El breve espacio en que no estás
«La izquierda clásica de Yolanda Díaz y el populismo de Pablo Iglesias no pueden entenderse, defienden estrategias distintas aunque coincidan en algunas ideas»
¿Hay espacio político a la izquierda del PSOE? Sin duda. Siempre lo ha habido: el PCE primero, IU después. ¿Este espacio es muy amplio? No, nunca lo fue, es entre menudo y diminuto. Hasta que llegó Podemos.
¿Es Podemos un partido a la izquierda del PSOE? Creo que no, está situado en otra órbita, en la del populismo y esta ideología no encaja en la clásica división, quizás envejecida, de izquierda y derecha. ¿Fueron Perón y Evita de izquierdas? ¿Los Kirchner? ¿Lo fue Chávez? ¿Y Maduro? ¿Lo fue Fidel Castro? No entraremos en el debate sobre esta cuestión de teoría (y práctica) política, consumiríamos demasiado espacio, dejémoslo para otra ocasión.
Sin embargo, a mi parecer, este es el núcleo de la actual disputa entre Yolanda Díaz y Pablo Iglesias para construir Sumar. Sólo parte de la disputa, claro, porque además hay intereses personales y así los pone de relieve constantemente la dirección del partido morado. No se puede humillar a Podemos, como sostienen, simplemente significa que no se puede humillar a Irene Montero, la novia del jefe, recordemos la gran etapa del cine negro norteamericano. Humillarla es relegarla en las listas electorales. También está una tal Belarra, que no se sabe muy bien qué pinta aparte de ser la acompañante de Montero cuando se queda abandonada en la bancada del Congreso.
En los partidos populistas el único que manda es el jefe, los demás deben permanecer callados y acatar sus órdenes, aunque este jefe se dedique a la televisión, algo insólito pero quizás con futuro. No hay división de poderes, hay unidad de poder y separación de funciones, ¿recuerdan los más mayores esta idea tan repetida en otros tiempos? Aquí sólo nos falta el NO-DO.
«La nueva política ha sido un falso espejismo y los nuevos partidos un fiasco»
Pues bien, se quieren juntar, por razones electorales, unos partidos de izquierdas capitaneados por Yolanda Díaz y unos populistas con Pablo Iglesias al frente, aunque en la sombra. ¿Es ello posible? Entre los de Yolanda están también algunos de confusa ideología como los secuaces de Colau (populistas aunque no lo sepan porque realmente saben muy poco) o los de Compromís, escorados hacia un nacionalismo valenciano que intentan disimular (sin conseguirlo). Más Madrid o Más País, ya no sé bien (o sea, Errejón), se ha ido acercando a los proyectos e ideas de la todavía actual vicepresidenta del Gobierno. Por último, IU, especialmente en su fracción PCE, es Yolanda Díaz en estado puro.
Realmente, una sopa de siglas bastante indigesta que si quiere tirar adelante debe unirse bajo una dirección única que sepa conjugar las diversas alas para que cada una añada sus distintos matices. En el fondo, debe ser una vuelta a la vieja IU. La nueva política ha sido un falso espejismo (no estaba aquí para quedarse, como decía el tópico) y los nuevos partidos un fiasco. Pero por lo menos IU podía llegar a los veinte y pico de diputados, algo es algo.
Creo que lo mejor para Yolanda Díaz es encabezar una formación de este tipo y lo mejor para Iglesias es mantenerse como líder indiscutible, y nada discutido, de su actual partido populista, alentando a los suyos por la televisión y esperando tiempos mejores, a su edad puede tener un poco de paciencia.
En conclusión, a mi modo de ver, oteando un largo plazo razonable, la izquierda clásica de Yolanda y el populismo de Pablo no pueden entenderse, defienden estrategias distintas aunque coincidan en algunas ideas. Ahora pueden aliarse por razones electorales pragmáticas (mientras escribo esta pieza todavía no ha sucedido pero cuando se publique quizás el acuerdo electoral ya se haya consumado) pero si es así el conflicto constante está asegurado, el agua y el aceite no se mezclan, dos gallos no caben en un gallinero.
«La jugada táctica de Sánchez ha hecho un triste favor a su vicepresidenta segunda»
La precipitada convocatoria electoral ha empeorado la situación, la jugada táctica de Sánchez ha hecho un triste favor a su vicepresidenta segunda. De aquí a diciembre podía irse formando Sumar, todavía hoy en proyecto, aprovechando la prevista debacle de Podemos en las elecciones del 28 de mayo. Era el momento propicio si todo se hacía con calma. Ahora están en el atolondramiento y pueden cometer cualquier error, de hecho la actual disputa ya lo es.
Si me pusiera en el lugar de los dos líderes optaría por seguir separados, no sé muy bien lo que será Sumar, pero para llegar a ser algo Podemos sobra, seguirá siendo Unidas Podemos con otro nombre, la izquierda (extrema, como diría Sánchez) no es populista, debe ser otra cosa o está condenada a no ser nada, a lo más flor de un día.
El espacio de izquierdas a la izquierda del PSOE es indefectiblemente corto, escaso y nunca puede ser populista. Debe tener más influencia que poder, tal como Yolanda Díaz ha ejercido sus funciones en el Gobierno de coalición. Que escuche una vez más la bella canción de Pablo Milanés El breve espacio en que no estás para recordar que en política hay que ser y hay que estar. Un partido no es una pareja frágil, no se puede mantener a los afiliados y a los votantes en la desazón de una constante incertidumbre.