THE OBJECTIVE
Cristina Casabón

Libros y multitudes

«En España, un 64,8% de personas lee por ocio; el 52,8% compra libros y el resto directamente van a ver la cola, a «hacer» cola en las grandes Ferias»

Opinión
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Libros y multitudes

Libros y multitudes

Observo el baño de multitudes en Barcelona, el baño de las multitudes lectoras de San Jordi. Ha venido la masificación y es la única forma de protagonismo que tienen a mano. Los afamados son los escritores de bestsellers, mayormente. Si Ortega estuviera vivo ya no hablaría de rebelión, sino de «sumisión de las masas» para describir la fiebre del lector de bestsellers. Pero me contengo, porque hay excepciones y quizás Pérez Reverte ha conseguido que el bestseller adquiera otra categoría en España. Se ha dicho que es el pionero del bestseller de calidad, por el cuidado de la prosa, la habilidad de jugar con la intriga y acción. Es famosa la polémica entre Reverte y Paco Umbral en 1999.

Umbral escribe que Reverte «no es un auténtico escritor» y que «un bestseller no es más que un tumor canceroso que le sale a la literatura». El pique sube de nivel, porque Reverte le escupe fuego: “Umbral mezcla las churras con las merinas para ir donde pretende y le duele: que la literatura de asunto es el cáncer de la verdadera literatura. Y luego va a firmar a la Feria del Libro y se encuentra con que Javier Marías está firmando con una cola de cincuenta mujeres encantadas —lo de las señoras es lo que más mortifica”. Son piques de otro tiempo, como de toreros antiguos. Luego tenemos el pique de qué es un clásico.

Andaba yo absorta en estos pensamientos —es un decir— en un restaurante del paseo de Gracia. Y no pude más que concluir que si un clásico es aquello que sobrevive a la prueba del tiempo, también lo es aquello que es
«digno de imitación». Umbral ha hecho escuela, pero era mejor columnista que escritor de novelas. Todo esto es asunto menor, porque la calidad de un producto se mide hoy por la afluencia e ingencia de las masas. De ahí que lo ‘bueno’ hoy sea lo mainstream. En España, un 64,8% de personas lee por ocio; el 52,8% compra libros y el resto directamente van a ver la cola, a «hacer» cola en las grandes Ferias. El 21 se llena de pronto el centro de Barcelona de lectores porque lo dice el calendario. Quizás el libro sólo congrega al gentío cuando previamente se ha convertido él en gentío, en vulgaridad.

«El ejercicio de la lectura requiere esfuerzo y la gente se ha pasado a TikTok. La cultura huye de las ferias, aunque idealmente es bonito descubrir que hay una afluencia viandante de lectores»

El ejercicio de la lectura requiere esfuerzo y la gente se ha pasado a TikTok. La cultura huye de las ferias, aunque idealmente es bonito descubrir que hay una afluencia viandante de lectores. Desde la terraza observo la masificación, el gentío se siente atraído por las colas, atraído por sí mismo, por la oportunidad de pertenecer. El problema de la influencia de Ortega es que uno acaba siendo un poco elitista. Hay dos tipos de españoles, los que van a comprar a las ferias del libro y los elitistas que han leído a Ortega. «No es la feria del libro, sino la
feria del ganado humano», decía Paco Umbral. La unanimidad o emociona o genera rechazo, hastío. Los mismos que están comprando libros estaban el otro día tostándose en la Barceloneta.

Son los mismos que después fueron a comer al Paseo de Gracia. Hoy todos van con un librito en la mano. Es un desfile, una cosa muy española. Como que las grandes Ferias del Libro las inició Fraga y ese era el plan.

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