THE OBJECTIVE
Francisco Sierra

El gobierno es tri y trans

«Cualquier decisión que toma puede romper el equilibrio. El equilibrio interno y el externo. Tanto ERC como Bildu son más cercanos a Podemos que a Sumar»

Opinión
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El gobierno es tri y trans

Figuras del gobierno en un montaje fotográfico. A la izquierda Irene Montero, en el centro Pedro Sánchez y a la derecha Yolanda Díaz | Europa Press

Pocas veces un gobierno ha conseguido materializar en su propia esencia y composición su propio mensaje político. No es fácil que un concepto como coherencia sea tan ajustado a la realidad cuando se refiere a la incoherencia del gobierno de Pedro Sánchez desde su formación. Antes de ser gestado, Sánchez dijo que no podría nunca ser una coalición con Unidas Podemos. Hasta insomnio vaticinaba.

Finalmente, el gobierno fue gestado en un vientre alquilado en forma de coalición que se basaba en la sorprendente creación, no de un gobierno, sino de dos gobiernos dentro de uno. El más grande formado por carteras socialistas dependiendo lógicamente del presidente de gobierno, Pedro Sánchez. El otro, el más pequeño, con carteras repartidas por Unidas Podemos entre los suyos, dependiendo ilógicamente sólo del por entonces vicepresidente de gobierno, Pablo Iglesias. Ningún ministro de Unidas Podemos podría ser cesado unilateralmente por el presidente del gobierno.

A esta incoherencia genética tampoco era ajena el pacto de legislatura Frankenstein con independentistas cuyo objetivo principal era, y es, la división del país del gobierno al que apoyan. Nunca han renunciado a eso y en sus años de apoyo son los que de verdad más objetivos han conseguido del gobierno de ese país del que se quieren escindir. Desde traslado de etarras a indultos a condenados por secesionistas. Han conseguido algo tan surrealista para cualquier país de mundo, sea democracia o dictadura, como que el gobierno borre o rebaje las penas del Código Penal de las leyes que les castigarían si intentan de nuevo un golpe secesionista contra ese gobierno.

En este camino, el líder del asamblearismo total, de la elección democrática tras discusión y negociación, Pablo Iglesias, se cansó del juguete y designó por dedazo divino a Yolanda Díaz como la elegida. Como si hubiera sido votada y aclamada por las bases de la izquierda de la izquierda. Iglesias luego se pegaría la bofetada en las urnas en la comunidad de Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso lo trituró. Decidió entonces Iglesias huir a la tele para desde ahí dirigir esa parte del cielo que consideraba suya. La historia ya lo saben, nunca los herederos cumplen lo que quisieron sus mentores. Yolanda Díaz reconoce ahora que sufre mucho por su designación ‘in vitro’ de Iglesias. Pero ha conseguido unir a los que rechazaron unirse con Podemos. Desde los Más, a los Comunes y a los Compromís. Y eso ha enfadado todavía más a Podemos. 

Diaz se auto coronó hace unos días como la nueva ‘Napoleona’ de la izquierda de la izquierda. Lo hizo por aclamación personal de sí misma. Dice que quiere ser la primera presidenta de España. Cree que es la única que sabe SUMAR y para ello ha restado a Podemos. Y ese feo a Belarra e Irene Montero ha despertado de nuevo al ‘macho alfa’ de Iglesias, esa identidad que antes intentaba ocultar como los héroes de Marvel y que ahora ya televisa. 

«Ese feo a Belarra e Irene Montero ha despertado de nuevo al ‘macho alfa’ de Iglesias, esa identidad que antes intentaba ocultar como los héroes de Marvel y que ahora ya televisa»

Veremos como acaba esta orgía caníbal de una izquierda que sigue siendo la reina de la antropofagia. Una lucha total puede ser tan peligrosa que comprometa incluso el futuro presidencial de Pedro Sánchez que sabe que sus resultados no van a ser los que le regala el pseudo CIS de Tezanos. Necesitará más que nunca pactar. Ya lo ha hecho antes, pero ahora puede tener menores efectos.

Desde hace meses su gobierno no es bipartito. Es tripartito. Cualquier decisión que toma puede romper el equilibrio. El equilibrio interno y el externo. Tanto ERC como Bildu son más cercanos a Podemos que a Sumar. Y eso supone más concesiones y problemas. El sueño de Sánchez sería una Yolanda Díaz que agrupara todo el voto de la izquierda de la izquierda, pero sólo ese voto. Lo paradójico, y algunos avisan que muy peligroso, es que su amiga y aliada le siga «birlando» votos socialistas. De momento en este arranque de Sumar, algunas encuestas dicen que son más de 200.000 los votos socialistas que se han ido con Díaz. Y todavía estamos en el arranque de las elecciones del 28 de mayo, que tienen unas características muy especiales por cuestiones de cercanía local y autonómica. Esta lucha entre integrantes de Sumar y Podemos puede hacer perder al PSOE varios territorios autonómicos y bastantes locales. Por eso Sánchez piensa en su gobierno «tri» y en cómo le puede afectar esa lucha directa en las urnas. 

Porque además de «tri» su gobierno es «trans». Dos naturalezas y dos sentimientos distintos, a veces tres, y con un mensaje doble, y a veces triple. Mensajes que no solo difieren en el contenido, ya sea Ucrania, la ley de la vivienda, los perros de los cazadores o la ley mordaza. Sino que a veces provocan el enfrentamiento directo y hasta el insulto. Hasta la palabra comodín de «fascistas» para la oposición fue usada por Unidas Podemos para criticar la postura de los socialistas de reformar la impresentable le del ‘sólo sí es sí’.

No parece tener clara su naturaleza este gobierno, pero sí tiene claro su objetivo: sobrevivir a la lucha fratricida de la izquierda. Mientras tanto, Feijóo acaricia su gato.

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