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Amando de Miguel

Sangriento cambio de guardia

Digo “sangriento” en los dos sentidos que puede tener en inglés. Por desgracia, las noticias sobre atentados suicidas se han convertido en algo rutinario de los países musulmanes.

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Sangriento cambio de guardia

Digo “sangriento” en los dos sentidos que puede tener en inglés. Por desgracia, las noticias sobre atentados suicidas se han convertido en algo rutinario de los países musulmanes.

Digo “sangriento” en los dos sentidos que puede tener en inglés. Por desgracia, las noticias sobre atentados suicidas se han convertido en algo rutinario de los países musulmanes. Son la expresión última de las luchas entre facciones ideológicas o religiosas. Pertenecen a un ambiente cultural en el que la persona no alcanza el valor y la dignidad que le damos en Occidente. El suicida de tales episodios muere matando de forma indiscriminada.

El atentado que recoge la impresionante imagen de uno de los heridos se produjo aprovechando la celebración de un fastuoso ritual introducido por los ingleses. Es el espectacular cambio de guardia y el arriado de bandera en la frontera entre Paquistán e India, que tantos turistas recibe. Ambos países se escindieron por razones religiosas una vez que los ingleses abandonaron el virreinato más esplendoroso de su imperio.

Los occidentales contamos con una larga tradición de atentados terroristas, pero han sido raros los de carácter suicida. En cambio, resultan corrientes cuando tienen lugar en países musulmanes o son perpetrados por islamistas fanáticos.

Nos encontramos ante un arma definitiva contra la cual no caben muchas intervenciones preventivas. Es imposible que la vida ciudadana pueda asimilar las medidas de seguridad diseñadas para las instalaciones militares o las centrales nucleares. En caso de hacerlo la vida de las ciudades se haría insoportable.

Otra conclusión decepcionante es que Paquistán sigue siendo un país artificial e inestable, incluso con fronteras mal definidas. Se diseñó por el arbitrismo de separar políticamente a los musulmanes de los hindúes. La fórmula no ha funcionado. Por si fuera poco, Paquistán e India han supeditado su ya problemático desarrollo a la pretensión de disponer de armas nucleares. Ese sí que es un símbolo del suicidio colectivo.

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