THE OBJECTIVE
Tadeu

Feijóo el de los libres e iguales

Feijóo ha dejado claro que hoy por hoy es el hombre de la situación del constitucionalismo

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Feijóo el de los libres e iguales

Feijóo el de los libres e iguales.

La previsible, prevista y  hasta preprogramada derrota de Feijóo se ha convertido en la mejor noticia no sólo para los populares, sino para el conjunto de los que, no pudiendo ser nada mejor, son, somos españoles. Todas las dudas que se cernían sobre la capacidad de liderazgo del gallego, sobre su supervivencia política incluso, se han disipado en estas pasadas tres jornadas, que han supuesto un punto de inflexión en la política estatal: tanto si acaba ejerciendo de líder de la oposición dentro de unas semanas como si ha de volver al ruedo electoral pasadas las Navidades, Feijóo ha dejado claro que, hoy por hoy, es el hombre de la situación del constitucionalismo

No solo el 19% de los votantes del PSOE hoy lo investiría, según Sigma Dos: es que todo aquel que viva mal las concesiones y los peajes que habrá de pagar Sánchez a los independentistas para formar el llamado Gobierno de (¡hace falta valor!) Progreso, reconoce, al menos, en su fuero interno, que el planteamiento del líder popular de igualdad frente a la ley es —tanto monárquica como republicanamente— inapelable. ¡En su desempeño en la tribuna hasta ha conseguido que el apoyo de Vox no sea tóxico!

Claro está que el show macarril de Óscar Puente le ha ayudado en no poca medida: cuanto más voceaba el ex alcalde de Valladolid más sonoro se hacía el silencio vergonzante de Sánchez: el tiro les ha salido por la culata a las eminencias grises de Ferraz, portería de Moncloa. Al menos Sánchez podría haber subido al ring, como púgil bregado que es, capaz de encajar y darle al rival  en el bajo vientre a la menor ocasión. Pero Puente es una pura caricatura que dejaba en evidencia el sectarismo de la bancada socialista alzada en pie, en un ejercicio que rayana en el esperpento. Sólo les faltó corear: «¡Puente, Puente!» 

Al rehusar el cuerpo a cuerpo con el bufón del jefe, algo que lo habría rebajado hasta niveles barriobajeros, Feijóo pudo dedicarse a cosas más inteligentes: golpear en la mandíbulas de cristal de los nacionalistas vascos y catalanes, las mandíbulas de las izquierdas y, sobre todo, las de las derechas carlistas:  la de Junts, y la del PNV especialmente frágil: ¡qué complicado es ser de derechas de leyes viejas y de Dios en un bloque de Progreso! 

Y todo ello lo hizo Feijóo toreando como un diestro antiguo, sin necesidad de ponerse el pinganillo, sin aspavientos y con sorna gallega.

¡Qué buen gestor sería si tuviera buen señor! 

Tras una ronda inútil de consultas con el rey (¡si eso es arbitrar y moderar, que se reformen la constitución y el artículo 56  por una buena causa!), llega ahora el turno del ventrílocuo Sánchez, que es el turno de Puigdemont: ¿aceptará este el gato del Estatut recauchutado del 2006  por la liebre del imposible referéndum de secesión? ¿Se arriesgará a que no haya la amnistía que le permitiría concurrir a las autonómicas de 2025 y volver a ser presidente de la Generalitat, emulando —en versión Benny Hill— a Tarradellas?  O, bien, dado que el mundo y la prensa internacional por fin lo mira, ¿provocará  unas nuevas elecciones  generales que puedan encumbrar a Feijóo en el poder, convirtiéndose así en el hazmerreír de Waterloo para el  mundo mundial?

Apenas necesitará Feijóo los diez minutos que le tocan en el debate de investidura de Sánchez, de aquí unas pocas semanas: el tiempo ilimitado del candidato Sánchez se le hará a él, y a todos, eterno, entre tanta intervención en lengua vasca, en catalán y en gallego. 

Yo de Feijóo, pasaría palabra. Y que fuese Puigdemont el que, desde su cuenta X (qué bien encontrado el nuevo nombre de Twitter), anduviera glosando las intervenciones del candidato Sánchez desde Flandes, mientras clava su pica.

Coda 1) Sigue la cacería de brujos. Conforme pasan las semanas después del beso sísmico de Rubiales («¿Puedo darte un beso?» «Vale», lectura de labios dixit), y para regocijo chocarrero de las calceteras, se va armando la causa general contra el rubialismo, y andan rodando las cabezas, en una esperable venganza, propia del Terror post 1789.  ¡Ahora hasta De la Fuente podrá por fin abjurar de sus aplausos federativos en sede judicial…! Son tan grotescas las purgas, tan lamentables y estalinistas los procesos mediáticos, que uno no puede por menos de sentir cierta conmiseración por adelantado hacia los que habrán de declarar ante las justicia (¡Y cuántos quisieran que la venda en los ojos de los magistrados fuera mucho más gruesa!).

Coda 2) In Memoriam. Muere Mario Tascón inopinadamente por un ictus, injusticia divina para un hombre de mente tan preclara y tanta visión de futuro. Acababa de inaugurar una librería «imposible» en su Ponferrada natal. Tradición e innovación siempre en él. Y mucha nostalgia por un futuro que ya no podrá ser.

Coda 3) Herminio Rufino. Sic.

Cuestionario maldito a Óscar Puente:

  • ¿Fue suya y solo suya la idea de subir a la tribuna? – ¡Que te pego, leche!
  • ¿Volverá a ser el cuñado del PSOE en la investidura de Sánchez? – ¡Que te pego, leche!
  • ¿Usaba Sánchez el pinganillo para entender o solo para entretener?  ¡Que te pego, leche!
  • ¿Será ministro en el  Gobierno Sánchez II? – ¡Que te pego, leche!
  • ¿Volverá a ser el ganador de las elecciones a la alcaldía de Valladolid? – ¡Que te pego, leche!
  • ¿Por qué están usted y el partido tan encantados con el resultado de las elecciones? – ¡Que te pego, leche!
  • El partido socialista «es de los militantes», dijo usted. Y los militantes ¿de quién son? – ¡Que te pego, leche!
  • ¿Qué les diría a los que lo llaman el gorila del sanchismo?  – ¡Que les o los pego, leche!
  • ¡Pero si sabe gramática!  – Porque soy de Valladolí.
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