acoger a un máximo de 400 personas, cifra que se rebasó con creces al poco de estrenarse.
Conforme las llegadas se aceleraban (octubre y noviembre suman más de 12.000 rescates, con fines de semana de hasta 2.200), el volumen de ocupantes del campamento rebasó pronto los 1.000, luego los 1.500, incluso los 2.000… y marcó su techo en unos 2.600. Y, en paralelo, las 72 horas de estancia máxima en el muelle se convirtieron en días, a veces semanas. Human Rights Watch y el juez Arcadio Díaz Tejera han documentado testimonios de inmigrantes que pasaron en el campamento hasta 24 días, durmiendo sobre el suelo.
Las condiciones en el campamento de Arguineguín se degradaron hasta tal punto por el hacinamiento que los Ministerios de Interior y Migraciones se comprometieron a desmantelarlo en cuanto estuviera disponible Barranco Seco, centro de acogida temporal que entró en servicio el 18 de octubre, con capacidad para 800 personas.
Después de dos visitas de sus técnicos, el Defensor del Pueblo instó este viernes al Ministerio del Interior a desmantelarlo «de inmediato».