THE OBJECTIVE
Guillermo Garabito

La verbena de la Moncloa

«A Pedro Sánchez no le molesta el PP, sino Ayuso y por eso le está organizando una mayoría absoluta sin querer. De atacarla continuamente y de forma tan rastrera, cualquier día de estos la hacen mártir: Santa Isabel. Y para su sorpresa Madrid irá a ponerla velas en las urnas»

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La verbena de la Moncloa

Ballesteros | EFE

Madrid es todo lo que le falta a la izquierda, una ciudad donde nadie te pide el carnet, muchas ciudades. Madrid es dormir sobre un colchón viejo, sin necesidad de cambiarlo porque se duerme bien. La Moncloa, es otra cosa. Está en Madrid ya que en algún sitio tenía que estar, pero ya se ha encargado Pedro Sánchez de que aquello no se parezca al resto de ningún modo. En Madrid a Ayuso le salen los viandantes al paso (como cuenta Juan Fernández-Miranda) para darle las gracias y en Moncloa les pagan un extra a ministros y empleados como si fuesen figurantes de Berlanga para que cuando llegue Pedro Sánchez le aplaudan y Ábalos, emocionado, grite: «¡Presidente, todos somos contingentes, pero tú eres necesario!».

Madrid es ir a contracorriente, acordarse de la política sólo cuando pasas por la Carrera de San Jerónimo o cuando se acaba la cerveza. Madrid, es una greguería en el centro de España, una ciudad cachonda, que quiere que nadie duerma los sábados y que los domingos todos estén en el Rastro.

Así se explica esta obsesión enfermiza que tiene la izquierda con Madrid, que parece el último reducto donde no dirigen el guión y por eso son capaces de dinamitar España entera una mañana de miércoles en mitad de una pandemia con sus muertos con tal de intentar hacerse con el control de la capital. Porque Madrid es todo lo que no se puede permitir, que así en breve es un modelo de gestión alternativo para España: una economía con menos impuestos, en vez de con más, una administración donde en vez de criminalizar al ciudadano por defecto (hosteleros incluidos), se les apoya sin disimulo. Como siga insistiendo la izquierda, a Ayuso la van a terminar sacando en procesión los empresarios para rogar que no les cierren.

La moción la presentó Ciudadanos en Murcia, pero porque el PSOE está al borde de un ataque de nervios si no toma de una vez Madrid, si no saca de ahí a Ayuso. A Pedro Sánchez no le molesta el PP, sino Ayuso y por eso le está organizando una mayoría absoluta sin querer. De atacarla continuamente y de forma tan rastrera, cualquier día de estos la hacen mártir: Santa Isabel. Y para su sorpresa Madrid irá a ponerla velas en las urnas.

Es tanta la envidia que le están haciendo la campaña por contraste. Que Pablo Iglesias anuncie como un bombazo que deja la vicepresidencia del Gobierno para postularse como rival, sólo le da más votos a Ayuso. En un día le han dado el eslogan que estaba terminando de pulir, pero al que no se atrevía, Miguel Ángel Rodríguez: «Comunismo o libertad». Porque Madrid es eso exactamente, lo contrario a lo que quieren Pedro y Pablo, Iván, James Rhodes, Errejón, Monedero, Ferreras y demás ideólogos de la nada. Madrid es, como sigan insistiendo, ir a ponerle velas en las urnas a Santa Isabel.

Primero fue Jordi Sevilla, «que era el listo del partido», apuntó con guasa Girauta, escribió: «Será Gabilondo el Biden de Ayuso / Trump. Espero que sí». Y Rafael Simancas tildando a la presidenta de «peligro para Madrid». Y la ministra Montero, que hace un mes decía en Cataluña que votar era más que seguro, que cómo se le ocurriría si no a todo un ministro de Sanidad llamar a la gente a las urnas… y ahora dice que en Madrid es una irresponsabilidad y un peligro. Y luego llega Calviño –que era la única sensata que quedaba en Moncloa hasta que el jefe les obligó a tomar Madrid– y se suma a lo del dumping fiscal. En Podemos, ¡ay!, Monica García diciendo que «Madrid será la vacuna contra Ayuso». Comparar a la presidenta de Madrid con el virus que ha matado a 80.000 personas es quedarse muy a gusto. ¡Viva el feminismo electoral! Y ayer, para rematar, llegó Pablo Iglesias, porque ninguna de las mujeres que había en Madrid en su partido deben de ser capaces y anunció que se presenta «ÉL» para parar al fascismo en Madrid. Que más o menos lo que quiere disimular esta decisión es que si no se iba del Gobierno le iban a echar y de esta forma ha encontrado una excusa decorosa para salir y mandarle un recado a Sánchez de que la legislatura está en el aire y tiene pinta de que se acabará cuando a Iglesias le den la espalda en mayo.  Entre tanto, supongo, Ayuso pensará que ojalá la sigan poniendo de trumpista para arriba, mientras observa como el de Galapagar va a hacer campaña a Vallecas, que así es como se gestan las mayorías absolutas.

La izquierda está tan obsesionada con Madrid… Ese Madrid que «es oír gritar a una madre: ¡A ver si te pongo el culo como un tomate!», que escribió Ramón. Pero Madrid, tiene aire de verbena, por eso Pablo Iglesias armó ayer «la verbena de la Moncloa».

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