Otra oportunidad… ¿perdida, aprovechada?
«El desafío a la democracia liberal está planteado de forma similar en muchos países, aunque en el caso español la amenaza llega menos de esa derecha un tanto esperpéntica de Vox que de la izquierda que regresa a los años 30»
Dos citas electorales consecutivas en menos de un mes como las que estamos viviendo en España aportan oportunidades inhabituales a los ciudadanos, con esa doble ceremonia de depositar los votos en las urnas y unas semanas de por medio para reflexionar, analizar los resultados de los primeros comicios y las reacciones de los partidos políticos participantes y decidir si merece la pena mantener el voto en el mismo sentido o sería mejor cambiarlo.
Naturalmente, unas elecciones generales no son lo mismo que las locales, autonómicas y europeas, pero quienes concurren sí que son los mismos partidos, con propuestas complementarias en los diferentes planos geográficos y competenciales. Y, francamente, quien no haya percibido señales inequívocas de provocación en los partidos nacionalistas y de extrema izquierda, quien no haya analizado los gestos de pactismo con las fuerzas antiespañolas por parte de este PSOE de 2019 -que es el de Rodríguez Zapatero de 2004 revisado y mejorado-, quien no se haya alarmado ante la violencia creciente contra los candidatos de centro-derecha, ha estado demasiado distraído durante estas cuatro semanas. Culpablemente distraído, si votó a esas fuerzas izquierdistas y nacionalistas y mantiene su voto habrá ratificado que está de acuerdo con un proceso de destrucción del Estado y de reducción de las libertades, desde las personales hasta las económicas y sociales.
Quizá haya que ver como un consuelo que las mismas perspectivas son las que afrontan hoy los ciudadanos de muchos países europeos. El desafío a la democracia liberal está planteado de forma similar en muchos países, aunque en el caso español la amenaza llega menos de esa derecha un tanto esperpéntica de Vox que de la izquierda que regresa a los años 30. Pero esos matices son los menos importantes. Como hace 80 años, cuando la amenaza procedía a la vez del fascismo y del comunismo, hoy lo importante son las libertades que los extremistas de un bando y de otro desean fervientemente conculcar.
En España, tras los ambiguos resultados del 28 de abril, tenemos una primera oportunidad de corrección el 26 de mayo. Veremos ahora si un número suficiente de ciudadanos ha cobrado conciencia de lo que está en juego.