THE OBJECTIVE
Tadeu

Llamadme Ternera por mi nombre de guerra

«También en el documental hay una entrevista-coartada a una víctima que no sabía que lo era, en un caso prescrito. Justicia follonera con final feliz»

Opinión
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Llamadme Ternera por mi nombre de guerra

Llamadme Ternera por mi nombre de guerra.

No me llame Ternera, documental de Netflix España codirigido por Jordi Évole y Màrius Sánchez, inaugurará ‘Made in Spain’, ¡injusticia poética!, en el Festival de San Sebastián. Una serie de víctimas, e intelectuales que se lo sienten, han rogado (solo les ha faltado ponerse de rodillas, en un texto de muy mejorable factura) que desprogramen lo último de Évole, el conocido ventrílocuo follonero: un documental cuya pieza de resistencia (¡ojo al término!) es la entrevista al jefe de la ETA, conocido como Josu Ternera, en trámite de extradición a España, y para el que la fiscalía pide miles de años de cárcel por sus asesinatos, de mano propia, o por encargo. 

En el documental también hay una entrevista-coartada, según notas de prensa, a una víctima de Ternera que no sabía que lo era, en un caso prescrito. Justicia follonera con final feliz. De los centenares de otros asesinatos de ETA no prescritos, Ternera parece preferir no hablar… ni Évole preguntar.

El festival y su dirigencia han dicho, en claro estupro machadiano, que ni hablar de desprogramar: que el cine es arte, la vida es larga y el arte es un juguete. Y si la vida es corta, aguarda y siempre espera, que el arte es largo y, además, no importa. ¡Y que  gracias por el marketing!

La fiscalía de la Audiencia Nacional ha archivado la solicitud de retirada de la asociación Dignidad y Justicia, pues ella no hace «investigación prospectiva basada en las circunstancias (sic) de la persona entrevistada» y que, por lo tanto, «procede dictar decreto de incoación y archivo de las presentes diligencias, por no ser los hechos denunciados constitutivos de infracción penal alguna y no acceder a la petición interesada de visionado previo de la entrevista».  Sea.

En plata: esperará a ver el documental, como todo hijo de vecino, ya en San Sebastián, ya en casa vía Netflix, donde ese Ternera brinda una «dura e inédita mirada» a su trayectoria como jefe de la ETA.  No se haga nadie ilusiones por la propaganda de Netflix:  la mirada será blanda, y bastante conocida, y más bien bovina. Y que lo que se precise sean… escupideras y vomiteras.

Pero la censura previa, en este caso también y casi más que en ninguno otro, es un craso error, ¡demócratas! Que cuente Ternera su infame historia, nada hay que temer por ello, cuanto más hable mejor: y hasta una vez visionada la cinta, podrían abrirse algunas vías judiciales. A ETA hay que ganarle, en su crímenes y en su apología, en los tribunales. En los tribunales democráticos: y para que los haya hay que ganarle en las urnas. En todas y en cada cada una de las urnas… municipales, autonómicas, nacionales y europeas. Castigando electoralmente a los herederos de los verdugos, y también a sus ayudantes. A todos y a cada uno de sus ayudantes, aka sus coaligados. Así se puede y se debe escribir la Historia.

Coda 1) Gruñen: luego cabalgamos. Se suceden las rasgaduras de vestiduras de prohombres del socialismo español por la ley exprés de amnistía que se está cocinando en bambalinas. Y para aviso a navegantes, el PSOE de Sánchez (¿pero hay otro?) le ha cortado la cabeza a Nicolás Redondo hijo, que sale más barato que la del padre, que ya no está. Felipe, Guerra, Almunia y demás viejos guardias del socialismo histórico, así como los Pages y Lambanes,  barones disidentes, gruñen, se revuelven, y vuelven a la siesta. Quia. ¿Los veremos el 24 de septiembre acompañando en la calle a Aznar, el «golpista», según la portavocía del Gobierno de coalición en funciones?  En funciones, el Gobierno; la coalición funcionando. (N.B. Pero más importante es quién estará al lado de Alejandro Fernández).

Coda 2) Más leña al rubio. Rubiales dimite antes de que lo dimitan, y lo anuncia, escaldado, en la prensa anglosajona. Condenado ya por todos los tribunales (gubernamentales,  políticos, fiscales, mediáticos,  federativos, populares, ¡hasta Vox calla!) menos por los jurisdiccionales,  su pena de telediario, su letra escarlata, son ya cadena perpetua para él (y su familia). Sólo Woody Allen, otro condenado por la biempensancia, rompe una lanza por él, ¡y sólo él podría hacer la película «española» de su vida…!

Coda 3) El servicio. Los juntistas siguen jactándose públicamente, en previsible guion, de las concesiones que están obteniendo en las negociaciones para investir a Sánchez, que es invertir en Sánchez. Como lo más grave y gravoso suele siempre ser aquello de lo que no se habla y va en la letra pequeña, el servicio de la deuda promete ser histórica.

Cuestionario maldito a Ternera:

  • ¿De qué se arrepiente?   – De todo y de nada.
  • ¿Valió la pena? – Socializamos el dolor que nos infligían.
  • ¿Contra Franco vivían mejor? – No: para qué voy a decir lo contrario a estas alturas.
  • ¿Cómo encara su próxima cárcel en España? –  Con optimismo: “Libertad, amnistía y Otegi en Ajuria Enea”
  • ¿Declarará en euskera? – No sólo: la sentencia me la redactarán en euskera.
  • ¿Brindará con champán la investidura de Sánchez? – Agua con gas: me he quitado del alcohol y me he hecho vegetariano.
  • ¿Qué le ha dado Netflix? – Una suscripción de 2354 años, pero la he rechazado.
  • ¿Y Évole, qué le ha dado? – Nada, él a mí, nada…
  • ¿Y usted a él? – Dos orejas y el rabo en Sanse. ¡Por fin vuelven los toros al País Vasco…! Para que luego digan…
  • ¿Se siente un asesino? – ¿Y usted no?   
  • ¿Mirará a  los ojos a las víctimas cuando lo juzguen en España? -Si hay serie…
  • ¿Qué libro no recomendaría nunca?  La vida posible.
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