THE OBJECTIVE
Cristina Casabón

El apocalipsis es mental

«Si nos ponemos pesados sacarán los megáfonos para anunciar la alerta nuclear y disipar todo ajuste de cuentas, incluidos los inverosímiles presupuestos»

Opinión
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El apocalipsis es mental

El apocalipsis es mental. | Erich Gordon

Ahora que Joe Biden dice que «el armagedón nuclear está más cerca que nunca», nuestro gobierno ha adquirido 397 megáfonos de la empresa Teknoservice para alertar de un posible ataque nuclear. Dicen que este va ser el año del hambre y de la guerra energética, del gran apagón, del armagedón, el tsunami radiactivo, el año de la aniquilación y los misiles hipersónicos. Los analistas de riesgos hacen predicciones como fuegos de montaña, desde el Alto del León ya se empiezan a disparar catástrofes. Habría que decirles: queridos colegas, que eso tampoco es así. Si los rusos tiran la bomba atómica no pasaremos hambre y si pasamos hambre y frío será que no ha caído la bomba, de modo que no puede pasar todo al mismo tiempo.

Lejos quedan aquellas imágenes de la España preconstitucional en las que aparece Fraga con un bañador radioactivo entrando en las aguas contaminadas de Palomares (unas «aguas inofensivas», decían por la radio). Ahora es al revés, no hay accidente nuclear sino mucha visión apocalíptica y así nadie espera que el Gobierno tenga que solucionar la inflación, el paro y todo eso. Ya habéis oído a Sánchez: todo es culpa de la guerra de Ucrania y a lo mejor es que los españoles somos unos niños sádicos por pedir cuentas al Gobierno en medio de semejante escenario bélico. En todo caso, si nos ponemos pesados sacarán los megáfonos para anunciar la alerta nuclear y disipar todo ajuste de cuentas, incluidos los inverosímiles Presupuestos. 

«Cualquier parecido entre el discurso de Sánchez y la realidad es pura coincidencia»

El otro día estaba yo en la peluquería, y me topé con el pensamiento primitivo, mágico, del desastre nuclear. La peluquera comenzó su speech hablando de la guerra de Putin («¿por qué la ha tomado así con España?») y acabó hablando de Nostradamus. «¡Gensanta!, figúrate que predijo la muerte de la reina Isabel II, el fin de la monarquía británica y el calentamiento del Mediterráneo, la guerra de Putin… Todo junto, en 2022. Pero además, Nostradamus predijo la bomba atómica para 2023». ¿Fuerte, no? No sabemos qué fuman algunos para ver tan lejos, pero a la peluquera empezaron a entrarle calores y se tuvo que sentar unos segundos debido a una repentina taquicardia. Me ofrecí a traerla una hamburguesa del McDonald’s, que estaba en frente, y me dijo que por favor sin queso. 

Ya somos todos un poco como estos peluqueros intelectuales, mentalmente dependemos del drama y energéticamente de Putin así que vivimos al borde del apocalipsis, preparándonos para la tercera guerra mundial y leyendo con ansiedad el periódico mientras pagamos impuestos y facturas. España es el único país europeo que renuncia a la energía nuclear y se gasta el dinero en comprar megáfonos al primer toque de Biden, demostrando una exhibición de pensamiento primitivo parecido al de mi peluquera. Con un Gobierno que se dedica al pensamiento mágico no cuadran los Presupuestos y cualquier parecido entre el discurso de Sánchez y la realidad de la crisis es pura coincidencia. Este martes en el Senado seguía diciendo que somos la locomotora de Europa mientras acusaba a la derecha de retorcer la realidad. Dicen que el Gobierno acabará utilizando los megáfonos para anunciar el apocalipsis facha el día de antes de las elecciones, porque el juguete da para mucho. Lo único cierto es que habrá que pagar más impuestos para sanidad, para financiar los antidepresivos que nos ayuden a soportar la precampaña electoral, los anuncios de apocalipsis y las profecías de Nostradamus.

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